Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Eric Holt-Giménez y Tanya Kerssen
Dos campesinos más fueron asesinados
por fuerzas paramilitares la semana pasada en Honduras. Desde el golpe de
estado en 2009 más de 60 campesinos y líderes indígenas han sido asesinados.
Juán Peres y Willian Alvarado eran
miembros del Movimiento Campesino Recuperación del Aguán (MOCRA), organización
que busca proteger a las cooperativas campesinas de las apropiaciones de tierra
que se ejecutan en Honduras.
En un país donde el 25% de la tierra
agrícola productiva -la mejor tierra- ya es monopolizada por menos del 1% de
los agricultores, los “agro-oligarcas” hondureños desean apropiarse del 10% de
la tierra de Honduras aún en propiedad campesina (quienes constituyen el 70% de
los agricultores a nivel nacional).
Se puede comprender fácilmente su
voracidad. La demanda global de aceite de palma se ha triplicado, pasando de
dos millones a más de ocho millones de toneladas, en la última década. Debido a
las metas de combustibles renovables de EUA y Europa (que no pueden suplir su
propia demanda) se han abierto lucrativos mercados para los agrocombustibles.
Los inversores financieros consideran que la tierra representa un mercado de
$8.4 billones. La urgencia por conseguir tierra crece en todo el planeta y las
élites hondureñas no se quedarán atrás en su propio territorio. El Valle de
Aguán -donde fueron asesinados los dos campesinos activistas- es el escenario
de incesantes apropiaciones de tierra campesina.
Las mujeres también han sido amenazadas
-una forma de intimidar a familias enteras-. El 23 de octubre, 2012, Karla
Yadira Zelaya, vocera del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) fue
secuestrada a las 6:30am en una parada de bus en el área de El Carrizal. Karla
tuvo los ojos vendados mientras se le interrogó durante tres horas sobre la
dirigencia de MUCA; luego fue lanzada del carro.
Las comunidades Afro-Indígenas en la Moskitia también son
afectadas. Una carta enviada por Hank Johnson (congresista de Georgia) y otros
57 congresistas al Departamento de Estado y al Departamento de Justicia, el 25
de enero, solicita una investigación fidedigna de los asesinatos de civiles en
Ahuas, instigados por la DEA,
cuyas víctimas incluyeron entre otros a un joven y una mujer embarazada.
También señalan que Miriam Miranda, la dirigente Afro-Indígena/Garífuna que ha
denunciado un complot entre el gobierno y narco-traficantes en casos de
decomisos, ha recibido amenazas de muerte.
La población indígena y los campesinos
se encuentran atrapadas entre las apropiaciones de tierra y la Guerra contra las Drogas.
El 11 de mayo de 2012, cuatro pobladores indígenas, incluyendo un niño de 14
años, fueron asesinados en una redada anti drogas en Ahuas (Moskitia),
Honduras. Tres personas más fueron severamente heridas. Al menos diez miembros
de la DEA
participaron en esta misión como miembros de Equipo de Despliegue-Extranjero
FAST, unidad de la DEA
creada en 2005 en Afganistán. De acuerdo con el New York Times, los policías
hondureños que participaron en la operación del 11 de mayo informaron que ellos
obedecían órdenes de la DEA.
¿Cómo se convirtió la población pobre
de Honduras, que vive en vastas extensiones de tierra, en seres
“sacrificables”?
Esto no sucedió de la noche a la
mañana. El país ha sido militarizado por más de medio siglo, permitiendo a las
infames “diez familias” realizar negocios nacionales con impunidad desde la Guerra Fría. Durante
la guerra de Ronald Reagan en contra del gobierno Sandinista de Nicaragua en
los 1980s, vastas áreas de la zona fronteriza fueron ocupadas por EUA para
entrenar a “contras” que violentamente desplazaron a miles de campesinos.
Sin embargo, actualmente hay tres
nuevos elementos en juego, que han redefinido los intereses y aumentado los
abusos contra los derechos humanos en Honduras: La presión global por tierra
agrícola, las Guerras Anti Drogas y el Golpe de Estado de 2009.
El golpe que depuso al democráticamente
electo Manuel Zelaya, en junio de 2009, fue enérgicamente denuciado por los
gobiernos latinoamericanos. EUA suspendió temporalmente su apoyo al gobierno
golpista. En noviembre se realizó una elección ampliamente reconocida como
fraudulenta, permitiendo a la administración de Obama reanudar la ayuda. El
presidente Porfirio “Pepe” Lobo estuvo en Washington D.C. para fotografiarse en
octubre de 2011, en un intento por informar al mundo que Honduras estaba
abierta a los negocios. Él rápidamente impulsó la legislación a favor de la
inversión en agrocombustibles, turismo, silvicultura y minería, la cual aumentó
la presión sobre la tierra hondureña.
Honduras es un caso más en la epidemia
de apropiación de tierras (lo que el Banco Mundial suele llamar “adquisición a
gran escala de tierra”) que se extiende en el planeta. Cientos de miles de
campesinos y poblaciones indígenas están siendo violentamente desplazados para
instalar masivos proyectos de agrocombustibles, presas hidroeléctricas, molinos
de papel, minas de oro y centros turísticos. En muchos casos, comprar tierra es
simplemente un seguro para los inversores. Varían los estimados, pero entre 50
y 227 millones de hectáreas han sido apropiadas globalmente.
La diferencia en Honduras es que la
apropiación la ejecutan principalmente hondureños… La agro-oligarquía decidió
apropiarse de la tierra campesina en los 1990s. Las organizaciones campesinas
lucharon con recursos legales y estaban avanzando en sus reclamos por sus
tierras arrebatadas y resolviendo disputas, bajo la administración de Manuel
Zelaya. (Todo esto cambió bajo Porfirio Lobo, lo que sugiere que aplastar al
movimiento campesino que reclama su tierra fue una de las principales
motivaciones para el golpe de Estado de 2009).
El Congreso de Honduras ha encontrado
nuevas formas de facilitar tierra a extranjeros a través de la ley de las
llamadas “Ciudades Modelos”; grandes áreas de territorio privatizado gobernadas
autónomamente y reforzadas con inversión externa. En lo que muchos han llamado
un “mini golpe”, la segunda versión de la ley se aprobó después del despido de
cuatro jueces que decretaron inconstitucional el primer intento. Las “tierras
desocupadas” que buscan las “Ciudades Modelos” son los territorios ancestrales
de las comunidades Afro-Indígenas de Honduras. Un inversionista canadiense,
conocido como el Rey del Porno, debido a cómo hizo su fortuna, ha expulsado a
comunidades Garífunas quienes habitaban la inmaculada bahía de Trujillo, para
construir un embarcadero para barcos cruceros de turismo.
Las clases dominantes de Honduras han
podido ejecutar estas apropiaciones de tierra y de poder, principalmente
gracias a la remilitarización del país con la Guerra contra las Drogas. Desde hace más de una
década, la costa atlántica de Honduras es zona de libre tránsito para las
drogas, donde el tráfico, la economía y el control de los carteles han sido
disputados apenas tibiamente por la
DEA y los militares hondureños. Con el golpe, la base aérea
de EUA en Soto Cano, cerca de Tegucigalpa, recibió $25 millones para ser
renovada y dos bases navales en el Atlántico fueron expandidas. En 2011 el
Pentágono incrementó su gasto en Honduras en 71%, a $55 millones de dólares.
Desde entonces cinco bases militares han sido renovadas, expandiendo la
presencia militar de EUA en todo el país (el Gral. John F. Kelly, jefe del
Comando Sur de EUA hizo una visita a Honduras en enero de 2013). La
remilitarización de Honduras se ha acompañado de una próspera industria local
de unidades paramilitares, disponibles al mejor postor. Basta imaginar quién
tiene el interés -y el dinero- para comprarlos.
Esta situación ha provocado la llamada
“Guerra Contra los Campesinos”. La tierra que fue distribuida a los campesinos
en los 60s y 70s es actualmente usurpada violentamente. Generalmente
organizados en cooperativas, los campesinos desesperadamente tratan de
defenderse. Ellos han formado federaciones intra-regionales y “observatorios”
intentando protegerse legal y políticamente del deshaucio. Los líderes de estas
organizaciones campesinas son presa de los grupos paramilitares y de los
mercenarios contratados por los terratenientes productores de palma.
El silencio por parte de la
administración de Obama es posible, en parte, porque Honduras es un “país
desconocido” fuera del radar de la mayoría de estadounidenses. Disfrazar la
violencia de las apropiaciones de tierra con términos como “adquisiciones a
gran escala”, o la alusión a “formas de inversión” agrícola, sólo sirve para
distorsionar la realidad. El redoble de tambores de la Guerra Anti Drogas
silencia la violación de los derechos humanos en el terreno. Incluso los medios
de comunicación, al prestar atención únicamente a la Guerra contra el
Terrorismo, desvían nuestra atención del terror que sufren los campesinos
hondureños.
En estos días que se habla tanto de
salvar al mundo del hambre ¿por qué no se considera como primer paso proteger a
los campesinos que están siendo violentamente desalojados de su tierra?
Publicado en la página
Rebelión
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