Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Hace dos meses se realizó en
Cochabamba la “Cumbre Sindical Antiimperialista”, convocada por la Federación
Sindical Mundial y la Central Obrera Boliviana, con la adhesión del gobierno de
Evo Morales. Allí se reunieron 1.300 delegados de todas las organizaciones
afiliadas a la COB y a la Coordinadora Nacional por el Cambio, junto a un
centenar de representantes sindicales de otros países. El evento aprobó una
Tesis Política titulada: “Profundizar el proceso de cambio desde los
movimientos sociales en Bolivia”. En lo esencial esa Tesis afirma que el
objetivo estratégico del actual proceso debe ser la construcción del Socialismo
Comunitario y que para ello se debe aplicar un programa de gobierno bajo el
paradigma del Vivir Bien, desplegando en la práctica sus contenidos
revolucionarios anticapitalistas.
No se trata de un retorno a los
discursos izquierdistas del siglo pasado, que intente volver a pregonar esos
fracasados “socialismos de Estado” que en la Europa oriental sofocaron
burocráticamente a las fuerzas transformadoras de la sociedad, impidiéndoles su
participación a título de que “el partido”, que controlaba el aparato estatal,
pensaba y decidía por todos.
En el caso boliviano la
confluencia de la lucha de la clase obrera contra la explotación capitalista y
la resistencia de las naciones originarias a la opresión colonialista está
dando lugar a la construcción de nuevas formas políticas, en las que las
tendencias antiimperialistas, comunitarias y socialistas pueden fortalecerse al
mismo tiempo que se profundiza la democracia, superando lo
formal-representativo y asumiendo prácticas democráticas participativas y
comunales, plenamente reconocidas en el nuevo texto constitucional boliviano.
Es una revolución democrática y cultural que desplazó a la tradicional clase
dominante por otras subalternas en la dirección política estatal y abrió un
proceso constituyente cuyo principal resultado fue la fundación del Estado
Plurinacional. No exenta de frustraciones, esta revolución política logró
también avances en la descolonización y despatriarcalización de las relaciones
sociales de dominio en nuestro país, así como la redistribución de la riqueza a
través de políticas sociales favorables a los sectores mayoritarios.
La Tesis de los movimientos
sociales afirma que la profundización del proceso de cambio debe dar lugar a
una transición ininterrumpida de la revolución democrática y cultural a la
revolución económica y social. Supone esto defender lo hasta aquí conquistado,
pero también seguir aplicando un programa de transformaciones, con énfasis en
el nuevo modelo económico. El programa, que es parte constitutiva de la Tesis,
resalta que las nacionalizaciones y la industrialización de los sectores
estratégicos de la economía deben continuar, especialmente en la minería donde
persiste la presencia dominante del capital transnacional en minas tan ricas
como San Bartolomé, San Cristóbal o San Vicente. Pero junto al fortalecimiento
del sector estatal, que es generador neto de excedentes económicos, se debe
potenciar al sector social comunitario de la economía, que es generador neto de
ingresos y empleo tanto en áreas rurales como urbanas.
Queda así definido el nuevo
Modelo Económico Social Comunitario, en el que se transfiere una parte de los
excedentes directamente generados por las empresas públicas estratégicas, así
como los extraídos vía impuestos y contribuciones del sector industrial
privado, desde el sector estatal hacia el sector social y comunitario, en forma
de proyectos productivos de carácter asociativo, a los fines de alcanzar la
soberanía alimentaria, la reconversión productiva, la sustitución de
importaciones y el pleno empleo de la fuerza laboral.
¿Y la Madre Tierra? Recordemos
que ningún sistema económico desaparece por sí mismo, al influjo de factores
puramente económicos. Hace falta forjar mujeres y hombres nuevos que,
emancipados de las relaciones capitalistas de explotación del trabajo y
depredación de la naturaleza, puedan crear nuevos procesos productivos
respetuosos de la vida. Hay una relación dialéctica entre los cambios en la
conciencia y las transformaciones materiales, lo que nos lleva a plantear que
un avance de la Tesis Socialista Comunitaria sólo será posible si es que los
movimientos sociales que la enarbolan promueven también la aplicación de un programa
revolucionario desde el gobierno, reorientando así la actual tendencia
permisiva y limitadamente reguladora de los procesos de acumulación capitalista
en sectores tan importantes como la banca, la agroindustria y la minería.
La reconstitución del Bloque
Social Revolucionario a través del reencuentro de la COB con el Gobierno que
robusteció a ambos; el fortalecimiento de la Coordinadora Nacional por el
Cambio que puede convertirse en la máxima instancia de conducción política del
proceso; el rearme ideológico y programático de los movimientos sociales que
son capaces de debatir una tesis socialista comunitaria; la posibilidad cada
vez más cierta de un contundente triunfo democrático de Evo y Alvaro el próximo
12 de octubre. Todo esto muestra que el camino correcto y consecuente pasa por
confiar en el pueblo unido y movilizado.
El pragmatismo electoralista,
ese que acoge a personajes de ideología conservadora, sólo introduce factores
de incertidumbre y riesgo en el proceso. A la derecha hay que derrotarla
ideológicamente, mostrando por ejemplo que la propuesta de Doria Medina del
50/50 es una forma de privatización de nuestros hidrocarburos, o que el
planteamiento de Tuto Quiroga de que Bolivia ingrese a la Alianza del Pacífico
sólo pretende retornar a esos tiempos en que se quiso engañar al país haciendo
creer que el dogma “mercados libres, economías abiertas” llevaba al paraíso
neoliberal.
No se trata de recoger los
despojos de un partido fascista y mostrarlos sonrientes en un acto público
mientras se cambian de camiseta. Esas son sumas que restan o, para decirlo con
la frase que se escuchaba en el Chile de Allende, “cuando se gana con la
derecha, es la derecha la que gana”.
Nunca olvidemos que las
revoluciones se hacen con revolucionarios.
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