Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Publican la
“otra” carta de Ernesto Che Guevara a Fidel Castro
Hace apenas unos días, en
la ciudad de La Habana, el Centro de Estudios Ernesto Che Guevara y la
editorial Ocean Sur presentaron Epistolario
de un tiempo. Cartas 1947-1967, voluminoso ejemplar que agrupa y clasifica decenas
de cartas escritas por Ernesto Che Guevara a lo largo de su vida; la mayoría
conocidas, pero repartidas en distintos libros.
Una ha acaparado la
atención de los estudiosos, la que corresponde a la “otra” carta dirigida a
Fidel Castro antes de partir de Cuba. Escrita a máquina y con varias carillas,
solo conocíamos fragmentos, intitulados: “Algunas reflexiones sobre la
transición socialista”. Ahora podemos leerla en su integridad, valorando los
juicios de un maduro Guevara respecto a la política y economía de la Revolución
socialista de Cuba; pieza que ya promete marcar un antes y un después en los
estudios guevaristas.
Guevarianas
Ernesto Che Guevara fue un
escritor prolífico, de eso no hay duda. A tal punto que sus más de mil textos
–de los cuales se conservan 431 manuscritos– ingresaron al Registro Mundial de
la Memoria del Mundo de la Unesco, en 2014.
Aunque hubo tempranos
esfuerzos compilatorios de la obra guevariana, como el realizado por Orlando
Borrego en el Ministerio de la Industria Azucarera, Che en la Revolución cubana (Minaz, 1966) –siete tomos revisados
por Guevara cuando se encontraba clandestino en el campamento de San Andrés,
Pinar del Río, entrenándose para ir a Bolivia–, y el de Casa de las
Américas, Ernesto Che Guevara. Obras 1957-1967 (Casa,
1970), gran parte de esta, por razones que desconocemos, se mantuvo inédita
hasta bien entrado el siglo XXI, por ejemplo: Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo (Editorial Sudamericana,
1999), Apuntes críticos a la economía
política (Ocean Sur, 2006), Diario de
un combatiente. De la Sierra Maestra a Santa Clara (1956-1958) (Ocean Sur,
2011), Apuntes filosóficos (Ocean
Sur, 2012), y ahora, el Epistolario de un tiempo. Cartas 1947-1967 (Ocean
Sur, 2019).
Hacia
otras tierras del mundo
En el prólogo de Che en la Revolución cubana, Borrego
señala: “El período comprendido entre 1961 y 1964 fue de enriquecedora creación
teórico-práctica en la vida revolucionaria del Che”. Y es que, justamente a
partir de febrero de 1961, en calidad de Ministro de Industrias, Guevara se dio
a la hazaña de diseñar y realizar un sistema de dirección económica propio, el
Sistema Presupuestario de Financiamiento, con la mirada puesta en el tránsito
socialista de Cuba. Cuestión que llevó a la palestra pública mediante
fraternales discusiones entre
economistas y cuadros técnicos, recogidas parcialmente en El Gran Debate. Sobre la economía en Cuba (Ocean Sur, 2007).
Ciertamente, el año 1964
fue un parteaguas en la vida de Ernesto Che Guevara, que culminó con el mítico
discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 11 de diciembre de
1964. La decisión estaba tomada: “otras tierras del mundo” le reclamaban.
Durante tres meses recorre
África, visita Argelia, Mali, Congo, Guinea, Ghana, Dahomey y Tanzania; y se
entrevista con dirigentes de la talla de Ben Bella, Massemba, Agostinho Neto,
Nkrumah, Nyerere y Kabila. Con este último se reúne para afinar detalles de la
colaboración cubana en la lucha de liberación congoleña, a la cual el propio
Che se suma en los meses venideros.
Aquel periplo lo lleva a
China y la República Árabe Unida –donde se junta con el presidente Nasser–,
pasando por París –aprovechando para visitar el Museo de Louvre–, para,
finalmente, regresar a La Habana el 14 de marzo de 1965. Pero, un par de días
antes de ser recibido en la losa del Aeropuerto Internacional José Martí por
Fidel Castro, sufre la avería del avión Britannia de Cubana que le transporta, debiendo
quedarse dos días en Shannon, Irlanda, localidad donde toma cerveza y conversa
tendidamente con el poeta Roberto Fernández Retamar acerca de la necesidad de
publicar en Cuba el libro de Frantz Fanon Los
condenados de la Tierra y Literatura y Revolución, de León
Trotsky.
A Fernández Retamar le
enseña un documento escrito durante el viaje: El socialismo y el hombre en Cuba. Carta publicada por Carlos
Quijano en el semanario uruguayo Marcha, el
12 de marzo de 1965; considerado por algunos como el “Manifiesto de Guevara”.
Confiesa Borrego que tras la revisión de los siete tomos de sus escritos, Che
le dijo: “Me parece que el trabajo más terminado es El socialismo y el hombre en Cuba”. A lo cual respondió: “Claro,
porque eso usted lo escribió en una etapa de mayor madurez”.
Cartas de
despedidas
Son varias las cartas de
despedida que Che Guevara escribió a sus familiares a lo largo de su vida,
primero, desde México, antes de embarcarse en el Granma; segundo, desde Cuba,
antes de partir hacia el Congo; por último, nuevamente desde Cuba, antes de
enrumbar a Ñancahuazú.
Los destinatarios son
recurrentes, desde tierras aztecas, a su primera esposa, la peruana Hilda
Gadea, y a sus padres, Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna; desde la
isla, a su segunda esposa, Aleida March, a sus hijos Hilda, Aleida, Camilo,
Celia y Ernesto, a sus padres, e igualmente a sus amigos y dirigentes de la
Revolución, Armando Hart Dávalos y Haydée Santamaría, y por supuesto, a Fidel
Castro.
En la última misiva a
Ernesto y Celia, se desnuda: “Queridos viejos: Otra vez siento bajo mis talones
el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo. Hace de
esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, me
lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa,
soldado no soy tan malo. […] Ahora, una voluntad que he pulido con delectación
de artista, sostendrá unas piernas flácidas y unos pulmones cansados. Lo haré.
Acuérdense de vez en cuando de este pequeño condotieri del siglo XX”.
Carta de
despedida a Fidel
La primera carta de
despedida de Ernesto Che Guevara a Fidel Castro data de marzo de 1965 y fue
leída por este en la noche del 3 de octubre del mismo año, jornada en que los
revolucionarios cubanos dieron a conocer su decisión de cambiar el nombre del Partido
Unido de la Revolución Socialista de Cuba (Pursc) por el de Partido Comunista
de Cuba (PCC), además de elegir al Comité Central.
En el reconocido escrito, Guevara
recuerda su primer encuentro con Fidel, en julio de 1955, en el departamento de
calle Emparán 49, en México D.F. –propiedad de María Antonia González Rodríguez
y el luchador Dick Medrano–, momento en que se sellaría su definitiva amistad.
Igualmente alude a la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, a la Crisis de
Octubre –“[donde] pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días”–,
a su familia y su propio porvenir, a tiempo de ratificar su compromiso
internacionalista: “Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis
modestos esfuerzos”. Para concluir: “En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el
espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más
sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté”.
La (otra)
carta de despedida a Fidel
La (otra) carta de Ernesto
Che Guevara a Fidel Castro, recién publicada, está fechada en 26 de marzo de
1965. En palabras de Guevara: “[procura] tratar de hacer una crítica
constructiva, por si puede servir para mejorar algunos problemas que continúan
siendo graves”.
Para ello, de entrada advierte
a Fidel que desarrollará cuatro puntos: 1) Errores en la Política Económica; 2)
El Sistema de Financiamiento Presupuestario; 3) La Función del Partido; y 4)
Recomendaciones Generales.
Por la importancia del
texto, a continuación reproducimos parte del mismo, en base a la estructura
dispuesta por Ernesto Che Guevara. La carta íntegra puede ser consultada por
los lectores en el sitio web: https://medium.com/la-tiza
Errores en la Política Económica.
Errores en la Política Económica.
“Creo que está claro para todos que la
planificación es una categoría implícita al socialismo y también a este período
de transición que estamos viviendo.”
“El primero de ellos [errores], el más importante, es
la improvisación con que hemos llevado a cabo nuestras ideas que ha dado por
resultado una política de bandazos. Improvisación y subjetivismo,
diría yo. De tal manera que se daban metas que conllevaban crecimientos
imposibles.”
“[Hubo una] falta de exigencia de
responsabilidad en los cuadros de dirección, que no se vigilan, por lo tanto,
no se critican a tiempo y se retiran violentamente después.”
“Faltó a toda nuestra economía el concepto del
comercio exterior como su piedra fundamental y al faltar este concepto vino
todo el resto.”
El Sistema de Financiamiento Presupuestario.
El Sistema de Financiamiento Presupuestario.
“Nosotros
pretendemos que nuestro sistema recoja las dos líneas fundamentales del pensamiento
que deben seguirse para llegar al comunismo. El comunismo es un fenómeno de conciencia,
no se llega a él mediante un salto en el vacío, un cambio de la calidad
productiva, o el choque simple entre las fuerzas productivas y las relaciones
de producción. El comunismo es un fenómeno de conciencia y hay que desarrollar
esa conciencia en el hombre, de donde la educación individual y colectiva para
el comunismo es una parte consustancial a él. No podemos hablar en términos
cuantitativos económicamente; quizás nosotros podamos estar en condiciones de
llegar al comunismo dentro de unos años, antes que los Estados Unidos hayan
salido del capitalismo. No podemos medir en términos de ingreso per cápita la
posibilidad de entrar al comunismo; no hay una identificación total entre estos
ingresos y la sociedad comunista.”
“El
otro aspecto es el de la técnica; conciencia más producción de bienes materiales
es comunismo.”
“En
resumen, eliminar las categorías capitalistas: mercancía entre empresas,
interés bancario, interés material directo como palanca, etc. y tomar los
últimos adelantos administrativos y tecnológicos del capitalismo, esa es
nuestra aspiración.”
“Nosotros tenemos una gran laguna en nuestro sistema; cómo integrar al hombre a su
trabajo de tal manera que no sea necesario utilizar eso que nosotros llamamos
el desestímulo material, cómo hacer que cada obrero sienta la necesidad vital
de apoyar a su revolución y al mismo tiempo que el trabajo es un placer; que
sienta lo que todos nosotros sentimos aquí arriba.”
“¿Cómo hacer participar a los
obreros? es una interrogante que no he podido responder. Considero esto como mi obstáculo más grande
o mi
fracaso más grande y es una de las cosas para pensar porque en ello también
está implicado el problema del Partido y del Estado, de las relaciones entre el
Partido y el Estado.”
3. La
Función del Partido.
“En mi concepto, el Partido es un
aparato que conjuga en sí la doble situación de ser el motor ideológico de la
Revolución y su más eficiente sistema de control.”
“Por motor ideológico, entiendo, el hecho de que el
Partido y sus miembros deben tomar las principales ideas directrices del
Gobierno y transformarlas, a cada uno do los niveles, en impulsos directos
sobre los organismos de ejecución o sobre los hombres.”
“Por aparato de control, el que las bases del Partido y
sus organizaciones superiores, en grado sucesivo creciente, estén capacitados
para presentar ante el Gobierno, la imagen de lo que realmente sucede en todo
aquello que no dependa de la estadística o del análisis económico, es decir, la
moral, la disciplina, los métodos de dirección, la opinión del pueblo, etc.”
“Para
cumplir su cometido de motor ideológico, el Partido y cada miembro del Partido,
debe ser vanguardia y, para ello, deben de presentar la imagen más cercana a lo
que debe ser un comunista. Su nivel de vida, es decir, el nivel de vida de los
miembros del Partido, nunca debe de exceder, ni como cuadros profesionales, ni
como cuadros dentro de la producción, al que tengan sus iguales. La moral de un
comunista es su galardón más preciado, su verdadera arma, por ello, hay que
cuidarla, incluso, en los aspectos más íntimos de su vida; la parte práctica de
esto, la forma en que el Partido debe conducir el cuidado de la moral
individual, es uno de los puntos más difíciles de tratar pero es natural, que
ni ladrones, ni oportunistas, ni fariseos…, puedan figurar en el Partido,
cualesquiera que hayan sido sus méritos anteriores.”
“El Partido, naturalmente,
tiene que tener la organización propia, separada del Estado, aun cuando hoy
ocasionalmente haya una serie de cargos en los cuales se mezclan Partido y
Estado.”
4. Recomendaciones Generales.
“Política
Económica: Creo que un pequeño grupo de gente debía dedicarse a estudiar
la Economía Política de este período [transición socialista], pero
no debemos esperar por ellos ni pensar que lo puedan resolver fácilmente. Muy poca gente de esa
capacidad habrá en Cuba, si es que hay alguien, porque estas son tareas que las han hecho pocos en la
historia y quizás Marx fuera el único que la hiciera
completa.”
“Sin embargo, en la
política económica hay una serie de concepciones que se pueden establecer de
tareas urgentes sobre las cuales se puede llamar la atención. Lo más importante
(casi es un clamor hacia ti) «globalizar», en el buen sentido de la palabra,
nuestras aspiraciones. Creo que si al entusiasmo se le pone un pequeño freno de
realidad y se hace un análisis comparativo con otros países no cayendo de nuevo
en las pretensiones de tener crecimiento de 15 o 20% anual, nos podemos
plantear qué es lo que queremos para el año 80. Sobre esta base irá surgiendo
lo que tendremos que producir, lo que tendremos que importar, cuánto tendremos
que gastar en inversiones productivas y cuánto en inversiones improductivas y
la repuesta al más grande interrogante: ¿podemos hacerlo con los actuales
métodos y con el actual desarrollo de la economía, sí o no?”
“Lo digo con toda
mi convicción (independientemente de lo que valga); si nosotros nos
dedicamos a la agricultura y a la industria agropecuaria solamente, estamos
liquidados en cuanto a las posibilidades reales de tener un desarrollo armónico
y ser un país rico.”
“Hay
que invertir en la industria, dentro de esta hay que tomar la industria más
moderna; hay que tener una base mecánica suficientemente sólida, con una base metalúrgica
elemental, por lo menos. Hay que hacerlo. Hay que dedicarse a la química del
petróleo, del azúcar, la química básica, incluidos fertilizantes en ella; hay
que quimificar al máximo. Hay que automatizar, única forma de competir. Hay que
atender al problema inquietante del mantenimiento preventivo.”
“Es importante,
como lo advirtiera antes, que se norme exactamente la participación del
Partido: si no es posible totalmente por lo menos su participación en
determinados niveles inferiores, en forma más o menos constante y en todo el
país. Proceder a la educación de los cuadros del Partido con un sentido más
amplio de la filosofía, incluso un humanismo marxista más avanzado. No
definiciones en torno a las discrepancias, pero sí participación en estudios, o
por lo menos, en recopilaciones de documentos de los debates, intento de
análisis de las causas que se conocen actualmente. Hacer del cuadro del Partido
un elemento pensante, no solo de las realidades de nuestro país sino de la
teoría marxista que no es un adorno sino que es una extraordinaria guía para la
acción (los cuadros no conocen a Trotsky ni Stalin pero los califican de
«malos» escolásticamente). Acabar con la escolástica y la apologética, ceñirá
una disciplina única a todas las dependencias del Partido, (pienso en Hoy).”
Consideraciones
finales
Como lúcidamente han
propuesto los estudiosos del pensamiento guevariano del Instituto Cubano de
Investigación Cultural Juan Marinello de La Habana, la “otra carta” de Ernesto
Che Guavara viene oportunamente a complementar a El socialismo y el hombre en Cuba y al famoso discurso de discurso
de Argel de febrero de 1965, trabajos imprescindibles para ahondar en el legado
del argentino-cubano, urgentes para los tiempos que corren.
Profesor
de Historia y Geografía
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