Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
A partir de 2006, con el inicio de la Asamblea Constituyente y la discusión en ese espacio deliberativo surgió un movimiento alucinante de las neuronas y de los sentimientos, fruto de todos los aportes, debates, críticas y demás efectos de hacer realidad la refundación del país.
Los neoliberales, derrotados por mujeres y hombres del pueblo en las calles, comenzaron a reaccionar e iniciaron un asedio tibio al principio, pero que luego fue tomando fuerza, apoyados simbólicamente en cabildos masivos que lograron entusiasmar, más bien diríamos engañar, a cruceños y cruceñas que no ubicaban las manipulaciones divisionistas de los empresarios no solo de Santa Cruz sino de todo el país. Claro, con base en una crítica justa del centralismo y los perjuicios reales para el pueblo.
Ciertamente la autonomía era y será siempre una reivindicación del pueblo, pero en una gambeta política bien pendeja, la derecha arrebató, por un tiempo, las banderas de la autonomía, para azuzar el racismo hacia los pueblos originarios, con la acusación racista de “colla”, como si ser colla fuera un insulto. Menos mal que la autonomía retornó a los brazos del pueblo, y hoy las mujeres del pueblo pueden profundizar el significado de esta preciada autonomía desde nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Después de ese recuerdo de las luchas por la autonomía, quiero retornar a la reflexión planteada en un artículo anterior (Tiempo para soñar). La derecha, los y las neoliberales son waykeadores, te atacan de todo lado para que no tengas tiempo de defenderte, de pensar, de planificar. Hay que ver cómo financian el asedio permanente en Venezuela.
Mantener el asedio y la amenaza, la zozobra a un proceso de cambio es una vieja estrategia del imperialismo. Ya Cuba lo vivió y lo sigue viviendo. Se trabaja en las calles y desde los medios de comunicación para montar una imagen de insurrección popular, a fin de que el resto del país y la opinión internacional crea que hay un descontento generalizado, un teatro armado para las cámaras de CNN.
Solo desde mediados de 2012 es que yo recién siento que estamos con tiempo para reflexionar y profundizar nuestro proceso de cambio. Incluso a veces confundimos, no profundizamos o no comprendemos a cabalidad los términos, conceptos y propuestas que tenemos y decimos. En eso, pues, consiste el construir desde abajo. Ciertamente necesitamos tiempo para que las reflexiones y propuestas que tenemos las hagamos realidad, y eso es lo que nos estamos jugando en las elecciones de octubre. Necesitamos el tiempo para soñar el país en el que queremos vivir y en el que queremos vivan nuestras wawas. Eso es lo que nos estamos jugando con nuestro voto, es importante tomar consciencia de ello.
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