Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Eduardo
Paz Rada
Una de las obras fundamentales
del revisionismo histórico boliviano es “Nacionalismo y Coloniaje” de Carlos
Montenegro, el libro más importante para entender los procesos políticos y
sociales del país que, además, abrió un horizonte de prácticas y procesos que
alcanzaron su cúspide con la Revolución Nacional de 1952 que transformó la
sociedad y el estado y que en el siglo veintiuno nos permite avanzar en la
comprensión de los problemas centrales respecto a la nación y al coloniaje como
dilema fundamental de la existencia y destino de Bolivia.
El libro fue publicado por
primera vez en 1944, después de la experiencia traumática para el pueblo
boliviano como fue la Guerra del Chaco, la batalla contra los poderosos barones
del estaño y su Superestado antinacional, la nacionalización del petróleo de
manos de la Standard Oil que apostó por la conflagración bélica a costa de
50.000 patriotas muertos en la defensa del territorio o el suicidio del Coronel
Germán Busch, el héroe de la Patria.
En el libro Montenegro desnuda,
con una crítica profunda e implacable, los instrumentos del poder colonial y
oligárquico que cimentaron un remedo de país y, frente a esto, reivindica los
esfuerzos y procesos históricos en los cuales el pueblo fue el protagonista
para construir su destino defendiendo la nacionalidad en construcción, el
territorio y la identidad.
El fundamento central de la obra
está en hacer visible la enajenación mental y la dominación ideológica de los
escritos de la historia “oficial”, de los historiadores y de la prensa
oficiales que se difundían como la única y definitiva versión de los
acontecimientos históricos con la finalidad de mantener un sistema de opresión
y dependencia, en el cual el pueblo es el derrotado y excluido y las elites los
personajes centrales.
Su estudio de la historia estuvo
acompañado con el compromiso y la lucha política, los cuales estuvieron
presentes en sus libros y, especialmente, en el periódico “La Calle”, como
emblemática tribuna para defender los intereses nacionales y populares dando
guerra a la oligarquía minero-terrateniente. No se puede entender la revolución
de abril de 1952 sin entender la importancia de la lucha ideológica emprendida
por Montenegro quien tuvo a su lado a Augusto Céspedes y luego profundizaron su
perspectiva Sergio Almaraz, René Zavaleta Mercado y Andrés Soliz Rada.
Carlos Montenegro también
significa controversia y debate porque no se esconde en la neutralidad, toma
una clara posición desde la defensa de los humildes, de los golpeados, de los
trabajadores del campo y la ciudad, de los sectores medios, pero sobretodo toma
posición por la construcción de la nación soberana y libre, por la Patria
Boliviana. Y no deja de advertir la alta importancia de la acción conjunta de
los pueblos de América latina contra la agresión y explotación extranjera.
El actual proceso de
transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales, iniciado en la
rebelión de octubre de 2003, es la afirmación de la nación boliviana, del
nacionalismo antiimperialista, sobre sus bases indias, campesinas, populares,
obreras, de mujeres que, en el proceso de los últimos trece años, ha reafirmado
la dignidad y la soberanía con la nacionalización del gas, la recuperación de
las empresas estratégicas, la redistribución de la riqueza, la industrialización
y el fortalecimiento del mercado interno, la integración territorial y social
del país, el potenciamiento del estado Nacional, la participación popular y el
impulso a unidad latinoamericana y caribeña.
Sociólogo boliviano y docente de
la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.
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