Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Alberto L. Alemán Aguirre
Si Jesús naciera hoy aquí,
probablemente tendría problemas.
Belén no está en Israel,
sino que es un territorio palestino. Si su familia quisiera llevarle a
Jerusalén, simplemente no podría hacerlo. O tendría que hacer un complicado
trámite para obtener un limitado permiso israelí con el que podría cruzar una
impresionante barrera de concreto.
Este juego mental podría
sonar a broma, pero es la realidad que enfrentan los 35 mil habitantes de Belén
y los poblados aledaños de Beit Jala y Beit Sahur.
Situada apenas a unos nueve
kilómetros del sur de Jerusalén, la cuna de Jesús está en la primera línea de
la profunda y amarga división de dos pueblos que reclaman para sí el derecho y
la propiedad de esta tierra.
El pueblo está cercado por
la muralla de hormigón y concreto de siete metros de alto que en 2003 finalizó
el gobierno israelí y la cual es vigilada 24 horas al día por el Ejército.
Cuenta con sensores, cámaras infrarrojas y muchos otros dispositivos de alta
tecnología que la hacen prácticamente impenetrable. El único modo de cruzarla
es por el pasadizo habilitado por los militares.
La cerca de seguridad o
barrera de separación, como la gustan llamar las autoridades israelíes y los
medios, recorre cientos de kilómetros y envuelve sobre todo la mayor parte de
Cisjordania, también conocida como la Ribera Occidental del Jordán.
En 1967, victorioso tras la
Guerra de los Seis Días contra Egipto, Jordania, Irak y Siria, Israel quitó a
los jordanos Cisjordania y Jerusalén Este, en la cual está la Ciudad Vieja y
sus sitios sagrados.
En más del 80 por ciento,
la cerca no es una muralla elevada de siete metros, sino una sofisticada valla
metálica con alambradas de púas.
Pero aquí, en Belén, esa
barrera es un muro sólido e imponente y una poderosa causa de agravio y
resentimiento.
El muro israelí ha afectado
la economía de Belén, la agricultura; vienen menos turistas, nuestra gente no
puede trabajar en Israel, afirmó para LA PRENSA Víctor Batarseh,
Alcalde de Belén.
Batarseh, de 72 años, es
católico y socialista y no pertenece al movimiento Al Fatah del Presidente
palestino, aunque respeta la autoridad de Mahmud Abbas. Fue activista del
Frente Popular para la Liberación de Palestina, integrante de la Organización
para la Liberación de Palestina (OLP).
De acuerdo con este
funcionario, los hombres no pueden ir a buscar trabajos manuales con patronos
israelíes a los que antes accedían; el turismo ha disminuido: muchos vienen a
Belén, van a la Iglesia de la Natividad y se marchan, no pernoctan.
En los hospitales de la
ciudad palestina no se puede atender complicadas emergencias médicas, argumenta
el alcalde. Una persona con un agudo problema cardíaco debe ser trasladada a
Jerusalén.
Y los israelíes no dan
permisos, dice Batarseh indignado. Nuestras ambulancias no pueden pasar al otro
lado del muro. Tienen que llegar al muro, se baja al paciente y éste es subido
a otra ambulancia, una israelí.
La desconfianza y el temor
a que un suicida se infiltre en una ambulancia palestina, parece motivar a los
israelíes.
En la comunidad
internacional, los críticos denuncian el muro como un acto ilegal de la ocupación israelí, término usado por la ONU.
La Corte Internacional de
Justicia emitió en 2004 una opinión consultiva, no vinculante, considerándolo
como una violación del derecho internacional humanitario.
Según la CIJ, se priva a
los palestinos del derecho al trabajo, asistencia médica, educación y libertad
de movimientos y a la autodeterminación. Israel rechazó la declaración y la
minimizó. Estados Unidos también la desestimó.
Éxodo Cristiano
Belén, cuna del fundador
del cristianismo y Salvador, podría pronto ser un lugar sin cristianos.
En 1900 el 95 por ciento de
la población eran los cristianos. Miles se han ido al extranjero, empujados por
las guerras y la inestabilidad. Hoy son solamente el 12 por ciento, según
religiosos de la vaticana Custodia de Tierra Santa.
Batarseh culpa al muro
israelí de los males de Belén y de la huida de cristianos. Algunos grupos
cristianos denuncian un acoso por los musulmanes.
Jesús, ejemplo de amor y
conciliación, nació aquí. Pero su cuna es hoy una tierra de amargas divisiones
y conflicto.
Los asentamientos
Har Homa, un asentamiento
moderno de unas cuatro mil familias a orillas de Belén, es un botón de muestra
del complicado asunto de la presencia israelí en Cisjordania. Desde 1997 la
construcción se lleva a cabo y hay planes de ampliarlo, pese a la oposición
palestina, internacional y de EE.UU.
Los asentamientos están
rodeados por muros y protegidos por el Ejército. Están conectados entre sí y
con Israel por autopistas. De acuerdo con datos de la BBC Digital, el 59 por
ciento de Cisjordania está bajo control civil y policial-militar de Israel.
Apenas el 23 por ciento bajo el de la Autoridad Palestina.
El perímetro de los asentamientos
y el muro de seguridad incluyen amplias zonas adyacentes de cientos de metros.
El número de colonos va de 250 mil a 380 mil, según diversas fuentes. Según la
ONU, hay 400 puestos y barreras militares en Cisjordania y esas restricciones
de movimiento harían muy difícil, sino imposible, un desarrollo económico, en
palabras del representante de la Oficina de Coordinación de Asuntos
Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), Manuel Bessler.
Según la OCHA, el 57 por
ciento de la población cisjordana vive en la pobreza.
La Prensa – Nicaragua (Extracto)
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