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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

Emergencia sanitaria y neoliberalismo: el coronavirus a la medida del capitalismo



Por: Carlos Wila Marca

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al coronavirus (Covid-19) como pandemia global por los altos niveles de propagación a escala planetaria, en Bolivia fuentes oficiales del gobierno de facto, confirmaron dos casos y en las últimas horas, uno nuevo anunciado por el Servicio Departamental de Salud (SEDES) de Sata Cruz. El virus ingresó a Bolivia no solo como parte de la propagación ya inevitable a estas alturas, sino que también trajo consigo la carga neoliberal que el capitalismo utiliza para favorecer a las grandes corporaciones farmacéuticas y conexas, con ello la psicosis en la población que primero genera caos, desinformación y luego desenfrenado consumismo, que en términos de la economía, significa una oportunidad para el mercado de los insumos, materiales y medicamentos, propiciando agio o especulación e incremeno desmedido de precios ante la enorme demanda de artículos que supuestamente previenen algún tipo de contagio de este virus.

El caos y la desinformación son inevitables en una sociedad donde la salud no es el principal factor de cuidado desde la población y el Estado, pero el consumismo y sus consecuencias, tiene que ver con políticas publicas y visión sobre la salud pública; ahora bien, lo que se esta viviendo es el más puro ejemplo de la mano invisible del mercado que actúa conforme la demanda de la población sin que el los diferentes estamentos del gobierno intervengan directamente; dicho de otro modo, la visión neoliberal del actual gobierno de facto, privilegia al mercado, en lugar de la prevención fortalece el asistencialismo como medida sanitaria; es decir esperar que la enfermedad se manifieste y luego realizar acciones. No otra cosa son los diferentes anuncios, comunicados y declaraciones oficiales de autoridades gubernamentales que incentivan la adquisición de medicamentos o insumos para “prevenir” el posible contagio como barbijos, satinitizadores, vitaminas y otros, que hace que las empresas importadoras en el caso boliviano, incrementen su ganancias con tal de satisfacer la demanda del mercado desinformado y caótico, por el lado de las industrias dedicadas al rubro de insumos de higiene como jabones líquidos, producción y comercialización de alcohol por citar algunos, también elevan su producción e incrementan ganancias a costa de la población, sin que el sistema de salud de respuesta.

A ello sumemos el caos como consecuencia de la desinformación de la población que es empujada por el mismo Estado a que las persona sean responsables de cuidar su salud. En términos sencillos, esto no es otra cosa que ver a la salud dependiente del mercado; dicho de otro modo, quien tiene la capacidad de compra podrá contar con los insumos preventivos; más sencillo, quien tiene dinero tendrá acceso a la salud, ya no como derecho garantizado, sino adquirido en el mercado, a no decir más si se dan casos en los que se requiera la atención médica donde la atención, el control, tratamiento y rehabilitación, están a merced de la capacidad adquisitiva del paciente. El discurso de sanción a quienes especulen o no quieran atender, es la llana lógica neoliberal de solo ser el Estado regulador y no actor. Acá el derecho a la salud otra vez es solo una mercancía más, tal como se ven en imágenes e información que los medios de comunicación y las redes sociales van difundiendo a cada momento.

Lo anterior también se manifiesta que a pesar de la existencia de condiciones materiales en la capacidad instalada en cuanto a infraestructura y personal sanitario, desde centros de salud, hospitales, profesionales médicos, auxiliares y personal de servicio con el que cuenta el subsistema de salud pública, elementos que hacen que se pueda enfrentar esta crisis, pero su concepción discriminatoria, elitista  y asistencialista se manifiesta en el rechazo y la inoperancia, reforzada por autoridades que solo esperan que sea el mercado el que dé respuestas como clínicas y centros de salud privados como en el caso de Santa Cruz donde rechazaron a una persona infectada a so pretexto de no estar preparados o capacitados y lo expresan de manera intolerante, es un sistema que espera soluciones en lugar de generar condiciones de solución ante una emergencia, personal preparado para esperar y asistir y no prevenir.

La diferencia de la salud desde la óptica social comunitaria está referida a la promoción y prevención máxime, lo que implica que el último recurso sea el centro de salud de primer nivel y más aún el centro de especialidad, privilegiando acciones colectivas de higiene, promoción de la salud propiciadas desde el Estado, donde los servicios de salud además de ser gratuitos y universales, no excluya a nadie y la atención no sea un privilegio sino una obligación, donde los insumos sólo se utilicen en caso extremo de manera gratuita. Hoy por hoy nadie está preparado frente a lo desconocido y decir que Bolivia no está preparada para esta pandemia, es igual a decir que las universidades y facultades de enseñanza médica, sacaron al mercado profesionales mediocres que no tienen la capacidad de dar respuesta a lo desconocido. En fin de cuentas es no más parte de la concepción capitalista de la salud, la declaratoria de emergencia será para beneficio del mercado y para que el gobierno nunca se contagie del virus porque será el único que se va a lavar las manos con la ignorancia del pueblo humilde que está a merced de la capacidad monetaria para el acceso a la salud.


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