Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Miguel Justiniano
Ayer,
domingo 28 de abril, se llevaron a cabo las elecciones generales en España.
Aunque distan en cuanto a kilometraje, sus efectos políticos, cual “efecto
mariposa” se tratase, son próximos. Para comprender las repercusiones
económico-sociales y por supuesto políticas tenemos que verlas desde lo general
hasta lo particular, desde la nominación e identificación del abanico de
partidos y tendencias que se presentan en el tablero político español;
empecemos por orden de resultados.
Partido
Socialista Obrero Español (PSOE)
Partido
clásico del ya sepultado bipartidismo convencional; con mucho de partido y
español pero poco de socialista y obrero. En sus internas (2017), ante la
avanzada de Podemos (ahora Unidas Podemos), el actual Secretario General y
presidente del Estado español, Pedro Sánchez, intentó dar un golpe de timón
hacia la izquierda, haciendo frente a los poderes fácticos internos y externos,
que jugaron todas sus fichas a su contrincante, Susana Díaz, fiel seguidora de
la institucionalidad española, alineada a los barones del partido, actual
presidenta de la Junta de Andalucía (el territorio nacional con los más altos
índices de pobreza y los mayores niveles de población rural).
Transcurrida
la jornada electoral, el PSOE resultó ser el partido con mayor número de votos;
aunque insuficientes para gobernar solo. Todo indica que necesitará de uno o
más socios de gobierno para dar viabilidad a la investidura de Sánchez como
presidente.
Partido
Popular (PP)
El
contrincante histórico del PSOE y el ala de derecha del extinto bipartidismo
español. Para identificarlos en el escenario político boliviano, en agosto del
año pasado el candidato a la presidencia Óscar Ortiz se reunió en Madrid con su
secretario general, el ultraconservador Pablo Casado. Coincidencia incongruente
en lo social ya que el PP ha mantenido una postura rígida contra la
inmigración, política reflejada en los índices de expulsiones y deportaciones
de migrantes que, en una comparativa, durante el último gobierno del PP se
duplicaron en cuanto a tasas de devoluciones en caliente, deportaciones y
reclusiones en los Centros de Internamiento de Migrantes (CIES). De allí que
resulte contradictorio en el senador Ortiz el discurso de defensa de los
bolivianos ante el abuso de los poderes dentro de Bolivia, cuando en el exterior
no le tiembla la mano para reunirse con uno de los partidos más xenófobos y
discriminadores con los migrantes nacionales en España y el directo responsable
de dejar sin atención sanitaria a un sinfín de familias bolivianas.
Adentrándonos
en los resultados, el PP ha sido el gran perdedor del proceso electoral ya que
se ha desplomado, pasando de 137 escaños (2016) a solo 66. Lo que supone el
peor resultado electoral en su historia.
Ciudadanos
(Cs)
Con
un discurso abiertamente liberal en lo económico y conservador en lo político,
de la mano del PP y VOX, han mantenido las banderas de su lucha contra el
“comunismo castro-chavista” y el “golpe de Estado” que supuso la Declaración
Unilateral de Independencia (DUI) de Cataluña. Estrategia de exaltación de la
unidad española y condena del “castrochavismo” que le es francamente rentable
ya que junto al PSOE es de los pocos partidos que crece en número de votantes,
fagocitando a los electores del PP.
Ciudadanos
intenta representar la modernización de la derecha española con un candidato
joven, con una imagen limpia y un discurso que a veces coquetea con la
socialdemocracia. Además de haber condenado frontalmente las diferentes tramas
de corrupción partidaria institucional del PP, hechos oportunistas que inteligentemente
supieron traducir en las urnas.
Si
de resultados hablamos, Cs ocupa el segundo podio en el ranking de crecimiento
puesto que ha evolucionado de 32 escaños (2016) a 57, redireccionamiento de
fuerza votante proveniente del gran perdedor, el Partido Popular.
Unidas
Podemos (UP)
Otra
de las grandes fuerzas derrotadas de la jornada, después de haber tomado malas
decisiones políticas intentando mediar con el Gobierno de Sánchez, bloqueando
algunas medidas conservadoras-liberales (clásica conducta partidaria del PSOE,
discurso progresista y medidas conservadoras abogando por una “responsabilidad
de Estado”), el electorado le ha pasado factura.
Catalogada
extrema izquierda, UP se ha preocupado por reconducir su retórica hacia
discursos más tibios, procurando mantener la claridad discursiva que los
caracteriza, reflejado en el cambio de modulación de su candidato a la
presidencia, Pablo Iglesias, quien pese a lucir una imagen cansada, se le ha
visto más moderado discursivamente, en un intento de revertir la tendencia a la
baja de su partido y buscando rescatar algunos de los votos robados por el
PSOE.
Para
contextualizar con el escenario boliviano, en noviembre del 2017 Iglesias
visitó el país para participar en una exposición magistral de la mano del
vicepresidente Álvaro García Linera, expresándose en varias ocasiones en
territorio español a favor de los logros del Proceso de Cambio boliviano. Si
hay que catalogar UP como victorioso o perdedor, tendremos que puntualizar,
pues a criterio personal, se puede considerar ambos: victorioso ya que la
contracción de su capital electoral no fue tan amplia como algunos analistas
proyectaban, y los números obtenidos (como cuarta fuerza electoral a nivel
nacional) le permiten una negociación complicada pero sólida para formar
gobierno con Sánchez (más un tercero); perdedor en un plano numérico ya que
pasa de tener 71 escaños (2016) a 42, una contracción mayor a una tercera parte
de lo que originalmente fue su votación fundacional.
VOX
El
outsider por excelencia del escenario político actual en España, partido de
marcado carácter de extrema derecha, no duda en mantener líneas discursivas
políticamente incorrectas como el anuncio de cierre de canales de televisión o
la deportación de migrantes (incluso aún aquellos nacionalizados españoles).
De
la mano de su candidato a la presidencia, Santiago Abascal (un exmilitante del
PP), ante la caída en picada y proceso de desintegración sufrido por la
corrupción endémica develada en el caso Gürtel (por nombrar uno de los más
mediáticos), Abascal decidió la fundación de su propia tolda electoral, que ha
conseguido hacerse hueco entre las encuestas, pisando con fuerza con 26
escaños.
Acorde
a la ofensiva fascista internacional, véase Trump en Norteamérica, Salvini en
Italia, Bolsonaro en Brasil, VOX representa a la porción de la población
española camuflada de centro derecha, entre la militancia del PP, que hoy (ante
un panorama más favorable), decide hacerse visible. Fascismo clásico y
convencional sin complejos. En esta votación sin precedentes, solo queda destacar
los 24 escaños obtenidos en sintonía con las proyecciones de los analistas,
desviando votación del agónico PP.
La
aparición de VOX supone un franco peligro para las comunidades bolivianas
radicadas en España ya que, al revisar su programa político, observamos medidas
tan radicales como la retirada de los servicios de salud para los migrantes
además de la persecución y deportación de cientos de miles de extranjeros
(muchos de ellos bolivianos) en situación irregular que actualmente trabajan
allí.
Hablemos
de números
Con
el 99.99% de los votos escrutado, el PSOE (123) y Unidas Podemos (42) suman 165
diputados, cifra que no alcanza a la socialdemocracia para hacerse con la tan
preciada mayoría absoluta que se encuentra en los 176 escaños y que por tanto
fuerzan al PSOE al estudio de un tercer socio de gobierno si se decantara por
la conformación de una alianza progresista en la península, aliado que será más
difícil de elegir si fuera posible, ya que las únicas colectividades que
pudieran prestarse a este pacto son las nacionalistas, una fuerte porción de
ellas catalanas, las que a día de hoy cuentan con sus principales líderes en
arresto preventivo a la espera de sentencia a causa de la “DUI”, o exiliados,
como la líder de CUP y actual exiliada en Suiza Anna Gabriel.
En
caso contrario, numéricamente fuera más rentable para la formación roja (PSOE)
sellar alianza con los liberales de Ciudadanos, ya que logran 180 escaños y
pueden hacerse con la mayoría absoluta. Numéricamente reitero, porque si
puntualizamos sobre el aspecto ideológico la hipotética alianza se complica un
poco. Rivera, líder de Cs y exsocio de gobierno de Sánchez (posterior al
bloqueo parlamentario de PODEMOS), ha manifestado en reiteradas ocasiones de
manera pública el sentimiento de haberse sentido engañado en su pacto, puesto
que, según él, “no se cumplieron por parte del PSOE las medidas acordadas
previas al acuerdo”. Hecho que la militancia “sanchista” (corriente interna del
PSOE) manifestó pocas horas después de conocerse los resultados, durante el
discurso del propio Sánchez, al grito de “¡Con Ciudadanos No!”, “¡Con
Ciudadanos No!”, gritos a modo de dardos decantándose por una alianza
progresista.
Ciertamente
ninguna de las fuerzas políticas mencionadas lograrán gobernar solas,
en
el mejor de los casos tienen que buscar socio de gobierno, y en el peor, más de
uno. Resultado que hará eco en Bolivia, y aquí hay que rememorar que en 2018
presidente de España, en su visita oficial al país, comprometió una fuerte
inversión de respaldo al tren bioceánico y anunció la predisposición de
estrechar relaciones comerciales y el avance de ciertos procesos de
transferencia tecnológica en materia sanitaria. Esta serie de medidas
únicamente podrán tener viabilidad con un gobierno progresista o mínimamente de
centro izquierda en España, ya que en caso de gobernar las fuerzas
conservadoras, tendrán que cumplir sus promesas de campañas y banderas
“ideológicas”, sobre todo una de las principales: la lucha contra el
“castrochavismo” en Latinoamérica y por supuesto el Estado Boliviano se ve
comprometido en sus lineamientos ideológicos con los procesos revolucionarios
de ese corte.
Solo
resta esperar que el cortejo a la socialdemocracia logre una alianza sólida de
izquierdas, ¿o es que proyectamos nuestros deseos por encima de las condiciones
objetivas?
Analista
político
Publicado en el Correo del Alba
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