Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Reymi Ferreira
El guión fabricado para buscar la impunidad de los involucrados en el caso Terrorismo se mantiene con argumentos inverosímiles, al grado que ya parece una novela. No basta que varios de los involucrados fugaran presurosos al extranjero a las horas de la intervención al Hotel Las Américas. No bastan las declaraciones de Eduardo Rózsa Flores grabadas en Hungría, en las que revela que su mandato es “independizar la provincia” (Santa Cruz) en caso de que no se acepte la autonomía. No es suficiente la documentación que prueba que los pasajes y hospedaje fueron pagados por personas ligadas a las logias que operaban alrededor del Faro, organismo coordinador de desestabilización política.
El grupo fue infiltrado por los servicios de seguridad del Estado, gracias a la delación de uno de los involucrados, para quedarse con dinero que le habían entregado para la compra de armas (hoy ese delator es el principal vocero de las falacias con las que pretenden cerrar el caso). No se pueden negar los excesos en que cayó el exfiscal Marcelo Sosa, quien con afanes de extorsión involucró a personas que no tienen nada que ver con el asunto (el caso del general Gary Prado es un ejemplo) y dejaron afuera a varios que sí participaron, a cambio de dinero. Tampoco hay que descartar el exceso policial en la operación, típica de acciones de este tipo (sucedió en el caso Lonsdale y en muchos otros).
Que los involucrados pretendan impunidad apelando a la mentira es comprensible. Que los partidos opositores quieran sacar provecho de la actuación a todas luces corrupta del exfiscal Marcelo Sosa y su entorno, pretendiendo hacer ver que esos actos son obra directa del Gobierno, es típico en una oposición que hace años perdió la brújula y todo elemento de racionalidad. Lo que no es comprensible es que algunos medios de comunicación, supuestamente equilibrados, den por ciertas las declaraciones del exfiscal Marcelo Sosa, quien para justificar su actuación deshonesta, (o quién sabe a cambio de qué) se ha sumado a los argumentos de los involucrados en el caso Terrorismo, a los que hasta no hace mucho extorsionaba.
El colmo es que ahora se dé credibilidad a los relatos de ciencia ficción del prófugo teniente José Laguna, exedecán de Sosa, quien sin prueba alguna ha afirmado que el asesinato de la periodista Hanalí Huaycho fue por motivos políticos y no pasionales, como hasta la fecha se tiene demostrado. No es casual que ambas personas escapen a Brasil, donde reside Branco Marinkovic, y declaren en pleno proceso electoral una sarta de incoherencias que debieron tomarse por los medios como de quien viene, y no otorgarles tal cobertura mediática que, además de sensacionalista, está indisimuladamente dirigida.
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