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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

Sobre el arroz plástico y otros cuentos chinos


Por: Carla Espósito Guevara

A propósito de las “fake news”, hace tiempo que estoy tentada de escribir sobre el rumor como arma política e instrumento de desinformación. El rumor se caracteriza por su carencia de evidencias o de pruebas, pero sorprendentemente insufla una convicción que no se puede desestimar. Una de las armas comunicacionales de la prensa de derecha es ésta. Hay muchos ejemplos dramáticos en la historia que resultaron de la circulación de rumores, uno de ellos es la guerra entre Hutus y Tutsis en Ruanda. Un caso reciente, aunque menos dramático, es el famoso arroz plástico de procedencia china que, pese a su inverosimilitud, circulo como regadero de pólvora en las redes sociales y fue acríticamente difundido, tanto por medios de comunicación serios, como por informales, no solo en Bolivia sino también en otros países.

Ciertamente resulta difícil creer que exista algún tipo de arroz plástico comercializado en lugar del arroz orgánico, primero porque el costo de mezclar resina sintética con almidón de maíz y luego darle la forma de millones de granitos de arroz y a esto sumarle los costos de transporte desde China hasta Bolivia, produciría un arroz de un costo mucho mayor que el de producir arroz orgánico en Bolivia. El rumor fue prontamente desmentido por el SENASAG, no obstante, la gente, incluso la más informada, creyó en su existencia, lo que nos lleva a cuestionarnos sobre qué está detrás de este rumor y por qué la gente lo cree. 

El primer elemento que resulta evidente es que el rumor del arroz plástico no viene solo, sino acompañado de una sistemática cadena de rumores relacionados al “terrorífico imperio chino”, que no solo produce el arroz sintético, sino que también se le acusa de alimentarse de perros y carne humana, de explotaciones fantasma de oro en el Illimani (rumor desmentido), de la cris del agua en La Paz (rumor desmentido), y de ser los dueños de una supuesta nueva deuda externa de Bolivia, pues a lo largo del 2018 salieron varias publicaciones que alertaban sobre la insostenibilidad de la deuda pública externa del país. Aquellos informes fueron desmentidos de forma solvente por el Banco Central de Bolivia, que señaló que la deuda externa boliviana representa tan solo el 24,9% a diciembre de 2017, lo que situá a Bolivia entre los países con menor endeudamiento en la región y que la deuda china en específico, a finales de 2017 representa solamente el 8% de la cartera de deuda externa total. Estos datos demuestran que, tanto los rumores sobre la deuda externa china, como los otros, son eso, rumores basados en información falsa, es decir, “fake news”.

Un análisis del rumor sobre el arroz plástico chino no sería completo sin mencionar que ocurre en el contexto de una guerra comercial desatada por Estados Unidos contra China, la otra superpotencia económica a nivel global, hay quienes dicen que se trata de la mayor guerra comercial de la historia y que está llevando a los EE.UU a los niveles de proteccionismo de los años 70, con el fin de cerrar su déficit comercial con China. Uno de los sectores afectados por esta guerra es por su puesto el agrícola.
En esta guerra todas las armas valen, desde la batalla arancelaria, hasta la comunicacional cuyo fin es mostrar un despiadado imperio chino, inescrupuloso y expansivo, alejado de los altos valores occidentales, tal cual ocurrió durante la guerra fría, pero en aquel momento contra Rusia. Esta guerra está orientada a censurar y crear una resistencia a todas las inversiones chinas en el continente y muestra que Bolivia ya es terreno de una lucha geopolítica contra el poder económico chino, en la que la burguesía desplazada del poder y aliada con los EE.UU, es su correa de trasmisión.

Quizás lo que esté detrás del temor desatado por el arroz plástico chino es que todos anhelamos un país soberano sin interferencias imperiales y que nadie busca un nuevo imperialismo que suplante el imperialismo yanqui, pero para los nostálgicos del imperio gringo, es bueno decir que la cooperación china está basada en otros acuerdos internacionales relacionados a la cooperación sur-sur, entre ellos la no injerencia en asuntos internos que justamente trata de evitar nuevas formas imperiales.

Socióloga 


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