Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
La Cumbre Mundial, convocada
por la FAO, sobre la alimentación
realizada en 1996 en Roma, plantea que la seguridad alimentaria es el derecho
de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos, sin importar el
origen nacional de los mismos. Esta
definición, establece la apertura de los mercados internos de los países
atrasados e impulsa un beneficio para
las empresas é industrias de los países desarrollados. Esta orientación de la
economía expresada en la producción agropecuaria ha supuesto un fortalecimiento
sin precedentes del sector de los agronegocios a nivel mundial, mas no en la calidad
de los alimentos, provocando graves consecuencias globales en el plano social, ambiental y la salud pública.
Es así que en la actual coyuntura
mundial, existe una amplia discusión -fruto de la preocupación global - con
referencia a la crisis alimentaria, la crisis energética, la crisis
económica y la crisis ambiental. Todas
interrelacionadas.
También existe una fuerte presión
desde los intereses económicos de
algunos países y empresas que plantean la solución a la
crisis alimentaria en base a sus intereses. Plantean el aumento de la producción de alimentos, a través de semillas transgénicas, que soló rinden si van
acompañadas de herbicidas, insecticidas, fungicidas, etc., todos estos insumos
que son fabricados por las mismas
empresas semilleras y/o por sus socios.
Esta “crisis” alimentaria, desde la
perspectiva de estas empresas, implica a su vez el crecimiento sustancial de
los precios de los alimentos en el mercado internacional y su lógica
consecuencia del crecimiento de la frontera agropecuaria (por la oportunidad de
ganancias). Asimismo crece la demanda de energía (oportunidad para promover la
producción de agrocombustibles y biocombustibles). Este conglomerado de
causa-efecto representa una fuerte amenaza para la biodiversidad y al medio
ambiente en su conjunto.
Frente a la crisis alimentaria
mundial, en muchos sectores del mundo y también en Bolivia han surgido las
voces de las organizaciones campesinas é indígenas, así como de las
asociaciones de productores, instituciones de desarrollo, académicas, consumidores, etc. , que plantean la necesidad de establecer
políticas de Estado que prioricen la seguridad y soberanía alimentaria.
La seguridad y soberanía alimentaria
no es solamente la capacidad de generar suficientes alimentos para el consumo
interno, se deben brindar alimentos sanos, conocer en manos de quienes está la
producción de los mismos y cuáles son las variables externas (Bolsas de Valores
de Chicago y Rosario, por ejemplo) é internas (las estructuras de costos, el
contrabando, etc.) que influyen en los precios. Es esencial no perder de vista
que la seguridad y soberanía alimentaria se asienta en: el uso y acceso del
recurso tierra, uso de recursos genéticos y recursos hídricos. Su optimización
tiene que ver con el carácter de responsabilidad social y ambiental que debe
imperar en un modelo productivo sostenible.
En este contexto, las organizaciones
e instituciones abajo firmantes creemos que es importante aclarar lo siguiente:
1. Han surgido las propuestas del
sector del agronegocio relacionado con las exportaciones, en sentido de que la
biotecnología es una herramienta fundamental para el incremento de la
productividad en la lucha contra el hambre y por lo tanto proponen la
legalización de transgénicos para la siembra de soya, maíz y algodón
fundamentalmente. Esta posición ha generado un falso debate en torno al uso de
la biotecnología.
En realidad se pretende confundir a
la opinión pública con que la biotecnología es sinónimo de transgénicos. Nada más falso! La biotecnología se usa hace más
de 3.000 años cuando los asirios y sumerios fabricaban vino, quesos, y otros
derivados. Esa es la biotecnología de primera generación. Los transgénicos son una parte de la biotecnología
y no son sinónimo de la misma. Por lo
tanto nuestra oposición a los transgénicos no es una oposición a la biotecnología
en sí.
Por otra parte, éste tipo de
agronegocio local insiste en presionar al actual gobierno en liberar más eventos
de soya transgénica, autorizar el uso de maíz transgénico y de algodón
transgénico, coincidiendo con las tendencias globales del uso de transgénicos en
esos tres cultivos principalmente.
Queremos aclarar que el cultivo transgénico
no es sinónimo de mejor rendimiento. El
incremento de la productividad y por lo tanto de los rendimientos, está en función
a las siguientes variables: calidad de la semilla, buen manejo del cultivo,
suelos y principalmente el clima. Estas
cuatro variables inciden en el rendimiento del cultivo independientemente de
que el mismo sea transgénico o no. Lo
anterior demuestra que a los sectores del agronegocio no les interesa la seguridad y la soberanía alimentaria del
país sino más bien generar mayor ganancia a costa de provocar dependencia a estas
semillas patentadas y a su tecnología.
2. Nuestro país tiene más de 77
variedades nativas de maíz que se encuentran en todas las regiones, desde la
Amazonia al Chaco y desde el Altiplano a la Chiquitania. Bolivia tiene la mayor
diversidad genética del planeta en este cultivo seguido por México que cuenta
con 69 variedades. Autorizar y legalizar el uso de maíz transgénico generara un
desastre ambiental, social, alimentario y productivo para nuestro país, ya que
todos los bolivianos tienen como base de su alimentación al maíz.
La posibilidad de incorporar el maíz
transgénico en la agricultura boliviana viola la Constitución Política del
Estado, las leyes sectoriales aprobadas y vulnera las bases de la seguridad y
soberanía alimentaria subordinando las políticas públicas a los intereses del sector del agronegocio.
Nos preocupa que este tema se plantee
en el debate y que el gobierno no tenga una postura firme al respecto.
3. La ampliación de la frontera agropecuaria
en un millón de hectáreas anuales, supone la destrucción de enormes extensiones
de bosques tropicales ricos en biodiversidad y no aptos para la agricultura con
el propósito de subordinar más la agricultura nacional a los mercados externos.
Esto profundizara más el desabastecimiento y el aumento de precio de alimentos
para los bolivianos. Además esta ampliación supondrá mayores gastos como:
a)
Según la CAO se requiere 100.000 millones de litros de diesel, es decir que
los gastos en la subvención por el diésel soló para el desmonte representaran
más de 46 millones de dólares. Los mismos que tendremos que pagar todos los
bolivianos, para el beneficio del agronegocio dedicado a los cultivos de exportación como la soya, girasol, chía, sésamo, caña,
etc.
b)
La ampliación de Un millón de hectáreas suponen inversiones millonarias en
infraestructura, energía, subsidios, créditos, etc. ¿Quiénes se van a
beneficiar? ¿Qué se va a sembrar? ¿Hortalizas, tubérculos, granos,
frutales? No!!!. Se pretende sembrar
cultivos industriales destinados mayormente a los mercados internacionales, en
detrimento de la alimentación de los bolivianos.
c)
Miles de campesinos e indígenas están siendo expulsados del campo ante la imposibilidad de asumir estos
“ paquetes tecnológicos”
vinculados a la
producción de soya
transgénica y otros
productos del agronegocio.
d)
La deforestación de estas amplias áreas, afectará fuentes de agua, suelos y biodiversidad de todos los bolivianos.
4. Más del 51% de las importaciones,
corresponde al trigo, harina de trigo, arroz, maíz y papa. Dichos productos son los fundamentales para
la seguridad alimentaria de los bolivianos.
Hasta hace unos años, el consumo de arroz, el maíz y la papa, eran cubiertos
totalmente por la producción nacional. Es decir, existe un retroceso en la
producción de dichos cultivos, que se refleja en un déficit que no ha sido
abordado adecuadamente por el gobierno ni por los sectores productivos y ello
debe analizarse en dicha Cumbre a fin de tomar en serio la tendencia cada vez
mayor a la importación de alimentos, aspecto que incide en la economía
nacional.
La creciente tendencia a demandar
productos que no son de la producción de la agricultura familiar, sino de la
agroindustria, incide también en una disminución gradual del aporte de la
producción familiar. ¿Qué está haciendo
el Estado al respecto?
5. El modelo agrícola industrial
vinculado al agronegocio en Santa Cruz, es insostenible desde el punto de vista
ambiental, ya que ha erosionado más de
300.000 has de suelos productivos, contaminado fuentes de agua,
erosionando especies, expulsado poblaciones indígenas y campesinas.
Asimismo en el occidente el cultivo
de la quinua, es punta de lanza del agronegocio ya que se destina el 90% de su
producción a la exportación, por su alta demanda y sus precios atractivos que
también son establecidos en las bolsas internacionales, lo que motiva a una
ampliación de la frontera agrícola en un ecosistema muy frágil. Lo anterior
está generando graves impactos socioambientales en el altiplano boliviano,
dando lugar al desplazamiento de la actividad ganadera (camélido y ovino) y
agudizando los procesos de desertificación en los suelos.
Lo anterior nos muestra la
importancia que tiene un análisis profundo de lo que verdaderamente significa
la seguridad y soberanía alimentaria en Bolivia.
El debate debe estar centrado en el
fortalecimiento de la seguridad y soberanía
alimentaria y no en el fomento al agronegocio que solo
generan grandes ganancias a costa de mayor dependencia de insumos, afectando de manera
irreversible el medio ambiente, la salud pública y la economía nacional.
Santa Cruz 6 de Marzo de 2015
Plataforma Agroecológica
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