Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Mauro Alcocer
La hasta ahora Ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo, presentó renuncia al cargo que ocupó por cinco años y medio. Su reemplazante es el ex Gobernador de La Paz, César Cocarico. Hay que congratularse por las dos cosas, porque ya era insostenible la situación de Achacollo, que durante varios meses se afanó en endilgar la responsabilidad de todo lo que sucedió en el Fondo Indígena a las organizaciones sociales que conformaban el directorio de esa institución: la Confederación de Trabajadores Campesinos (CSUTCB), de Mujeres Campesinas (CNMCIO BS), de Pueblos Indígenas (CIDOB), de Autoridades Originarias (CONAMAQ) y de Comunidades Interculturales (CSCIOB), además de los representantes de los indígenas guaraníes (APG), de los indígenas mojeños (CPEMB) y de los indígenas chiquitanos (CPESC). Disculpen la profusión de siglas y denominativos, pero lo hago por respeto a todas esas organizaciones.
Es que yo sigo respetando a las organizaciones, por su tradición de lucha y por su fortaleza orgánica, aunque soy duramente crítico con la actuación prebendal de sus dirigentes, que por unos proyectos y por los dineros que suponían esos proyectos, perdieron cualquier perspectiva revolucionaria llegando a corromperse, con lo que reprodujeron la mentalidad y las prácticas coloniales.
¡Cuánto daño ha hecho ese comportamiento! Daño a los pueblos originarios que dejaron de ser vistos como la reserva moral del país y comenzaron a ser vistos como si fueran delincuentes; daño a la causa del comunitarismo como alternativa al capitalismo; daño al Pacto de Unidad que sufrió un palazo que a punto estuvo de liquidarlo; daño al proceso de cambio que ahora es atacado por la derecha como un proceso en el que se dan los mismos latrocinios que durante el neoliberalismo.
Las bases sociales de las organizaciones ya comenzaron a deshacerse de sus malos dirigentes, los han cambiado a casi todos ellos en sus Congresos, a algunos les han dado el voto castigo en las elecciones si es que se animaron a presentarse como candidatos en las elecciones. Pero… ¿y la ministra Achacollo?
La ex autoridad seguramente pensó que achacando sus propias negligencias y faltas a las organizaciones se podía salvar, pensó que tendría alguna protección gubernamental, pensó que podría controlar la intervención al Fondo Indígena y así evitar que las cosas lleguen hasta su despacho. Pero no se puede tapar el sol con un solo dedo, no se puede evitar lo inevitable.
Bien por la renuncia de Achacollo. Fue muy grave lo del Fondo Indígena, pero sigo pensando que su mayor pecado fue olvidarse de sus orígenes de clase, olvidarse de sus raíces campesinas. Terminó trabajando más a favor de los grandes exportadores agropecuarios, de los empresarios del campo y los terratenientes organizados en la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), terminó traicionando la lucha de los pueblos originarios por la redistribución de la tierra.
Ojalá César Cocarico pueda retomar la senda de las luchas comunitarias. Él fue dirigente campesino aymara y fue asambleísta constituyente por la provincia Camacho. Ojalá no se olvide de dónde viene para saber hacia dónde debe ir.
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