Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Silvio Rodríguez
Acabo de hablar con un compañero de la televisión, que me pedía uno de los
temas del concierto, para usarlo hoy en algo de la Cumbre de Panamá.
Explicándole que aún no había podido escuchar el sonido que salió en la
transmisión y que antes de dar luz verde debía revisarlo, me acordé del agudo
comentario del segund@citero Romeo el que no escribe, y
pensé que valdría la pena empezar esta nota explicando que autorizar a que un
concierto salga en directo al aire, al menos a mí me genera un conflicto
interno. Y no es por falta de facilidades de la televisión, con la que tenemos
muy buenas relaciones. Ha habido casos en que yo mismo he certificado el sonido
que la mesa nuestra le entrega al camión de la TV, pero cuando después lo ha
trasmitido la música se ha escuchado chillona, horrorosa.
Un compañero técnico del ICRT me dijo una vez que el criterio de
transmisión se hacía pensando en que la mayoría de los televisores de Cuba eran
rusos, con bocinas de pocos centímetros, que reproducen muchas frecuencias
medias y altas, y que por eso se cortaban las bajas. Además de dudar de que
actualmente la mayoría de los televisores cubanos sigan siendo rusos, a mí el
razonamiento de este compañero me pareció un despropósito, porque para una
bocina pequeña yo enfatizara precisamente las bajas frecuencias, para tratar de
compensar el diámetro que le falta a la bocina. Misterios de este mundo.
Pero, yendo a sustancia: Yo participé en la Cumbre de Mar del Plata, con
Chávez y Kirchner frente a Busch, la que acabó con el intento de imponernos el
ALCA y lanzó el ALBA. Hace apenas unos días no sabía que iba a participar en la
de Panamá, y hoy, ya en casa, puedo contar el vértigo en pasado.
No esperaba la invitación, pero dije que sí enseguida, como siempre he
respondido a este tipo de llamados. La verdad es que he defendido mucho que se
acabe el bloqueo. Si he sido soldado de algo, ha sido de eso. Primero por lo
injusto, por lo cruel, por el enorme daño que ha hecho al pueblo de Cuba y al
desarrollo del país. Y es que ha sido un bloqueo llevado a niveles exquisitos,
una tortura de tuercas que no han parado de apretar, lo que nos ha alimentado
el básico instinto de la supervivencia.
“Soy enemigo de mí, y soy amigo de lo que he soñado que soy”. Fue algo que
canté hace mucho, y aún suscribo.
Vaya si hay cosas más importantes que el sonido de un
concierto. Ese es uno de los mínimos costes que suelen tener estos grandes
eventos, donde los músicos acaso somos detalles de color en escenarios de
verdaderos dramas. Pero qué privilegio participar en un evento que resume verdades
trascendentes para millones de personas. Qué bien saberse parte de un esfuerzo
que honra a la Historia continental, la que testimonia el afán de justicia y
los puros deseos de que todo, aunque sea a pasitos, cada vez sea mejor.
Suscribo el discurso de Raúl, no sólo por respeto al
compañero octogenario que se ha jugado por su pueblo desde que era un
adolescente. Es que sólo dijo verdades. Así lo ratificará la Historia, como lo
hicieron varios presidentes, entre ellos Cristina, que me aguó los ojos cuando
dijo: “Cuba está aquí porque
luchó por más de 60 años con una dignidad sin precedentes, con un pueblo que
sufrió y sufre aún muchas penurias, y porque ese pueblo fue dirigido por
líderes que no traicionaron su lucha”. En ese
momento, como dicen que pasa cuando uno se muere, desfilaron en el recuerdo
situaciones extremas, vividas en todos estos años, rostros de conocidos y
desconocidos que cayeron en distintos frentes o se fueron luchando para que
llegáramos a un día como hoy… que no sé si logrará ser un fin o un comienzo,
pero sé que se va a recordar.
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