Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Farit Rojas Tudela
El rojo es
sinónimo de la palabra color. Es más, no es posible pensar en un color sin
pensar en el rojo. En la Roma antigua el dios Marte era representado de rojo y
se dice que la bandera de guerra romana era roja. Es lógico, se trataba de
recordar la sangre derramada en el campo de batalla.
Durante la
Edad Media el tinte rojo, elaborado con una sustancia que segrega el múrice (un
molusco que habita el mar Mediterráneo), era muy codiciado. Tener una
vestimenta de color rojo suponía lujo y derroche. Las novias por ejemplo se
casaban de rojo y no de blanco, como hoy. La ropa de color rojo era de domingo,
ropa para vestir en algún acontecimiento. Por ello, a partir del siglo XV el
Papa dejó de vestir de blanco y comenzó a hacerlo de rojo, además de toda la
simbología que acompaña este color: la sangre de Cristo, los cabellos del Sol,
etc. Lutero consideraba que vestirse de rojo era inmoral, y esto porque, para
él, Roma era Babilonia, y ambas se simbolizan con el color rojo del pecado.
En la Francia
del siglo XVIII colocar una bandera roja significaba que se había decretado un
estado de sitio y se prohibía la actividad política. La bandera roja
significaba también que la fuerza pública podía intervenir en cualquier
momento. En octubre de 1789, como una manera de afirmar que la revolución
estaba en curso, se mandó colocar banderas rojas en los cruces de camino. El
mensaje era claro, todos los derechos de la realeza se ponían en suspenso, era
un estado de excepción de los derechos del rey. En julio de 1791 cuando se
detuvo a Luis XVI, en Varennes, se ordenó izar a toda prisa una bandera roja,
era el fin de los derechos nobiliarios. La revolución francesa había encontrado
el color de su bandera: el rojo.
En 1848 los
franceses volvieron a hacer flamear la bandera roja como expresión de
revolución. Según el historiador Michel Pastoureau, la bandera roja casi pasó a
convertirse en la bandera de Francia, hubo muchos pedidos a favor de que fuera
así. Sin embargo, fue Lamartine, miembro del gobierno provisional francés,
quien defendió a la bandera tricolor francesa que conocemos hasta el día de
hoy.
Los
anarquistas inmediatamente convirtieron a la bandera roja en su símbolo. Para
ellos el rojo suponía el llamamiento a desarmar las relaciones de poder y
enfrentar al Estado y la propiedad privada. Los comunistas y socialistas
también izaban banderas de color rojo. A los comunistas se los conocía también
con el apodo de “el terror rojo”. No en vano la Rusia soviética y la China
comunista adoptaron a la bandera roja como suya.Se dice que todo Estado que
recuerda la revolución tiene por lo menos una franja roja en su bandera.
Interesante genealogía de la noción de revolución, anarquía, pecado y
socialismo en un color, y en una bandera.
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