Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por Rafael Puente
Por si tuviéramos pocos problemas pendientes -sin
contar la Cumbre ‘Río + 20’ y el 42º encuentro de la OEA, con las respectivas y
aparentemente contradictorias posiciones bolivianas-, en estos días se ha
puesto en movimiento una nueva marcha indígena protagonizada por las
comunidades de Mallku Khota (en el Norte de Potosí) y con el respaldo del
Conamaq, y por supuesto su meta es la ciudad de La Paz.
¿Qué plantean estos nuevos marchistas?
Fundamentalmente se oponen a la intervención de la empresa canadiense South
American Silver, con la que supuestamente el Gobierno estaría firmando un
contrato para la exploración -y eventual explotación, si no ¿para qué
explorar?- de las riquezas mineras existente en los alrededores de las lagunas
de Mallku Khota (los comunarios hablan de “lago sagrado”). Dicen que los planes
de dicha empresa -de explotación a cielo abierto- dañarían de manera
irreversible las aguas de la comunidad (que por lo visto son parte de la
cabecera de la Cuenca Amazónica y de la Subcuenca de río Grande, por lo que su
afectación traería implicaciones desastrosas no solamente para la zona cercana
y sus comunidades, sino para otros pisos ecológicos que dependen de la
protección que se brinde a esa cabecera de cuenca).
Por su parte el Gobierno ha reaccionado con más
aspereza que voluntad de diálogo, y no ha quedado claro si la arbitraria
detención de Cancio Rojas (curaca de Marca Sacaca, acusado caprichosamente de
haber tomado como rehenes a efectivos policiales) es parte de dicha aspereza;
todo esto a pesar de que el día 5 de este mes autoridades gubernamentales
habían garantizado a los comunarios el derecho a la protesta.
Inevitablemente nos asaltan varias preguntas: después
de aprobada la nueva Constitución ¿sigue vigente la normativa minera promulgada
por Gonzalo Sánchez? ¿Dónde quedan el Estado Plurinacional y su soberanía
económica si la experiencia de San Cristóbal se va a repetir una y otra vez? El
nuevo Estado Productivo ¿va a seguir insistiendo en la vieja economía
extractivista? Es que los derechos de la Madre Tierra no sólo van a ser
violados en el TIPNIS, sino en cualquier escenario que se presente? ¿Dónde
queda la participación social?
Pero nuestra consternación se convierte en
desesperanza cuando escuchamos a los portavoces de dicha marcha que lo que
pretenden los comunarios es ser ellos mismos los que exploten las riquezas
minerales de Mallku Khota, y sabemos de sobra las consecuencias ambientales que
siempre han tenido y siguen teniendo las actividades de las cooperativas
mineras, que funcionan sin dios ni ley y que nunca han invertido un peso en
contrarrestar posibles daños ambientales.
¿Es que el lago sólo es sagrado cuando se trata de
una empresa transnacional, y deja de serlo cuando sirve a intereses de
comunarios organizados en cooperativa? Es indudable que éstos tienen mucho más
derecho sobre sus recursos que una transnacional canadiense, pero ¿no era que
ese derecho debe subordinarse a los derechos de la Madre Tierra? Hermanos del
Conamaq, no nos quiten las últimas esperanzas'
¿No se repite aquí la lógica perversa del caso
TIPNIS, donde se argumenta con “desarrollo” presente a costa de matar la vida
futura, y donde no pocos dirigentes que defienden a la Madre Tierra luego se
muestran dispuestos a violarla en aras de beneficios personales?
A todo esto, ya suficientemente preocupante, se suman
las maniobras de la empresa canadiense para dividir a los comunarios -motivo
suficiente para declararlos personas non gratas y pedirles que se vayan a
Toronto, y de paso que dejen de llamarse South American- e incluso el peligro
de militarización de la zona y de nuevos enfrentamientos entre pobres.
No vamos a esperar sensatez de parte de la South
American Silver, pero sí podemos esperarla de un Gobierno que representa de
manera especial a los pobres y a las comunidades indígenas, y que ha demostrado
que puede enfrentarse a intereses imperiales. Ukamau.
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el
Cambio de Cochabamba.
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