Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
1511
Por: Eduardo Galeano
En
estas islas, en estos humilladeros, son muchos los que eligen su muerte, ahorcándose
o bebiendo veneno junto a sus hijos. Los invasores no pueden evitar esta
venganza, pero saben explicarla: los indios, tan salvajes que piensan que
todo es común, dirá Oviedo, son gente de su natural ociosa e viciosa, e
de poco trabajo... Muchos dellos por su pasatiempo, se mataron con ponzoña por
no trabajar, y otros se ahorcaron con sus propias manos.
Hatuey,
jefe indio de la región de la Guahaba, no se ha suicidado. En canoa huyó de
Haití, junto a los suyos, y se refugió en las cuevas y los montes del oriente de
Cuba.
Allí
señaló una cesta llena de oro y dijo:
—Éste
es el dios de los cristianos. Por él nos persiguen. Por él han muerto nuestros padres y nuestros hermanos. Bailemos
para él. Si nuestra danza lo complace, este dios mandará que no nos maltraten.
Lo
atrapan tres meses después. Lo atan a un palo.
Antes
de encender el fuego que lo reducirá a carbón y ceniza, un sacerdote le promete gloria y eterno descanso si acepta
bautizarse. Hatuey pregunta:
—En ese
cielo, ¿están los cristianos?
—Sí.
Hatuey
elige el infierno y la leña empieza a crepitar.
Tomado del libro "Los Nacimientos" de Eduardo Galeano
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios