Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por Camilo Katari
“El corona virus, llega por igual
a pobres y ricos, todos debemos estar unidos” es una frase que está corriendo
por las redes; por supuesto no es una frase inocente, es parte de la lucha
política.
La falsa premisa donde “todos
somos iguales” es una constante en el discurso político boliviano, no solamente
negando una estructura social compleja debida a la existencia de varias
naciones en un Estado, sino por la universal división de clases, debida al modo
de producción dominante.
El proyecto golpista, está basado
en el miedo.
En Alemania en los años 30, se
puso en marcha una campaña mediática contra comunistas y judíos, lo que
permitió consolidar el poder para Hitler.
Hoy con un mejor manejo del llamado
“low envolment” se justifican intervenciones y guerras, como las de medio
oriente, lugares donde se “agradece” la intervención extranjera; es tal la
capacidad de enajenación, que logran repetir la famosa relación amo y esclavo.
Bolivia está siendo el país,
donde, con mucha ventaja, se aplica esta estrategia, que no ha recibido ninguna
resistencia efectiva, por el contrario hasta los sectores que se asumen
revolucionarios, han caído en sus redes, olvidando que algún líder
revolucionario había advertido que en imperialismo no se debe confiar “ni un
tantito así”.
La enajenación nos ha calado con
tanta fuerza que es paradógico ver en las redes “progres” y de izquierda
reenviar opiniones de los cómplices del golpe, aumentando la confusión de los
discursos y posiciones políticas para la coyuntura.
Tal es la confusión, que no
podemos ver una actitud rebelde, de los vecinos de la ciudad de El Alto, o de
barrios populares y castigamos con el mismo sambenito de los golpistas:
“irresponsables, salvajes, hay que meter bala”. La derrota política en la
conciencia es evidente.
Ya vendrán tiempos de contrición
y “autocrítica”, acumulando no experiencia sino incapacidad de dar batalla,
política e ideológica. Estamos a tiempo de canalizar la protesta y el
descontento, que brota en varios lugares, encaminarlos en la dirección clara y
concreta de terminar con la dictadura; es posible que la esperanza electoral,
haya frenado el impulso popular, tenemos que apreciar mejor el momento que
estamos viviendo, la posibilidad cierta de un rápido desgaste del gobierno, nos
ubica en un escenario de disputa por el poder; con probabilidad de un nuevo
gobierno civil-militar, ya no de transición.
La salud pública se encuentra
atacada, la salud pública del Estado Plurinacional también, los buenos
marxistas conocen las decisiones que tomó Lenín para consolidar la revolución
en Rusia. Se está generando un nuevo orden mundial y está en nuestras manos, la
re-construcción de un Estado Plurinacional, como respuesta a ese nuevo orden
mundial.
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