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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

¿Quién responde de las cárceles en este país?

Por: Rafael Puente
Hace poco fue Palmasola (en Santa Cruz), ahora es El Abra (en Cochabamba). Nuevamente una refriega sangrienta entre internos, con un resultado de cuatro muertos y 11 heridos. Y en las pantallas de televisión hemos podido ver la existencia, dentro del penal, de una gran cantidad de armas blancas y armas de fuego, de una abundante provisión de bebidas alcohólicas y otra abundante ¡provisión de cocaína!

Cuando los periodistas interrogan al director Departamental de Penitenciarías, éste viene a decir que todo eso no es responsabilidad suya, sino que son los propios internos los que causan problemas…
Y cuando le preguntan al oficial de policía que es gobernador del penal, responde que todo se va a investigar, que debe tomarse en cuenta que El Abra tiene una extensión de cinco hectáreas, y que al estar éstas rodeadas de casas el control se hace muy difícil…
Realmente no se sabe si da más pena que rabia o más rabia que pena, pero en todo caso es incomprensible que, al cabo de casi nueve años de proceso de cambio, la situación de nuestras penitenciarías sea cada día más lamentable. Dice el gobernador de El Abra que se va a investigar, ¿y a él quién lo investiga? ¿Nos quiere sugerir que ese cargamento de armas y droga sale por las ventanas de las casas vecinas y entra por algún resquicio del muro perimetral del penal sin que nadie se entere? ¿Nos toma por tontos el señor coronel? ¿No sabe acaso de los múltiples testimonios de internos e internas que aseguran que todo ese material ingresa por la puerta principal, con la connivencia de alguien a quien no se le acaba de poner nombre propio? ¿Se puede justificar la carnicería al interior de un penal por la extensión del terreno en que está ubicado?
Por favor, es hora de que alguien tome medidas. Sabemos que hay problemas estructurales que tardarán en resolverse -como la burocracia e insensibilidad del sistema de justicia, o la hipocresía mundial que se expresa en la Ley 1008-, pero hay problemas que pueden ser resueltos ahora con un mínimo de sensibilidad y de criterio político, y uno de ellos es precisamente el del ingreso de armas, drogas y teléfonos móviles a los penales, que, a su vez, está vinculado con el alto nivel de corrupción que, paradójicamente, rodea a nuestras penitenciarías (paradójico porque ellas debieran ser uno de los elementos de la lucha contra la corrupción). Y no se puede aceptar que ese problema siga sin resolver al cabo de nueve años de proceso de cambio.
¿Será verdad que el único director Nacional de Penitenciarías que mostró criterio, conocimiento y vocación -además de compromiso real con el cambio-, y que se llama Ramiro Llanos, fue destituido de su difícil cargo por el atrevimiento de proponer que se desligue a la Policía del control de los recintos penitenciarios (como se ha hecho con muy buen resultado en el caso de la identificación ciudadana)?
¿Será que alguien ha propuesto otro tipo de soluciones? ¿Será que el Ministerio de Gobierno tiene otros planes? Si los tiene que nos los cuente. En todo caso no nos podemos resignar a que, además del creciente hacinamiento carcelario, además de la crónica retardación de justicia, además del retraso y miseria de los llamados prediarios, nos tengamos que acostumbrar a que, el momento menos pensado, se produzcan enfrentamientos y matanzas entre ciudadanos que, supuestamente, están pasando por un proceso de ¡reintegración a la sociedad!
¿Que en las cárceles de Brasil y Colombia pasan cosas mucho peores? Muy probablemente, pero no es ningún consuelo. Sus gobiernos no hablan de Vivir Bien (entre nosotros convertido a estas alturas en eslogan vacío de contenido), ni hablan de aprender de la Justicia Comunitaria (¿se acuerda alguien de ella en estos momentos?). En Bolivia tenemos derecho a esperar una gestión más seria, más humana, menos violenta y menos corrupta de nuestras cárceles. ¿O no?

El autor es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba
Twitter @escuelanfp
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