Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
La Masacre de Kuruyuki.
Monumento al indio Chiriguano en Santa Cruz de la Sierra
Su nombre era Capiaguazú:
"Mozalbete grande"; Apiaguaiqui, cuyo significado es incierto y le
fue dado al proclamársele Tumpa.
Había nacido hacia 1863 en la
hacienda Joguaya cerca del Río Parapetí, nunca se casó ni tuvo hijos.
De su padre, no hay certezas,
se especula fue muerto en los enfrentamientos con los blancos de 1874-75. Su
madre que era sirvienta en la hacienda de José Manuel Sánchez, un rico ganadero
de la región de Yohay, huyó con él cuando éste rondaba los diez años. Erraron
por las aldeas hasta que se establecieron en Murukuyati -en la vertiente
oriental de Aguaragüe-, pequeño poblado donde podían vivir en libertad y
cultivar la tierra.
La tranquilidad para madre e
hijo duro poco. En 1877 llegó el oficial del ejército Eduardo Cuellar con
cuatro soldados, enviados por Pedro Zárate, hacendado y Delegado del Gobierno
de la República para la distribución de las tierras ocupadas por los indígenas.
Debían realizar trabajos de agrimensura e inspeccionar la calidad de la tierra
y en su soberbia destruyeron los cultivos de maíz indígenas. Curichama -cacique
de Murukuyati- los desarmó y expulsó de sus tierras. Cuellar, sintiéndose
humillado, informó a Zárate que en esa aldea se planeaba una rebelión contra
los blancos.
Zárate envía una expedición
punitiva, en la noche atacaron Murukuyati, asesinando a sus habitantes y
quemando las viviendas. Apiaguaiqui fue uno de los pocos sobrevivientes, su
madre murió degollada.
Fue acogido en la aldea
Bororigua comandada por el cacique Machirope, al que sirvió de mensajero, así
se interiorizó en la política indígena y conoció a Güirarayu quien le enseñó
las artes chamánicas y lo convirtió en un gran ipaye.
Los ipaye no solo curaban las
enfermedades, por sus conocimientos espirituales predecían el futuro. Hacia el
año 1889 comenzó a profetizar en las aldeas, y en reuniones secretas entre
indígenas reducidos y peones de hacienda. Practicaba la ventriloquia, hacía
creer a sus seguidores que él tenía el poder de hacer hablar a los animales.
Les decía que debían unirse para expulsar a los invasores. Era el momento de
entrar en acción, aseguraba que él los protegería de las balas blancas haciendo
que éstas se derritan antes de llegar a sus cuerpos y si morían él los
resucitaría.
La admiración de su gente
creció a tal punto que recibió el nombre de Tumpa, un fragmento de Dios que
había recibido el espíritu grande desde las estrellas para liberar a su pueblo.
No era la encarnación de Dios en hombre, sino la transformación del hombre en
Dios.
Última
rebelión chiriguana
Después de los enfrentamientos
de 1874-75, los mburuvicha (caciques) de Ivo y Cuevo -en la frontera
Chuquisaca-Santa Cruz- emprendieron una larga y desesperada gestión ante las
autoridades gubernamentales y eclesiásticas para convertir a sus poblados en
misiones, con el fin de no ser gobernados por los hacendados, perder sus
tierras y convertirse en peones. Cuevo pasó a depender de Misión de Santa Rosa
en 1887; en cambio, en cacique de Ivo no fue escuchado y el único camino para
liberarse de la servidumbre era el levantamiento. En la plenitud de su fama
Apiaguaiqui se estableció en Ivo, y lo convirtió en el centro del último gran
movimiento por la liberación del pueblo chiriguano.
Reunió más de 6.000 querembas
(guerreros) armados de flechas, arcos, masas, cuchillos y unos pocos rifles.
Planeaba el ataque para los carnavales de 1892, pero el intento de violación y
asesinato de la sobrina del mburuvicha Asukari de Ivo a fines de 1891 en manos
del corregidor de Ñumbite (Cuevo, Santa Cruz), Fermín Saldías, y su posterior
impunidad, aceleró los sucesos.
En enero de 1892 se enciende la
Cordillera Chiriguana, el día 7 tomaron Santa Rosa de Cuevo matando al Coronel
Sanz, invadieron e incendiaron haciendas karai (blancas) en toda la Cordillera,
entre ellas: Camiri, Lagunilla, Alto Parapeti, Charagua, Ñancaroinsa y
Karatindi. El temor y la furia se apoderaron de los blancos, que acuden a la
maquinaria guerrera de la poderosa trilogía de la colonia y la república: la
Iglesia, el ejército y los hacendados.
El obispo Belisario Santisteban
de Santa Cruz de la Sierra, exigió rezar y realizar misas en todas las iglesias
en contra los "indios infieles sublevados en la provincia
Cordillera". Desde Chuquisaca se destaca al Sub-Prefecto de Azero
(Provincia Calvo) Coronel Tomás Frías con un contingente de 50 soldados y 400
indígenas aliados y desde Santa Cruz al prefecto general Ramón González,
apodado Pachacha ("dos veces hombre" en aimara) con una fuerza de
1600 hombres, la mayoría indios aliados.
El 13 de enero se produce un
primer combate en Kuruyuki (voz guaraní: cururú, sapo; yuqui, sal = salitral de
sapos), el ejército a cargo Frías debe retirarse -con 3 bajas y 20 heridos-
ante la superioridad de las fuerzas de Apiaguaiqui.
La madrugada del 21 de enero,
el Tumpa con 1000 querembas a pie y 300 a caballo atacó el cuartel de Santa
Rosa de Cuevo, en el momento en que sus ocupantes estaban en misa, pero
debieron replegarse en vista de las numerosas bajas causadas por los
defensores.
El 27 de enero las fuerzas de
González se unen a las de Frías, con dos millares de efectivos deciden atacar
la base chiriguana de Kuruyuki.
La
Masacre de Kuruyuki
Las fuerzas de Chuquisaca y
Santa Cruz, a las seis de la mañana del 28 de enero de 1892, llegaron a la
serranía de Aguaragüe, en Kuruyuki, en una prolongación del valle de Ivo,
iniciando una sangrienta batalla.
Hombres, mujeres y niños
chiriguanos, con sus rostros pintados en rojo y negro, se atrincheraron cavando
fosas reforzadas con estacas. Lucharon con un valor sorprendente, pero la
desventaja en armas era demasiado grande; el ejército karai fue ganando terreno
y tras ocho horas de combate fueron derrotados. El coronel Frías en una carta
dirigida al Prefecto del Departamento de Chuquisaca, calculaba que los muertos
chiriguanos alcanzaban la cifra de novecientos a mil, entre hombres, mujeres y
niños. Apiaguaiqui y otros jefes indígenas lograron escapar.
Inmediatamente se inicio la
persecución del Tumpa. Durante la misma, tanto las tropas militares como los
propios terratenientes iban asesinando a los chiriguanos y confiscando sus
bienes, querían "limpiar la zona de todo vestigio de rebeldía
indígena". Las tierras fueron adjudicadas al Colegio Franciscano Misionero
de Potosí, para que fundara una reducción misionera. Se calcula que unos 2700
chiriguanos resultaron muertos y otros 1200 tomados prisioneros y distribuidos
como esclavos entre los vencedores y hacendados de la región; los jefes que se
rindieron fueron ejecutados en la plaza de Santa Rosa, en presencia de toda la
población. De los que pudieron escapar, muchos se refugiaron en el norte
argentino.
Guatinguay, cacique de
Caruruti, traicionaría a Apiaguaiqui a cambio de salvar su vida. Lo había
acompañado durante toda la guerra y gozaba de su confianza, lo que le permitió
llevarlo a una emboscada donde lo esperaba un grupo armado del hacendado José
Martínez.
Es trasladado al pueblo de
Sauces, hoy Monteagudo del departamento Chuquisaca, durante su prisión nunca
demostró debilidad ni temor, ni despegó los labios a pesar de ser torturado
salvajemente. Luego de 15 días, es sometido al Consejo de Guerra que decide
realizar su ejecución el 29 de marzo de 1982.
Se convocó al pueblo a la plaza
principal, primero fueron ejecutados dos de sus capitanes: Güaracota y Ayemoti.
El Tumpa fue torturado, suplicio que no se conoce con claridad -se dice fue
empalado- y a las cuatro de la tarde fue fusilado atado a un poste. El Delegado
gubernamental Coronel Melchor Chavarría en su informe escribía:
"Apiaguaqui murió con la altivez de un gran caudillo. En cumplimiento de
lo dispuesto en la orden general, el cadáver permaneció expuesto en el patíbulo
hasta el día siguiente".
Aunque luego se produjeron
pequeñas sublevaciones, se considera al 28 de enero de 1892 como el fin de las
insurrecciones chiriguanas que abrió el paso a la apropiación de los
territorios indígenas del Chaco Boreal.
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