Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Ana
Karina García
PRIMERO: Miedo a perder el poder.
Todas sus encuestas, incluidas las de la embajada norteamericana, señalan una
demoledora derrota que no le pemitiría llegar ni al 15% de la votación en
cualquier escenario, en julio como en septiembre. El acumulado de errores,
irregularidades, mentiras y simulacros en la gestión es fuertemente castigada
por la gente consultada en encuestas vía telefónica, redes sociales, como por
grupos focales que critica ásperamente los resultados de casi 6 meses de
gobierno que abren un abismo de incertidumbre y pánico ante lo que podría
significar 5 años de gobierno con Añez.
SEGUNDO: Rechazan elecciones
porque les gustó el saqueo de los recursos públicos incluso ante el silencio
cómplice de los medios de comunicación. Saquearon ENTEL, BOA, ANH, INRA, BANCO
CENTRAL Y AHORA YPFB. Los escándalos de corrupción descubiertos en tan poco
tiempo les hacen temer incluso el voto castigo de la misma clase media que
apoyó el golpe y que ahora tiende a desaparecer frente al colapso económico. La
base electoral del gobierno se está reduciendo a un núcleo racista e
intolerante que cree que una salida autoritaria o una fórmula de continuidad,
con la complicidad de diputados y senadores comprados del propio MAS, sería la
única manera de contener a esta fuerza política que crece a pasos agigantados
frente al congelamiento de Mesa en la preferencia electoral. Las encuestas ven
a Mesa como un actor incapaz de liderizar una crisis económica de magnitud como
lo que ocurrió con su gobierno del 2003 al 2005, incluso gran parte de la gente
presume que ante el descalabro económico del país en el corto plazo lo
conduciría a renunciar a su candidatura.
TERCERO: El régimen necesita más
tiempo no solo para seguir robando sino para cumplir la promesa de entregar
nuestras empresas estatales y nuestros recursos naturales a empresas
norteamericanas y europeas. En las actuales circunstancias un anuncio de
privatización sería catastrófico para Añez lo que le exige oxigenación temporal
para la gran maniobra privatizadora de todas las empresas estatales.
CUARTO: Quieren impedir que se
instale un nuevo gobierno porque cualquiera que llegue está obligado a revisar
las cuentas del Banco Central para determinar el destino final de los recursos.
La mitad del dinero que está saliendo de Banco Central se destina a bonos
sociales sin ninguna fiscalización y se desconoce el paradero de la otra mitad.
Es inevitable investigar el destino de las donaciones, de la plata de los
bolivianos y de los préstamos que se están adquiriendo que compromete a los
próximos 3 o 4 gobiernos del futuro. Nadie sabe qué está ocurriendo o qué
destino tienen las donaciones internacionales o préstamos de organismos
financieros internacionales. Bolivia nuevamente ha ingresado en la órbita del
tutelaje y control financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco
Mundial (BM) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entidades bajo control
del gobierno de los EEUU y cuya dependencia ha sido históricamente atroz para
los más pobres incluso para la clase media.
QUINTO: Rechazan ir a elecciones
porque tienen miedo de ser procesados por las masacres sangrientas de Senkata y
Sacaba, las flagrantes violaciones de DDHH, violación de la libertad de
expresión, el escandaloso movimiento del narcotráfico en Beni y Santa Cruz que
toca la familia de Jeanine Añez y las compras de suntuosos bienes inmuebles de
los hijos y palos blancos de la candidata presidenta. Rechazan la investigación
del NARCOJET y de cientos de vuelos ilegales en la política de cielos abiertos
que actualmente rige para el narcotráfico con la complicidad de exfuncionarios
de AMAZSONAS y ECOJET que manejan instituciones como la DGAC y ASSANA.
SEXTO: Añez y su gabinete se
oponen a las elecciones porque temen ser procesados por incumplimiento de
deberes, negligencia criminal, homicidio culposo y otros delitos derivados de
su objetiva incapacidad para enfrentar la pandemia del coronavirus que está
empezando a causar una descomunal cantidad de contagiados y muertos. Cualquier
investigación, por simple que sea, tanto de la Asamblea Legislativa como del
Ministerio Público podrá demostrar que el régimen privilegió intereses político-electorales
y la estrategia represiva en desmedro de la atención prioritaria de la pandemia
y cuyo indicador demostrativo más claro es el cambio del Ministro de Salud en
plena crisis, la intervención de los SEDES, compras con sobreprecios de insumos
y la falta de equipamiento y material de bioseguridad a todos los hospitales
del país. El gobierno no lograría resistir ninguna investigación que se hiciera
en el corto plazo.
SÉPTIMO: Rechazan elecciones
porque quieren encubrir los grandes negociados de venta de tierras a
extranjeros y menonitas en la Chiquitanía y el Beni a través de empresarios
cruceños en complicidad con el INRA. Los cambios ocurridos en el INRA,
fundamentalmente en Santa Cruz, obedecen a un plan monstruoso de enajenación de
tierras fiscales, tierras de comunidades indígenas, reservas forestales y
tierras entregadas a campesinos con titulación. Esta artera estrategia de
vender tierras fiscales y aquellas recuperadas de propiedad de sectores pobres
con apoyo de latifundistas armados, diseñada antes y durante los incendios en
la Chiquitanía el año pasado, está siendo cumplida milimétricamente. El
silenciamiento de las principales redes televisivas de comunicación y de la
prensa escrita (RED Uno, PAT, UNITEL, BOLIVISION, El Deber, Página 7) ante este
atentado no es casual porque los grandes propietarios de medios son al mismo
tiempo grandes latifundistas y banqueros que tienen hoy la posibilidad
nuevamente de vender tierras y acumular otras, en el largo historial del saqueo
de la riqueza de los bolivianos.
OCTAVO: Se niegan a dejar el
poder porque se destaparían y se descubrirían las aberrantes humillaciones al
poder judicial, a jueces y fiscales incluso policías a quienes intimidaron,
amenazaron y extorsionaron para violar los derechos constitucionales, apropiarse
de poderes públicos y enajenar recursos. Nuevas elecciones terminarían con el
abuso de poder del Ministerio de Gobierno dirigido por el comisario de taberna,
Arturo Murillo y sus policías secuaces, entrenados para montar circos
judiciales intimidantes. Es el miedo a la cárcel.
NOVENO: Quieren que continúe la
tapadera del multimillonario pago y de los negociados con los medios de
comunicación que acompañaron el golpe y que hoy legitiman con su silencio la
corrupción, el narcotráfico y el devastador efecto social y económico de la
pandemia.
DÉCIMO: El rechazo a elecciones
es una decisión del gobierno de EEUU para no perder Bolivia como ficha clave en
el tablero geopolítico regional. Prefieren sostener una dictadura disfrazada de
transición democrática al costo que sea. Bolivia es un experimento de un
gobierno títere sostenido en el miedo y la represión como estrategia de
continuidad para usurpar nuestros recursos naturales y ejecutar un reajuste
neoliberal frente a su profunda crisis económica.
Nuestros pueblos hambrientos
pretenden ser nuevamente la carne de cañón frente al descalabro económico de la
potencia mundial y del sistema capitalista en general, cuyo declive es
inevitable a menos que sacrifiquen a pueblos enteros como el nuestro en el
altar de la miseria y el hambre. Jeanine Añez y el régimen no tienen otra
salida que seguir usurpando el poder con el apoyo norteamericano, a costa de
cientos y miles de muertos tanto por el hambre, por la represión o por la
pandemia, tres jinetes apocalípticos que nos acercan a una guerra civil de
consecuencias impredecibles. No solamente rechazan la realización de elecciones
sino que no desean que se realicen éstas por las 10 razones anotadas líneas
arriba.
¡Usted decide!
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