Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Un jefe de Inteligencia debe saber esto, no en vano es un hombre entrenado en armas
Por Jaime Iturri
Me presto el título de Alejandro Dumas (padre) al que sin duda le hubiera encantado la trama de esta historia. Leída la respuesta de Carlos Valverde a mi columna “Zapatero a tus zapatos”, y para que el exjefe de Inteligencia del gobierno del MIR (aliados de Banzer) se quede tranquilo, reconozco que soy moreno, regordete y tengo voz chillona. Pero eso no interesa a nadie.
Mi anterior columna buscaba llamar la atención sobre el curioso caso de una persona que comandando un grupo de asalto participó de un oscuro operativo policial en el que nunca se aclaró cómo dos prisioneros maniatados aparecieron muertos, y luego esa persona se dedica a escribir sobre otro caso donde mueren tres mercenarios en un violento asalto a un hotel. ¡Cómo hubiera adorado Borges este juego de espejos!
En su novela sobre Rózsa, Valverde dice que “… busca una aproximación a la verdad entre tanta histeria; entre tanta mentira, entre tanta impostura”. Bueno, entonces a predicar con el ejemplo y a responder una serie de preguntas sobre hechos que pasaron hace 20 años, pero que no quedaron en el olvido.
A ver Sr. Valverde Bravo: ¿Quién ordenó que se eliminara a los guerrilleros detenidos y maniatados, que ya no ofrecían ningún peligro ese 5 de diciembre de 1991? ¿Quién torturó y posteriormente asesinó al ciudadano peruano Evaristo Salazar?, ¿por qué arrojaron su cadáver en la Avenida del Poeta? ¿A quién estaba dirigido el mensaje? Y finalmente, pero no es una pregunta menor, ¿quién mató a Jorge Lonsdale?
Un jefe de Inteligencia debe saber esto, no en vano es un hombre entrenado en armas, escenarios y balas. No puede refugiarse en que la responsabilidad política la tienen el exministro Guillermo Capobianco o el expresidente Jaime Paz Zamora. No, lo que queremos saber es quién tenía la responsabilidad operativa en la toma de la casa de seguridad del CNPZ-ELN y, sobre todo, en el asesinato de dos guerrilleros. Y para mí todas las fichas cuadran, pero para saber si es cierto lo que he escrito pido a Valverde que aclare las dudas arriba señaladas.
Si Valverde da luz sobre estas interrogantes y dice todo lo que sabe cuando actuaba como agente, comenzaré a creer que busca aproximarse a la verdad y que quiere ser periodista. Mientras tanto seguiré pensando que su novela sobre Rózsa es un opúsculo creado para dañar a sus enemigos políticos. Un intento de mirar la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el suyo. Y quizá hasta pueda pensar que es una proyección psicológica, un intento de exculpar lo propio proyectándolo en otros.
Publicado en el periódico La Razón
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