Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Julieta Paredes Carvajal
Cada vez
resulta más claro que la violencia de género no es un hecho casual, fortuito o
de mala suerte de las mujeres a quienes les tocó una pareja violenta. La
violencia hacia las mujeres es un hecho estructural; o sea, que la sociedad se
cimienta para su funcionamiento opresor sobre la violencia hacia las mujeres.
El patriarcado capitalista, colonial y neoliberal necesita matar, golpear, torturar,
disciplinar a las mujeres para que todo el orden establecido de poderes,
jerarquías, explotaciones, discriminaciones y opresiones funcione.
El Estado, en
tanto y cuanto no tenga políticas públicas claras, contundentes y con
presupuesto asignado, es responsable de este genocidio hacia las mujeres, hoy
denominado feminicidio. Creo por cierto que en algunos sectores del Gobierno
hay voluntad política para este cometido. Sin embargo no podemos hablar lo
mismo de las iglesias cristianas, donde está incluida la Católica. Las iglesias
son instituciones que se dedican a fomentar la violencia hacia las mujeres
desde sus propios principios patriarcales y machistas, expresados en teologías
que cotidianamente son echadas como látigos sobre las cabezas de las mujeres;
sus homilías dominicales son parte de este trabajo político ideológico
permanente de someter a las mujeres a los designios de los hombres, empezando
con Dios que también es hombre.
Las iglesias
se esfuerzan en pregonar la minusvalía de las mujeres, a quienes, según ellos,
hay que tutelarlas, pues se presume su inmoralidad a causa del pecado original.
Las mujeres para las iglesias cristianas somos infantiles, no razonamos y
estamos gobernadas por la voluptuosa naturaleza; no somos responsables de nuestros
actos. Por eso los hombres, padres, maridos, hijos, que son la razón y la ley,
deben controlarnos y tutelarnos y nosotras obedecer.
Estas mismas
iglesias, que pregonan la sumisión de las mujeres a los hombres, opinan sobre
el Gobierno y las políticas del Estado hipócritamente, diciendo que no hacen
política, que solo defienden al pueblo, la democracia y las buenas costumbres;
estas mismas iglesias decían que no había esclavitud entre nuestros hermanos y
hermanas guaraníes en el Parapetí. Estas mismas iglesias son las que manejan
grandes cantidades de dinero sin control del Estado; y a título de obras
sociales, caritativas hasta lavaron dinero de las armas para paramilitares en
Nicaragua, con el Banco di Santo Spirito en Roma. Hoy estas iglesias piden al Gobierno
boliviano rebaja casero, no quieren pagar los derechos de los y las
trabajadoras, pretenden además amenazar con cerrar sus obras. ¡Qué las cierren!
Así dejan de manipular a la gente que asiste a estas llamadas obras sociales;
así el Estado Plurinacional, que hoy según los datos macroeconómicos tiene
mucha plata, comienza de una vez a invertir en la gente y en el vivir bien,
real, poniendo en práctica y dándole sentido al Estado laico de la nueva
Constitución. Sin dioses en el cielo, ni patrones en la tierra.
y Twitter @escuelanfp
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