Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Juan Carlos Zambrana Marchetti
El
miércoles 4 de febrero de 2015 tuve la oportunidad de presenciar una peculiar
conferencia de prensa frente a la Casa Blanca. Había llegado desde México el
célebre padre Gregorio López Gerónimo, más conocido como el padre Goyo, un
sacerdote con sangre indígena purépecha (tarasca) que hizo su tesis sobre el El
Capital de Carlos Marx, estudió Antropología Teológica, y que no se limita a
sembrar en el reino de los cielos, sino que también sale a las calles a
organizar a su iglesia para defenderse en esta tierra. Un cura que, a pesar de
caminar en contracorriente, tiene buenas relaciones con el Vaticano del papa
Francisco.
Aquí
están las dos caras del cristianismo, pensé. Un cura revolucionario, hablando
en nombre de un pueblo pobre, frente a la sede mundial del cristianismo
capitalista, en cuya esencia existen dos categorías de seres humanos, con el
mandato de honrar a Dios de formas diferentes. Los ricos y superiores, con
bondad y misericordia para con los pobres e inferiores, y éstos con el espíritu
de obediencia, fe y paciencia para con los primeros, de tal manera que los
pobres no se levanten contra los ricos (John Winthrop: Modelo de caridad
cristiana). Un método de control social que legitimó el exterminio del
indígena, el despojo de sus tierras, el esclavismo y la explotación. Esa
complicidad ha sido generalizada y que el Papa está tratando de enmendarla,
pensé y me dispuse a escuchar sobre la causa del padre Goyo, de cuya
presentación transcribo algunos fragmentos.
“Es
el crimen organizado quien está dirigiendo al país y por eso necesitamos la
ayuda de gente joven, noble y con ideas. Por eso venimos a visitar a las organizaciones
civiles para transformar desde la fuente de trabajo. También estamos pidiendo
becas a las universidades para nuestros jóvenes, y finalmente estamos pidiendo
apoyo de las instituciones de gobierno, particularmente a la Casa Blanca, a la
cual le traemos un documento pidiendo un alto a las armas que llegan a México a
través del Plan Mérida, porque esas armas van a manos del Gobierno, pero
también a manos de los criminales. Hemos descubierto las mejores armas con
matrículas de Utah: barretts (rifles automáticos), M60 (ametralladoras), y
hasta lanzagranadas que no había hace un año. Estamos llenos de armas en manos
de los delincuentes. Necesitamos que los congresistas pongan esto en
consideración. Que investiguen el programa Rápido y furioso y tantos programas
de armamentismo para ver a quién están beneficiando acá. Quiénes son los
artífices criminales de esta maquinaria de guerra”.
Durante
la noche, el sacerdote nos explicó a residentes bolivianos que su movimiento
tiene por objetivo organizar productivamente al pueblo, habilitarlo para
competir en la economía de mercado, educarlo, y defenderlo con una red de
información y acción comunitaria. Esos objetivos me parecieron bastante
parecidos a lo hecho por el presidente Evo Morales en Bolivia.
En
conclusión, la causa del padre Goyo constituye una esperanza de que el
catolicismo pueda retomar la senda de Jesús en defensa de los pobres. Habrá que
educar también al clero en economía política y antropología, y promover a
suficientes padres Goyos en la jerarquía eclesiástica, como para que un
concilio ecuménico del Siglo XXI pueda modernizar nuestras creencias con una
teología de la dignificación de todo ser humano, su respeto, y su defensa en
esta tierra.
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