Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: José Luis Exeni
En un nuevo comunicado sobre el actual proceso electoral, la jerarquía de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) —“Piscopal”, diría Coco Manto— condenó el llamado “voto consigna”. Aseguran que no es legítimo, ni lícito ni democrático. Los obispos, fieles a su terrenal mandato, están preocupados por la libre expresión y la libertad de pensamiento. Rechazan asimismo las presiones, insultos, discriminaciones, agresiones, amenazas…
No puedo menos que suscribir la preocupación de los jerarcas de la Iglesia Católica. El voto consigna, de antiguo presente/reincidente en nuestros comicios, malogra la calidad de la democracia liberal-representativa. Dicho. Empero asumo también que los prelados, con fe de milenios, respetan y defienden las decisiones orgánicas y colectivas de la democracia comunitaria, lo que no condice con la coacción ni el chicotazo.
Declarada entonces mi adhesión al comunicado de la CEB, lo que reclamo es coherencia. En mayo de 2008 los obispos alentaron el voto consigna por el Sí en el referendo cruceño. Lo hicieron a sabiendas de que era una consulta ilegal para forzar la aprobación, bajo presiones, golpizas y amenazas, de un estatuto autonómico inconstitucional. Aquel domingo el voto consigna fue bendecido por el Cardenal con una misa y su mediático sufragio.
Claro que los patriarcas disciernen con arreglo a las circunstancias. Poco después, en agosto de 2008, la Conferencia Episcopal tomó distancia del referendo revocatorio convocado por ley. La cúpula eclesial instó al diálogo, pero no condenó la consigna opositora de abortar el revocatorio (sin el cual no había referendo constituyente). ¿Y el día de la votación? No hubo misa televisada ni sufragio del Cardenal que, conveniente, se fue a un retiro.
Así que reverendos varones de(l) hábito, ¿estamos o no estamos, allende cálculos políticos, contra el voto consigna? Si es así, enhorabuena por la democracia diversa en un Estado plurinacional y laico. De lo contrario, si su reparo es elástico, asuman con claridad y sin penita su renovada sintonía con los candidatos que amenazan gobernar con la Biblia bajo el brazo.
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