Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Sobre el asesinato de la periodista Hanalí Huaycho
Por: Verónica Rocha
En la novela El país de las mujeres, la gran
Gioconda Belli narra las razones por las que se funda el Partido de la Izquierda Erótica
(PIE), que luego asciende al poder para ocuparse de defender los derechos de
las mujeres tomando, en la obra, decisiones bastante drásticas, como dejar a
los violadores enjaulados y expuestos para que sean humillados públicamente.
Ante la enorme crisis que se describe
en la obra, los protagonistas encuentran que la toma absoluta del poder es el
único mecanismo de lucha para acabar con los abusos al género femenino.
Es lindo poder introducir una idea a
partir de literatura o la fantasía, porque siempre es reconfortante soñar. Es
preocupante, eso sí, encontrar soluciones para problemáticas reales en la
escritura fantástica, porque eso quiere decir que estamos leguas más allá del
límite permitido para ciertos hechos que (des)hacen a la sociedad nuestra de
cada día.
Es cierto, también, que mucho se ha
(mal) utilizado ya el título de la famosa novela de García Márquez (en todas
sus variantes) para nombrar ensayos, historias, poemas, ¡hasta tuits!; pero es
aberrante saber que, sin variantes ni reparos de ningún tipo, lo que Hanalí Huaycho sufrió ha sido una
“muerte anunciada”, capítulo por capítulo.
Suena absurdo, pero no es alejado de
la verdad señalar que cada uno de nosotros fue personaje de alguno de los
capítulos de la trama que pasó la joven periodista asesinada; por acción u
omisión, como prefiera. Por eso nos duele, por eso nos involucra tanto a todos.
La muerte de Hanalí ha servido para
destapar varios secretos a voces que todos conocemos, desde que tenemos uso de
razón, sobre nuestra cultura y sociedad.
Todos de alguna forma han tratado de
movilizarse estos días para aportar con su granito de arena a la causa, sumar
al repudio, coadyuvar a la investigación, difundir la denuncia, participar de
la marcha, proponer políticas públicas, acciones de hecho o legislación sobre
el tema. Y todo ello es valioso y suma, siempre y cuando sea practicado
sostenida y cotidianamente.
Como todos, he presenciado estos días
varias manifestaciones de nuevos militantes de las causas femeninas, pero debo
rescatar a un par de mujeres que se han atrevido, como homenaje a Hanalí, a
contar sus historias de maltrato a la sociedad, como ejercicio de valentía,
como cambio de actitud real.
Y yo sé que lo hemos repetido durante
todo el pasado miércoles. Todos y todas nos hemos encargado de alzar consignas
y manifestar posturas concretas, por ello esta nota no es ninguna novedad. Pero
sí es una invitación a cambiar actitudes hoy mismo, mañana, pasado, cualquier
día; desde todos los flancos.
Una movilización
social/política/mediática constante es lo que necesitamos si queremos cambiar
las más profundas raíces de nuestra cultura patriarcalista, machista y
colonizadora.
Y, toca decirlo, no una movilización
política cuando se trata de violencia política. Ni un alto desplazamiento
mediático, cuando se trata de alguien del rubro comunicacional. Porque ahí
empezamos a darle más valor a la vida de una frente a la de otra. Ahí empezamos
nosotros mismos a reivindicarnos.
Como lo hace, con honestidad, la misma
Belli reivindicando el carácter femenino innato que nos hace amar a todas
nosotras y sentencia, en pleno ejercicio femenino: “a todos amo con un amor de
mujer, de madre, de hermana, con un amor que es más grande que yo toda, que me
supera y me envuelve como un océano donde todo el misterio se resuelve en
espuma”.
Y sí, es que así amamos las mujeres.
No lo olviden, varones, miren lo que nos están devolviendo. Y, sobre todo, no
olviden esa forma de amar, mujeres, especialmente cuando enfrentemos el espejo.
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