Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Farit Rojas T.
Frantz Fanon nació el 20 de julio
de 1925 en la Martinica, una colonia francesa en el mar caribe; y murió el 6 de
diciembre de 1961 en Maryland, EEUU, a los 36 años de edad. Muere muy joven,
pero su corta edad no es un obstáculo para considerarlo uno de los pensadores
más importantes de la descolonización. Nueve años antes de morir publica su
primer libro: Piel negra, máscaras blancas, un ejercicio de psiquiatría sobre
la colonialidad.
Después de la muerte de Fanon, se
publica su obra más exitosa, en términos de traducciones e influencias, se
trata de Los condenados de la tierra, cuyo título es tomado de la letra de La
Internacional, el himno del movimiento obrero, socialista y comunista de
Europa. Los condenados de la tierra presenta uno de los prólogos más hermosos,
escrito por el filósofo existencialista marxista Jean Paul Sartre.
En este prólogo, Sartre escribe
una de sus frases más icónicas: “no nos convertimos en lo que somos sino
mediante la negación íntima y radical de lo que han hecho de nosotros”. De esta
manera, resume uno de los temas centrales de Fanon: la identidad.
En Piel negra, máscaras blancas,
Fanon usa de dos maneras distintas el término “negro”. Para Fanon, noir (negro
en francés) es el color, en tanto nègre (negro, también en castellano) es el
resultado de un proceso social e histórico. Nègre es la identidad de un
discurso que, a través de las relaciones de poder que ha puesto en juego, ha
constituido al subalterno. La edición en castellano de la editorial Akal juega con
la grafía negro (así simple y sencilla) para referirse a noir, y negro (en
cursiva), para referirse a nègre; es decir, a la construcción de la identidad
por el discurso de poder.
Para Fanon, la identidad del
negro (nègre) no tiene condiciones de emancipación; es decir, no puede fundar,
en ningún caso, una identidad para la descolonización. Dicho de otro modo, no
es posible encontrar en el negro (nègre) ninguna política de identidad, pues
esta identidad ha sido hecha a través de la violencia con una sola finalidad:
la sujeción. Y ello queda mucho más claro en las primeras líneas de Los
condenados de la tierra, cuando se refiere a la violencia como condición de
liberación, y señala que “la descolonización es siempre un fenómeno violento”.
Fanon nos muestra algo obvio,
pero a la vez complejo. Si la colonización fue violenta y salvaje, la
descolonización no podría ser de otra manera. Es más, Fanon nos señala
expresamente que “la violencia desintoxica. Libra al colonizado de su complejo
de inferioridad, de sus actitudes contemplativas o desesperadas. Lo hace
intrépido, lo rehabilita ante sus propios ojos”.
Tanto Los condenados de la
tierra, como Piel negra, máscaras blancas son dos textos fundamentales para el
estudio de la colonización y la descolonización.
Abogado y filósofo
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