Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
La Digna Voz
No pocos autores han argüido que la civilización
y la historia de la humanidad pueden contemplarse como un solo proceso cuyo
signo dominante es la normalización de la violencia e injusticia. Voltaire,
Marx, Freud, Benjamin, Zizek, por mencionar algunos, descubrieron esta suerte
de hilo negro que atraviesa la vida del hombre, cifra dominante de las
sociedades humanas. Sin encuadrarnos en un perímetro nouménico-fenoménico
exclusivamente estadunidense, aunque sí aludiendo a ciertas especificidades de
la América del Norte, exponemos aquí una serie de reflexiones referentes a la
masacre en Newtown, (Connecticut, noreste), catalogada como una de las “peores
tragedias en la historia reciente” de Estados Unidos. (Sólo la matanza de
Virginia Tech, con 32 muertos, supera la masacre en Newtown –MILENIO).
Adviértase que estas reflexiones responden a un interés, aparentemente
generalizado, por responder a una interrogante irresuelta: ¿Por qué Columbine
(1999), Virgina Tech (2007), Aurora, Colorado (2012) y ahora Newtown?
I.
Si existe un
país donde el criterio liberal del “interés egoísta” tiene un alcance y
aplicabilidad casi universal es en Estados Unidos. El cálculo frío,
deshumanizado, suple a la tradición, el costumbrismo y el afecto comunitario,
ligas inmateriales que cohesionan a otras sociedades. Ante la ausencia de
expresiones básicas de afectividad, o bien, en un entorno de absoluto
anonimato, los individuos anónimos se conducen conforme a un albedrío
marcadamente antisocial. En un escenario de asedio, ira o desconsuelo, el
individuo desata su venganza contra un colectivo igualmente anónimo. Por eso el
asesino selecciona espacios públicos e individuos “sin rostro”, anónimos, para
desencadenar su ira.
II.
La venta de
armas en Estados Unidos tiene una connotación más profunda que el mero respeto
a un derecho constitucional. Según cifras oficiales, en EU existen cerca de 238
millones de armas de fuego en manos privadas, para una población total de 310
millones. En el imaginario colectivo de la persona ordinaria, ser citoyen en
Norteamérica es portar un arma. Por encima de cualquier otro derecho civil o
humano, llámese salud, educación o vivienda, figura el derecho a portar un
arma. Detonar un arma de fuego es tan sólo el ejercicio práctico-dinámico de
este derecho inalienable del citoyen estadunidense.
III.
La violencia
es un elemento fundacional vital del Estado Norteamericano. La aniquilación de
las civilizaciones nativas –violencia intramuros–, y el exterminio
expansionista de la América Imperial –violencia extramuros– son antecedentes
identitarios que inexorablemente se enquistan en la psique del citoyen
estadunidense. Se trata de representaciones simbólicas que dictan que la
violencia es el recurso más efectivo para alcanzar cualesquiera que sean los
fines. El asesino de Newtown, o el de Virgina Tech, realizan por medio de la
violencia un doble fin: castigan al ente anónimo (colectividad sin rostro) que
les ignora u oprime, y castigan violentamente su propio crimen, quitándose la
vida. La promoción de la violencia vía la venta desregulada de armas o el
martilleo incesante de imágenes pornográficamente violentas, ya sea en ordenadores,
televisión o videojuegos, es apenas una expresión accesoria de una sociedad
ontológica e históricamente atravesada por la violencia.
IV.
Existe una
correlación entre “la gran frase hueca y el asesinato organizado”. En Estados
Unidos, la vacuidad comunicativa es canon. Este abismo aviva la pulsión de
muerte, la potencia destructiva. Y ésta destructividad –cada vez con más
recursos técnico-logísticos al alcance– tiene un doble destinatario: el otro y
el Yo.
V.
Para encontrar
respuestas a la problemática de la violencia, en Estados Unidos o en cualquier
otra sociedad, debe atenderse menos a los individuos que con actos violentos
perturban la normalidad del “orden público”, y prestar más atención a la
violencia inherente a esta normalidad del orden, que es la auténtica causante
de los persistentes estallidos de violencia.
Añadimos al presente artículo los datos de lo sucedido
para ampliar la información:
El supuesto autor de los disparos de la masacre de Newtown (EE.UU.), Adam Lanza, se
suicidó cuando oyó acercarse a la policía, por lo que podría haberse planteado
una matanza aún mayor, según declaró ayer el gobernador de Connecticut, Dannel
Malloy, en el programa This Week de la cadena ABC.
Aunque no se ha dado a conocer todavía qué pudo haber
motivado a Lanza a ejecutar la masacre en la escuela elemental de Sandy Hook,
Malloy dijo que el joven, de 20 años, podría tener planeado matar a más
personas porque, según las investigaciones, se quitó la vida en cuanto escuchó
la llegada de los primeros servicios de emergencia.
«Suponemos que fue durante el tiroteo en la segunda
aula, oyó que alguien venía, y al parecer en respuesta a eso decidió quitarse
la vida», agregó el gobernador. Malloy puntualizó que la policía no ha encontrado
cartas o diarios que pudieran explicar la actuación del joven.
Al parecer, Lanza utilizó un rifle de asalto calibre
223, y llevaba consigo otras dos armas cortas. Las 26 víctimas recibieron al
menos tres impactos de bala. Según las investigaciones, las armas que poseía
Lanza estaban a nombre de su madre, aunque aparentemente él había tratado de
conseguir más en los días previos a la matanza. Lanza asesinó primero a su
madre, Nancy, en el apartamento que compartían, y más tarde se dirigió a la
escuela donde mató a 20 niños y seis adultos.
Aunque sobre los hechos aún hay mucha confusión, la
actuación de varios profesores pudo evitar que la matanza fuera mayor. Una de
las maestras, Kaitlin Roig, escondió a sus alumnos en el baño, mientras que
Victoria Soto los ocultó en un armario y murió tras engañar al asesino
asegurándole que se encontraban en el gimnasio. «Fue terrible», declaró Kaitlin
Roig al canal ABC. «No pensé que fuéramos a sobrevivir», añadió.
fuente:
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2012/12/17/autor-matanza-suicido-oyo-acercarse-policia/0003_201212G17P16991.htm
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