Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Las manipulaciones del Banco Mundial
Por: Vicenç Navarro
Hace unas semanas el Banco
Mundial publicó una breve nota de prensa de seis páginas, que causó gran
impacto. La noticia no era para menos. El Banco Mundial señalaba que, a pesar
de la recesión mundial, la pobreza extrema había bajado en el mundo. El título
de la nota de prensa lo decía todo “Nuevas Estimaciones Revelan una Disminución
de la Pobreza Extrema durante el periodo 2005-2010”(“New Estimates Reveal Drops
in Extreme Poverty 2005-2010. World Bank). Ni que decir tiene que los mayores
medios de información del mundo occidental, de sensibilidad liberal, ansiosos
de buenas noticias, echaron campanas al vuelo. Los mayores diarios y semanarios
del mundo publicaron noticias y artículos en lugar prominente, con titulares
muy llamativos, anunciando la noticia. El del The New York Times era
representativo: “La pobreza mundial desciende a pesar de la recesión económica
mundial”. Titulares parecidos aparecieron en los mayores medios. Un tanto
semejante ocurrió en la prensa liberal económica, desde el Financial Times al
The Economist. Éste último, con la exageración que le caracteriza, señalaba que
“por primera vez, el número de pobres desciende en todo el mundo”. Ni que decir
tiene que, predeciblemente, los grandes rotativos de España reproducían las
noticias con igual alborozo.
El problema con toda esta
movilización mediática es que los datos, incluyendo los propios datos del
informe del Banco Mundial, no reflejan esta realidad. Veámoslos. Lo primero que
aparece es que los que el informe presenta van del año 1981 al 2008. El estudio
del Banco Mundial es la evolución de la pobreza extrema durante este periodo.
El último año analizado es, repito, 2008, el primero de la recesión. Es decir,
la recesión apenas había comenzado. No puede, por lo tanto, derivarse que “a pesar
de la recesión, la pobreza ha bajado” tal como la gran mayoría de los medios
indicaron. En realidad, la crisis y la recesión se iniciaron aquel año, y a
nivel mundial todavía continúa en muchas partes del mundo. Para llegar a la
conclusión a la que llegaron los medios, el estudio tendría que haber analizado
la evolución de la pobreza durante el periodo 2008-2012, y ver si la pobreza
bajó durante esos años. El Banco Mundial no hizo tal estudio. Sus datos reales
terminaron en 2008, cuando la recesión comenzó. Lo que sí hizo el Banco
Mundial, es una estimación de la bajada de la pobreza durante el periodo
2008-2010, estimación basada, no en datos reales sino en datos calculados según
varios supuestos, algunos altamente cuestionables. Las estimaciones del Banco
Mundial son conocidas por su “creatividad”, conducentes a estimaciones y
proyecciones de escasa credibilidad en la comunidad científica. Los únicos
datos reales, y no supuestos, del estudio del Banco Mundial terminan en 2008,
cuando la recesión apenas comenzaba.
Pero el informe del Banco Mundial
comete otro error que, como el anterior, le permite llegar a una conclusión
equivocada. Analiza cuánta gente vive en el mundo con menos de 1,25 dólares al
día y cuantifica como esta cifra ha ido evolucionando durante el periodo
1981-2008. Y dado que el total, según sus cálculos, es que en 2008 había 662
millones menos que estaban en esta condición que en 1981, concluye que la
pobreza ha disminuido a nivel mundial. Puesto que este periodo ha sido el
periodo liberal, es decir, el periodo que la mayoría de países del mundo,
presionados por el FMI y por el BM, han llevado a cabo políticas neoliberales,
este descenso se presenta como la prueba del gran éxito de tales políticas. Han
aparecido ya varios artículos de conocidos economistas liberales (en realidad,
neoliberales) cantando las alabanzas del neoliberalismo.
Pero tal euforia ignora algunos
hechos elementales. Uno de ellos es que la mayoría de este descenso del
porcentaje de la población que vive con menos de 1,25 dólares al día se
concentra en China (y en segundo lugar en la India), y China no ha seguido las
políticas neoliberales en su desarrollo. En contra de la sabiduría convencional
neoliberal conocida como Consenso de Washington en EEUU, y Consenso de Bruselas
en la UE, el Estado de China es altamente intervencionista, con pleno control
público de la banca y del crédito, entre otros ejemplos. Un tanto semejante
ocurre en la India. Excluyendo estos dos países, el porcentaje de la población
en pobreza extrema aumentó, no disminuyó, y muy en particular en los países que
siguieron con mayor docilidad las recetas neoliberales. En otros países donde
la pobreza disminuyó a principios de este siglo, tales como Venezuela, Brasil,
Argentina y otros países de América Latina, este descenso se debió precisamente
a la revuelta en contra de las políticas neoliberales, rompiendo con ellas,
mediante políticas intervencionistas de orientación redistribuidora, con activa
participación del Estado en su actividad económica. Tal como los informes
publicados por el Center for Economic and Policy Research de Washington han
mostrado, las consecuencias del neoliberalismo en el mundo en vías de
desarrollo han sido negativas. Las tasas de crecimiento económico y producción
de empleo fueron mayores en los países que ignoraron las posturas neoliberales
que en los que las siguieron. Por cierto, uno de los países con mayor reducción
de la pobreza extrema ha sido, precisamente, Venezuela, bajo el gobierno de
Hugo Chávez, demonizado en los rotativos de mayor difusión españoles.
Pero el mayor problema del
informe del Banco Mundial es la manera como define pobreza extrema, utilizando
el indicador del consumo de 1,25 dólares estadounidenses como el umbral de la
pobreza. Por cierto, utilizar 1,25 dólares no quiere decir que en el mundo sean
pobres los que consumen menos de 1,25 dólares por habitante. Tal cantidad, en
dólares estadounidenses, podría ser una cantidad respetable para un país pobre.
No es 1,25 dólares estadounidenses el umbral de la pobreza extrema en los
países subdesarrollados, sino el valor de la moneda local cuya capacidad
adquisitiva sea comparable a la de 1,25 dólares en Estados Unidos.
Este indicador, tal como han
mostrado Robin Broad y John Cavanagh en su libro Development Redefined. How the
Market Met its Match es simplista en extremo, pues no tiene en cuenta otros
consumos que no sean comercializados. Por ejemplo, dos países pueden estar
consumiendo 1,25 dólares per cápita per dia y, sin embargo, el que tenga
abundantes servicios públicos, tendrá menos pobreza que otro país que no tenga
tales servicios. Pero el Banco Mundial no valora el consumo público, sólo el
privado. De ahí que tal indicador subestime deliberadamente el efecto positivo
que tienen los servicios públicos en reducir la pobreza de un país.
En resumidas cuentas, el
neoliberalismo ha sido un fracaso, por mucho que el Banco Mundial y el FMI
intenten rescatarlo. Su impacto en la pobreza ha sido devastador y la crisis
está acentuando todavía más esta situación. España es un claro ejemplo de ello.
La pobreza se está disparando, no reduciendo. Escribir lo contrario es mera
propaganda neoliberal, por mucho que se intente ocultar esa realidad con
estudios aparentemente científicos.
Vicenç Navarro. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu
Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
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