Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Julio C. Gambina
Resulta
difícil opinar sobre cuestiones de la coyuntura económica de Argentina en
momentos de gran confusión política e institucional motivada en la muerte del
fiscal Nisman, muy cercano a los servicios de inteligencia y a la embajada de
EEUU, y las derivaciones suscitadas en torno a la impune investigación de la
voladura de la AMIA en 1994, algo que trasciende al gobierno actual.
Vale
mencionar que los episodios de la AMIA, junto a la voladura de la Embajada de
Israel en 1992 y del arsenal en Río Tercero en 1995, en tiempos de ofensiva
neoliberal, constituyen sucesos que “ratifican” la inmersión de la Argentina en
la clave articulada del capitalismo mundial, con sus tendencias históricas
caracterizadas por la militarización, el espionaje y el terrorismo de Estado
mundial. Afecta la tradición constitucional desde 1983 y desde mucho antes en
nuestra historia.
Aludimos
a “ratificar” ya nuestra historia, porque la inserción en esa lógica
capitalista no es coyuntural, sino estructural, sistémica, y de origen en el
desarrollo del capitalismo local. Remite a la conquista y colonización, como a
las invasiones inglesas, o la intervención estadounidense en diferentes
momentos de nuestra historia más reciente. A instancias del Instituto Espacio
para la Memoria, con la autoría conjunta de Osvaldo Bayer y Atilio Boron
escribimos en 2009 un texto sobre el Terrorismo de Estado que trata de repasar
la historia del terrorismo de Estado en la Argentina, desde sus comienzos y
hasta el 2001 (es un texto de circulación gratuita, publicado en internet, y
sin embargo se ofrece a la venta, increíble pero real el proceso de mercantilización
de la palabra y el pensamiento).
La trama
del desarrollo terrorista estatal se asocia a la promoción de legislación
antiterrorista en casi todos los países de la región y en los últimos años. Es
una presión desde la política exterior de EEUU y de los organismos
internacionales, que asocian la demanda antiterrorista al combate al lavado de
dinero o al narcotráfico, cuando el capitalismo contemporáneo está
indisolublemente asociado al crimen, al contrabando, la especulación, el
tráfico de drogas, armas o personas. Los paraísos fiscales existen en variados
territorios, incluso en EEUU y aún con altisonantes declaraciones, por ejemplo
del G20, nada concreto se avanza en su eliminación.
Ese
capitalismo delictivo se expresa en actividades asociadas al espionaje mundial
y local, que sufren los pueblos del mundo, por ser base de operaciones
motorizadas por transnacionales de los medios de información o de
desinformación, con el objetivo de manipular y condicionar la opinión pública o
el sentido común, que con Gramsci repetimos, es el sentido común de las clases
dominantes. El accionar del terrorismo de Estado en el capitalismo mundial
supone la impunidad, que es lo que aparece como trasfondo y esencia continua en
nuestra historia reciente.
Crisis
política y problemas económicos
Este es
un momento en que reaparece la desconfianza de la sociedad en la
institucionalidad y nos habilita a pensar en un nuevo ciclo de la crisis
política e institucional en la Argentina, más allá de las críticas a la
Justicia, al Parlamento, o a los gobiernos (actuales o pasados, nacionales,
provinciales o municipales).
Digamos
también sin duda, que los episodios políticos intervienen en la cuestión
económica, porque hemos repetido hasta el cansancio que la economía es política
y viceversa.
La
coyuntura económica viene siendo caracterizada por la desaceleración del nivel
de actividad y la recesión productiva, con muchas dudas en la posibilidad de
superar el ciclo en el corto plazo en este año de renovación electoral
presidencial.
Todos
los diagnósticos y pronósticos dan cuenta de la dificultad para superar la
situación. Se acaban de publicar los datos del balance del sector externo del
2014 y dan cuenta de una baja de las exportaciones, de las importaciones y del
saldo comercial, menor a 7.000 millones de dólares.
En ese
marco se destaca un déficit energético superior a los 6.000 millones de dólares
y una factura de importación de combustibles superior a los 11.000 millones de
dólares.
El
escenario suscitado en esta semana no mejora las condiciones de fondo de la
situación económica y entre otras variables se generaron negocios especulativos
que derivan en desvalorizaciones de los títulos y acciones estimulados por
hipótesis de inversores que responden a la lógica de la ganancia. Y aunque el
BCRA sostiene una política de control de maniobras especulativas, que llevaron
nada menos que a clausurar transitoriamente la operatoria en el mercado de
valores al Banco MACRO, la cotización del dólar sigue en ascenso. El BCRA apura
micro devaluaciones diarias que se asocian a las tendencias al alza del tipo de
cambio en sus diversas variantes.
Todas
las devaluaciones afectan a los perceptores de ingresos fijos, trabajadores en
actividad o pasivos, lo que nos provoca a pensar en nuevas rondas de protestas
y demandas para defender la posibilidad de sostener la canasta familiar de los
trabajadores y sectores más vulnerables de la sociedad.
¿Tiene
que preocuparnos la cotización de las divisas? Claro que sí, especialmente
cuando la Unión Europa acaba de decidir una fuerte intervención monetaria, con
emisiones mensuales de 60.000 millones de euros, programados hasta septiembre
del 2016 para sostener empresas y bancos a costa de la compra de títulos de
deuda en el mercado secundario.
Europa
sigue ahora el ejemplo que acaba de finalizar EEUU, discontinuando las compras
de deuda para sostener el orden capitalista. La relativa mejora de las cuentas
económicas en EEUU lleva al Banco Central Europeo a acelerar el proceso de
intervención monetaria para aligerar la crisis y su impacto en pérdida del
empleo y las derivaciones políticas que ello puede traer.
La
intervención monetaria estadounidense afectó al desarrollo de las economías
nacionales, del modo que también afectará la intervención monetaria de la
Europa Unida,
Es que
al capitalismo le interesa la lógica sistémica de la ganancia, aun a costa de
países, áreas o empresas y mucho menos interesado en el devenir de los ingresos
populares y las condiciones sociales de vida de la población mundial.
En la
reunión del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, la organización OXFAM
presentó un informe donde remarca con datos de la OIT que “Desde el inicio de
la crisis global, en el año 2008, se perdieron más de 61 millones de empleos”.
Que “La crisis de empleo aún no pasó, y que no hay motivo para la
autocomplacencia”, a pesar de la leve mejoría de las potencias.
Dice el
informe de Oxfam que “Para este año, la OIT prevé que la cifra de desempleados
aumente en 3 millones y pronostica que para 2019 serán 8 millones más”. Agregan
que “El principal motivo, según la OIT, es que el crecimiento no alcanzó en
casi ningún país el nivel que tenía antes del estallido de la crisis”. Enfatiza
que “Los jóvenes son los más afectados en esta situación, ya que casi 74
millones de personas de entre 15 y 24 buscaban trabajo en 2014”.
El FMI,
el Banco Mundial y todos los organismos con departamentos de investigación y
pronósticos aluden a la continuidad de la crisis mundial, con impactos
diferenciados por cierto. Oxfam incluye una opinión sobre el tema y señaló en
Davos que “En 2014 el 1 por ciento más rico de la población poseía el 48% de la
riqueza mundial, mientras que el 99% restante debía repartirse el 52%. En 2010
las 80 personas más ricas del mundo poseían riqueza neta de 1,3 billones de dólares.
En 2014 ascendía a 1,9 billones de dólares”, o sea 600.000 millones de dólares
acumulados por 80 fortunas individuales en 4 años.
Continúa
el informe señalando que “Estas 80 personas poseen la misma riqueza que el 50
por ciento más pobre de la población mundial. 3.500 millones de personas
comparten la misma cantidad de riqueza que 80 personas enormemente ricas. En
términos netos, la fortuna de las 80 personas más ricas del mundo se ha
duplicado entre 2009 y 2014”. Son los años de la crisis mundial y expresan la
impunidad del capitalismo en el ámbito mundial. Sigue señalando el informe
presentado en el Foro Económico Mundial que“En elecciones 2012 en EEUU, el
sector financiero realizó contribuciones por 571 millones de dólares a los dos
principales partidos. En la Unión Europea se calcula que los ´lobbistas´ del
sector financiero dedican 150 millones de dólares año a influir en sus
instituciones”.
Los
datos ponen en evidencia la asociación entre poder económico y Estado
capitalista en un marco de crisis con impunidad de los más poderosos. La
impunidad en todas las circunstancias son atajos del poder histórico para
perpetuar los mecanismos de dominación, desigualdad y discriminación, con
hambre, miseria, saqueo y explotación.
Desafíos
y perspectiva por la emancipación y la liberación
No puede
esperarse solución en el marco de la hegemonía política actual, sea oficialista
u opositora. La crisis política convoca a pensar en alternativa y éstas emergen
en condiciones de crisis de proyectos que definen épocas.
Basta
pensar en la “sorpresa”del triunfo de Alfonsín en 1983; de Menem en 1988/89 y
en Kirchner en 2003. En todos los casos, esos liderazgos emergieron en
situación de crisis política y demanda social de cambio, más allá de lo que en
cada periodo se llevó adelante. En cada caso se intentó fundar un nuevo tiempo
histórico y una nueva expresión política representativa de ese momento
político. Se los llamó alfonsinismo, menemismo, kirchnerismo.
Los dos
primeros quedaron en la historia y sin expresión orgánica en la actualidad. El
tercero intenta subsistir bajo las nuevas condiciones del fin de mandato de
Cristina Fernández.
Hace
falta una nueva expresión política, necesariamente por fuera de la hegemonía de
la disputa electoral que expresan, Scioli, Macri, Massa, Unen u otras variantes
similares de menor peso político.
¿Es
posible? ¿Puede emerger lo nuevo en estas condiciones? Estoy convencido de la
capacidad popular para generar alternativas. Era impensado el cambio político
en Bolivia o Ecuador (más allá de las valoraciones que se hagan de esos
gobiernos) sin la iniciativa y movilización de sus pueblos.
Los
gobiernos anteriores a la emergencia de esos liderazgos y otros en la región no
suponían opciones alternativas previas, las que aparecieron asociadas a las
luchas populares y la voluntad política de hacer surgir proyectos políticos
alternativos.
No
alcanza solo con lucha o voluntad de proyecto político, son necesarias ambas
condiciones, tanto como los liderazgos adecuados a la demanda histórica. Solo
para ejemplificar menciono el papel de Chávez o de Evo para expresar en
personas un proceso social más complejo para la transformación social, la
emancipación y la liberación.
Se
requiere pensar que si existe la potencia del cambio político en la región, que
nos pensamiento mágico y proviene de la mano de procesos sociales y políticos
de nuevo tipo. La historia de acumulación política popular en la Argentina nos
habilita en pensar hoy en la posibilidad de una alternativa política popular
que proponga una lógica contra el orden capitalista, la discriminación, el
racismo y el machismo.
Existe
la posibilidad de articular variados esfuerzos que intentan construir
alternativa, algunos en la disputa electoral. Las bases materiales existen con
los antecedentes de los paros generales construidos en los últimos años, desde
la CTA Autónoma y la unidad de acción; en la confluencia político social por la
suspensión de los pagos de la deuda, la defensa de los bienes comunes y la
convocatoria a la auditoría de la deuda; o en la unidad popular en torno a la
salida de las tropas militares de Haití, que convoca a variadas personalidades
y organizaciones; o en la reciente confluencia organizada para repudiar la
impunidad a propósito de la denuncia y muerte de Nisman, que más allá del
personaje convoca a la indignación, la desconfianza y a la búsqueda de verdad.
Son todos elementos del programa de cambios para otro modelo productivo y de
desarrollo, asociados en la construcción de sujetos políticos conscientes de la
necesidad de ir más allá del orden capitalista, de la impunidad y el terrorismo
de estado de las transnacionalización capitalista.
Articular
la militancia social y política es el desafío del momento. Algunos concentran
su militancia en la lucha político social y otros en la política electoral,
muchos en ambas; y es momento de sumar esas dimensiones de la lucha política y
cultural, social, y buscar sinergias para la integralidad de una confrontación
que supere la crisis en la coyuntura, el descrédito social en la política y
construir una nueva esperanza para la transformación, la emancipación y la
liberación.
Buenos Aires, 24 de enero de
2015
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