Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Claudia
Peña Claros
En
este periodo de nuestra historia nacional, hay una contradicción fundamental
que viene desde nuestro surgimiento mismo como nación que cobija a otras
naciones y que se manifiesta de múltiples maneras y con distintos ropajes. Es
una contradicción que hace a la propia existencia (o no) del Estado
Plurinacional. Es la constante tensión, el permanente y antiguo forcejeo entre el
espíritu nacional y las fuerzas regionalistas.
Sobre
la base de esa contradicción y las fuerzas que la alimentan y perpetúan se
viene preparando una parcialidad que tiene ganas de resurgir (porque no
consiente dejarse morir), y que sabe que para resurgir debe ser capaz de
convocar a los posibles soldados, una vez más, al campo de batalla.
Ya
suenan las trompetas, ya se ha desatado el canto de sirenas, que como sirenas
que son, míticas e inciertas, conocen bien el arte de la seducción. En este
tiempo, la tonada que se abre paso a través de la niebla se llama pacto fiscal.
La
animosidad con que los actores cívicos y la Gobernación de Santa Cruz convocan
a sus otrora ejércitos denota en cada palabra, en cada resolución, en cada dato
(vuelto verdad por las empresas informativas que hacen causa vital de los
localismos), el pensamiento que alimenta a la fuerza regionalista por encima de
la lógica nacional, reduciendo la realidad a la dicotomía Gobierno
nacional-sociedades locales.
Sobre
la base de esa dicotomía se hacen proyecciones, se realizan sumas y restas, se
desempolvan las viejas palabras mágicas, se acusa y se construyen razones y
contrincantes. Pero, además, para que el canto de esa dicotomía no sucumba en
su propia llama, se esconde, y se esconde mucho: las propias contradicciones
internas a la parcialidad localista, los retrasos, los silencios, las ausencias
en aquello que se ensalza y en lo que se reclama.
Porque
sí, hay ausencias, y una de ellas demasiado grande: el estatuto autonómico
departamental. Cuando reclaman pacto fiscal, las sirenas cantantes olvidan que
existe otro pacto, más pequeño en su cobertura territorial, pero igual de
básico que cualquier pacto fiscal. Antes de reclamar renovar los acuerdos
nacionales, construidos con tanta dificultad, el gobierno departamental cruceño
debiera transparentar su propuesta de adecuación del estatuto y someterla a
cuantos espacios participativos fueran posibles.
Porque
tal como están las cosas, el mismo gobierno departamental que con tanta
suficiencia envía emisarios a La Paz para entregarle cartas al Presidente, en
su región y con su gente cierra las puertas y se niega a recibir las cartas de
sectores sociales que han trabajado propuestas para el estatuto de las cruceñas
y los cruceños.
Porque
tal como están las cosas, el mismo gobierno departamental que con tanto denuedo
afirma desconocer el detalle de las cuentas nacionales, en su tierra y con su
gente se niega sistemáticamente a transparentar la distribución de las regalías
departamentales entre los municipios cuyos intereses dice haber incluido en su
propuesta de pacto fiscal.
Porque
tal como están las cosas, el mismo gobierno departamental que con pretendido
desprendimiento reclama un nuevo pacto fiscal nacional, en su tierra y con su
gente no cumple su propio pacto, autoimpuesto por una ley departamental
apócrifa, que señalaba la distribución de las regalías departamentales en 50% a
las provincias productoras, 40% a las no productoras y 10% a los pueblos y
naciones indígenas.
Porque
tal como están las cosas, el mismo gobierno departamental que airado reclama el
cumplimiento de la Ley Marco de Autonomías, en su tierra y con su gente
incumple cada día y de manera flagrante esa misma ley, al no proceder a la
adecuación participativa del Estatuto que ilegal e inconstitucionalmente fue
sometido a consulta el 4 de mayo de 2008.
Siguiendo
aquella lamentable tradición de hipocresía y autocomplacencia, las autoridades
departamentales, los cívicos cruceños y las empresas informativas militantes de
su causa, convenientemente olvidan siquiera mencionar el contenido completo de
la famosa Disposición Transitoria Décimo Séptima de la Ley Andrés Ibáñez, que
además de fijar un plazo claro para conocer una propuesta técnica de diálogo
para el pacto fiscal, define condiciones mínimas de justicia para iniciar esa
discusión. Justicia que va mucho más allá del primitivo conteo poblacional para
definir aspectos tan vitales a la calidad de vida de la gente.
Establece
aquella norma que se trabaje bajo el cobijo de los principios constitucionales:
unidad, solidaridad, equidad, igualdad, por ejemplo. Manda tomar en cuenta el
ejercicio efectivo de las competencias por parte de las entidades autonómicas y
el nivel central. Exige tomar en cuenta las necesidades económicas y sociales
de forma diferenciada entre los departamentos.
Resulta
obvio entonces que los datos que necesitamos para trabajar y acordar un nuevo
pacto fiscal requieren reflejar la complejidad de lo requerido por ese otro
pacto social que aprobó nuestra Ley Marco de Autonomías Andrés Ibáñez.
Pero,
ante todo, resulta obvio que un pacto fiscal (más allá de su ruta que está
clara y es inexcusable) solo es posible de ser construido si levantamos la
cabeza y enfocamos al país como totalidad compleja, diversa y digna. Solo es
posible un pacto fiscal si levantamos la mirada y la proyectamos más allá de
las urnas de octubre, con equilibrio, solidaridad y generosidad. Solo es
posible un pacto fiscal si hacemos transparente el debate y hablamos también de
caja y bancos, de redistribución, de justicia igualitaria, de participación
real y concreta, no de su miserable remedo.
Y
nosotros, los cruceños y las cruceñas, somos convocados una vez más a desoír
los cantos de las viejas sirenas. Porque si se trata de propuestas y pactos, en
nuestra tierra hermosa, democrática y autonómica, respecto de algunos
liderazgos que se llenan la boca de palabras mágicas, podemos aplicar aquel
famoso refrán: En casa del herrero...
Siguenos en Facebook https://www.facebook.com/escuelanacional.deformacionpolitica
Twitter @escuelanfp
El planteamiento es muy certero a practicar lo que se reclama primero en casa, pero se debe considerar que al no existir los estatutos autonómicos en vigencia continúan siendo banderas políticas de la derecha que serán utilizados en el proceso electoral ojo con eso.
ResponderEliminar