Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
En La Realidad, Planeta
Tierra.
Mayo
del 2014.
Compañera,
compañeros, compañero:
Buenas
noches, tardes, días en cualesquiera que sea su geografía, su tiempo y su modo.
Buenas
madrugadas.
Quisiera
pedirles a las compañeras, compañeros y compañeroas de la Sexta que vienen de
otras partes, especialmente a los medios libres compañeros, su paciencia,
tolerancia y comprensión para lo que voy a decir, porque éstas serán mis
últimas palabras en público antes de dejar de existir.
Me
dirijo a ustedes y a quienes a través de ustedes nos escuchan y miran.
Tal
vez al inicio, o en el transcurso de estas palabras vaya creciendo en su
corazón la sensación de que algo está fuera de lugar, de que algo no cuadra,
como si estuvieran faltando una o varias piezas para darle sentido al
rompecabezas que se les va mostrando. Como que de por sí falta lo que falta.
Tal
vez después, días, semanas, meses, años, décadas después se entienda lo que
ahora decimos.
Mis
compañeras y compañeros del EZLN en todos sus niveles no me preocupan, porque
de por sí es nuestro modo acá: caminar, luchar, sabiendo siempre que siempre
falta lo que falta.
Además
de que, que no se ofenda nadie, la inteligencia de l@s compas zapatistas está
muy por arriba del promedio.
Por
lo demás, nos satisface y enorgullece que sea ante compañeras, compañeros y compañeroas,
tanto del EZLN como de la Sexta, que se da a conocer esta decisión colectiva.
Y
qué bueno que será por los medios libres, alternativos, independientes, que
este archipiélagos de dolores, rabias y digna lucha que nos llamamos “la Sexta”
tendrá conocimiento de esto que les diré, donde quiera que se encuentren.
Si
a alguien más le interesa saber qué pasó este día tendrá que acudir a los
medios libres para enterarse.
Va
pues. Bienvenidas y bienvenidos a la realidad zapatista.
I.-
Una decisión difícil
Cuando
irrumpimos e interrumpimos en 1994 con sangre y fuego, no iniciaba la guerra
para nosotras, nosotros los zapatistas.
La
guerra de arriba, con la muerte y la destrucción, el despojo y la humillación,
la explotación y el silencio impuestos al vencido, ya la veníamos padeciendo
desde siglos antes.
Lo
que para nosotros inicia en 1994 es uno de los muchos momentos de la guerra de
los de abajo contra los de arriba, contra su mundo.
Esa
guerra de resistencia que día a día se bate en las calles de cualquier rincón
de los cinco continentes, en sus campos y en sus montañas.
Era
y es la nuestra, como la de muchos y muchas de abajo, una guerra por la
humanidad y contra el neoliberalismo.
Contra
la muerte, nosotros demandamos vida.
Contra
el silencio, exigimos la palabra y el respeto.
Contra
el olvido, la memoria.
Contra
la humillación y el desprecio, la dignidad.
Contra
la opresión, la rebeldía.
Contra
la esclavitud, la libertad.
Contra
la imposición, la democracia.
Contra
el crimen, la justicia.
¿Quién
con un poco de humanidad en las venas podría o puede cuestionar esas demandas?
Y
en ese entonces muchos escucharon.
La
guerra que levantamos nos dio el privilegio de llegar a oídos y corazones
atentos y generosos en geografías cercanas y alejadas.
Faltaba
lo que faltaba, y falta lo que falta, pero conseguimos entonces la mirada del
otro, su oído, su corazón.
Entonces
nos vimos en la necesidad de responder a una pregunta decisiva:
“¿Qué
sigue?”
En
las tétricas cuentas de la víspera no entraba la posibilidad de plantearnos
pregunta alguna. Así que esa pregunta nos llevó a otras:
¿Preparar
a los que siguen en la ruta de la muerte?
¿Formar
más y mejores soldados?
¿Invertir
empeños en mejorar nuestra maltrecha maquinaria de guerra?
¿Simular
diálogos y disposición para la paz, pero seguir preparando nuevos golpes?
¿Matar
o morir como único destino?
¿O
debíamos reconstruir el camino de la vida, ése que habían roto y siguen
rompiendo desde arriba?
El
camino no sólo de los pueblos originarios, también de trabajadores,
estudiantes, maestros, jóvenes, campesinos, además de todas las diferencias que
se celebran arriba, y abajo se persiguen y se castigan.
...
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