Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Armando López Q.
Colocar el tema en los escenarios internacionales es, sin duda alguna, un gran puntal en la estrategia de la demanda marítima; se está debatiendo cada vez más, con características ascendentes, en las redes sociales y foros de opinión.
Con la finalidad de lograr efectos significativos de apoyo internacional, aplaudo que la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (DIREMAR), se movilice para socializar y explicar, si es posible impresionar (sugeriría yo) al público diverso, en Chile, Perú y donde haga falta; con exposiciones magistrales en foros y seminarios, con la exposición de los argumentos históricos que sustentan nuestra demanda marítima.
El mundo ha expresado su apoyo, inclusive al interior del mismo pueblo chileno, donde el número de ciudadanos que se declaraban contrarios a realizar concesiones marítimas a Bolivia ha disminuido significativamente. Según un sondeo de la Universidad Católica y de la consultora privada Adimark, publicado en noviembre del 2011 por el diario El Mercurio, sólo el 9% de ciudadanos chilenos se expresaban favorablemente en dar a Bolivia una franja de territorio para que tenga una salida al mar. El 2006 ese porcentaje era del 13% (durante la presidencia de Michel Bachellet).
Pero observemos la tendencia creciente en la última encuesta publicada por el mismo diario El Mercurio en abril de este año: el estudio realizado por Opina Resarch señala que el 76,2 por ciento de los ciudadanos chilenos cree que la demanda boliviana no tiene base jurídica sólida, pero hay un 32,2% que aceptaría la negociación para la cesión de una franja territorial a Bolivia, mientras que un 67,8 % estaría dispuesto a negociar con nosotros y darnos beneficios económicos y de acceso al mar. El dato relevante aquí es que el apoyo subió de un 13% en 2011, a un 32,2% a la fecha, producto de las acciones de socialización con las organizaciones sociales chilenas.
Con relación a la demanda, contrario a los que muchos esperaban, la base no es el Tratado de Paz y Amistad de 1904, sino que la fundamentación jurídica esbozada apuntó a “derechos expectaticios”. Dichos derechos están basados en las declaraciones unilaterales que crean obligaciones a los estados. En nuestro caso, Chile ha realizado varias declaraciones prometiendo otorgar una salida soberana o útil que solucione nuestro enclaustramiento marítimo. Entre algunos hitos considerados se destacan las conversaciones sostenidas por ambos países bajo los gobiernos de Gabriel González Videla por lado chileno (1946-1952) y de Enrique Hertzog por lado boliviano (1947-1949), el Abrazo de Charaña de 1975, encuentro bilateral entre los dictadores Augusto Pinochet de Chile (1973-1990) y Hugo Banzer en Bolivia (1971-1978) y la agenda de los 13 puntos iniciada bajo el gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010), que no dieron una definición precisa de nuestra aspiración, motivo por el cual la fundamentación jurídica se establece bajo estos elementos expectaticios
Con relación a este punto en nuestra demanda, hay al menos cinco pleitos internacionales que en el fondo sostenían un razonamiento similar: el Estatuto Jurídico de Groenlandia de 1935, el caso de Australia contra Francia (1974), el caso del templo Preah Vihear entre Camboya y Tailandia (1962), el de Libia contra Chad (1994) y el de Camerún contra Nigeria (1994). Estos antecedentes han fundado una jurisprudencia muy importante, por eso la CIJ no objetó en nada el documento presentado por nuestro país el 24 de abril, al contrario, al admitirlo lo calificó de “impecable”
En los próximos meses la CIJ se declarará competente, por más que los juristas chilenos pongan toda su maquinaria para que esto no sea así, y por más que aleguen que las declaraciones unilaterales no tienen efectos de derechos expectaticios. El proceso en la Haya, es el “principio” generador de múltiples posibilidades a futuro, más aún con la presencia boliviana en foros internacionales como el G-77, OEA, ONU, ALBA-TCP, Celac, MERCOSUR, Grupo Andino, Unasur, Cumbre Iberoamericana y otros, para el reconocimiento multilateral de la necesidad de resolver nuestra reintegración marítima con soberanía al océano Pacífico.
No nos dejemos convencer con algunos analistas repetidores de la vieja escuela vende patria, que a manera de menoscabar las acciones que lleva adelante el Presidente, tratan de distorsionar lo que en justicia debe ser subsanado por una integración latinoamericana, bajo el precepto de la agenda patriótica que es el reencuentro soberano con nuestra alegría felicidad prosperidad y nuestro mar.
“El mar nos está esperando
a poco tiempo del sueño,
sólo es cuestión de unos pasos,
esos que reprime el miedo,
vayamos, pues, a abrazarlo
como un amante que vuelve
de un tiempo que nos robaron,
ese que nos pertenece (...)” .
Luis Eduardo Aute - En “A por el mar”.
Fuentes:
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