Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Víctor Alonzo Gutiérrez
Iniciada ya prácticamente la campaña electoral de cara a las elecciones generales de octubre, lo que observamos en el panorama nacional es la actitud casi “desesperada” de algunos medios de comunicación que operan en red y que se precian entre otras cosas de ser “referencia” en términos periodísticos en el ámbito nacional, desesperación que los conduce en los últimos días a publicar muy sueltos de cuerpo que “Carlos Mesa Gisbert estaría muy próximo en términos de intención de voto al presidente Evo Morales”.
Tamaña falacia comparada con lo que verdaderamente acontece en el quehacer cotidiano de la sociedad boliviana y para quienes a diario observamos el comportamiento y el sentir precisamente de nuestra sociedad, que precisamente por estos días observa cómo la falsa imagen creada sobre Carlos Mesa se va cayendo a pedazos, mostrándolo en realidad tal cual es, alejado completamente del pueblo boliviano, viva y fiel expresión del candidato impostor a quien más allá de algunas gesticulaciones lo delata el aire de “superioridad” que va exhalando a su paso toda vez que entra en contacto con los demás.
No obstante de lo último que manifestamos en estas líneas, esos ‘medios’ a los que hacemos mención son los que de forma casi obstinada no escatiman ningún recurso para posicionar a su candidato Mesa como al mejor ubicado, y a quien estaría predestinado a disputar la silla presidencial al candidato sin duda más fuerte, como lo es el actual presidente Evo Morales. Esta actitud periodística no nos sorprendería para nada si dichos ‘medios de comunicación’ tendrían la valentía de expresar de manera pública que han tomado partido por uno de los candidatos, lo cual en ningún momento y desde nuestro punto de vista podría considerarse como un ‘pecado’, todo lo contrario, deberíamos avanzar en materia periodística y así ser capaces los medios de asumir una posición política e ideológica e identificarse en consecuencia con alguna de las tendencias políticas existentes en el mundo en general.
Lo que sí es reprochable y ocurre hace muchísimo tiempo es que dichos medios se escondan bajo el rótulo de ‘periodismo independiente’ y con esa máscara ataquen de forma ininterrumpida a sus adversarios políticos más importantes y quienes hoy precisamente están en función de gobierno.
De acá en adelante podrán publicar muchas más ‘encuestas’ que favorecerían a Mesa, pero lo que no podrán detener es el sentimiento de rechazo cada vez más creciente en el seno del pueblo boliviano precisamente hacia Carlos Mesa, corresponsable de los sucesos de febrero y octubre de 2003, y del consiguiente descalabro económico, político y social originado en el país por su mentor Gonzalo Sánchez de Lozada al haber casi subastado a Bolivia en tiempos de auge del neoliberalismo.
Desde esta columna lo que sí afirmamos es que un supuesto triunfo electoral de Carlos Mesa sería lo peor que podría pasarle a Bolivia dados los antecedentes de pusilanimidad y cobardía que muy bien exhibe el ‘candidato favorito de la derecha boliviana’. De ahí que la sociedad boliviana debe de reflexionar muy seriamente y no caer en la tentación de rifar toda una década de estabilidad económica, política y social alcanzada, así como días de dignidad y ejercicio de soberanía que al presente experimentamos y que muy pocas veces observó el pueblo boliviano en las acciones de sus gobernantes.
La responsabilidad de cada uno de los bolivianos es, por tanto, muy importante a la hora de asumir una decisión frente o ante las urnas, por consiguiente a no equivocarse si deseamos continuar mejorando como país, lo que implica que al mismo tiempo seamos capaces de avanzar con base en la crítica y la autocrítica y en consecuencia corregir muchas cosas que hacen falta corregir en el accionar gubernamental, claro está.
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