Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Marcelo Quiroga Santa Cruz
Creo que no hay otro país como Bolivia, en América Latina,
donde se observen contrastes tan lacerantes entre una minoría privilegiada,
usufructuaría de la riqueza nacional, una minoría que concentra en beneficio
suyo el excedente económico que se genera en la explotación de las mayorías
nacionales. Esta comprobación y sobre todo la visión de una humanidad
mayoritaria, la campesina, que todavía no puede, a pesar de haber transcurrido
un cuarto de siglo de la Reforma Agraria, ser realmente redimida de su
condición semifeudal. Es la vida misma la que me ha llevado a mí a la vocación
y a la práctica de la política.
Si lo que le preocupa a la derecha es la supuesta inautenticidad
de mis convicciones, si lo que la derecha sospecha es que en mí en realidad hay
un burgués, debería estar tranquila, Y la verdad es que está intranquila con mi
actuación política y mis convicciones. A lo que ellos se refieren es a mi
origen, y evidentemente yo no he nacido en el seno de la clase trabajadora; no
he tenido el privilegio de nacer en un hogar obrero. Pero a ellos debería
recordarles que un socialista no lo es, precisamente y con carácter excluyente
por su origen de clase, no todo obrero por el hecho de ser obrero es un
revolucionario.
Yo soy un socialista no por mi origen de clase sino a pesar
de mi origen de clase, lo soy por convicción. Creo que no es reprochable el que
alguien que hubiese nacido en un estrato social que no es el proletariado, que
no es la clase obrera, se hubiese entregado a su servicio. Lo que me parece
reprochable es, y de esto tenemos demasiados ejemplos en nuestro medio
político, que aquellos que nacen en el seno de la clase trabajadora o en
sectores populares, o en sectores de la clase media de pequeños ingresos, de
pocos ingresos, consagren su vida a ascender socialmente, a acumular fortuna, a
traicionar los intereses de la clase de la que son originarios. Y de esto tenemos
muchos ejemplos.
Y para terminar y refiriéndome a una palabra utilizada en
esta crítica, el “juego al socialismo”; si fuese un juego habría cuando menos
que admitir que ha sido un juego muy costoso […] creo que no hay forma de
represión política que no hubiese sufrido. Está desde luego la expulsión de la
Cámara de Diputados, el secuestro en el Palacio de Justicia con violación de
ese recinto, dos atentados con bombas en mi domicilio, campo de concentración en
Madidi, se me impidió asistir al entierro de mi padre, exilio, intento de
asesinato y no sé todavía lo que me depare el futuro.
Entrevistado por
radio “Nueva América”, programa “El informal”, La Paz, 1978.
y Twitter @escuelanfp
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