Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Bárbara Ester
En
el 2018, con la asunción de Sebastián Piñera, asistimos al ocaso de la última
presidenta latinoamericana mujer. Sin ir más lejos, en 2014 la región daba
cuenta de uno de los más altos niveles de primeras mandatarias femeninas a
nivel mundial: Cristina Fernández (Argentina), Dilma Rousseff (Brasil),
Michelle Bachelet (Chile) y Laura Chinchilla (Costa Rica)[1].
Esta
presencia femenina fue un hecho inédito en el continente, en donde el
presidencialismo continuó asociado a la figura del varón aún cuando la mujer
había logrado participar plenamente en todos los niveles de la política electoral.
No es casual que haya coincidido con la denominada “marea rosa”, es decir al
giro dado por varios gobiernos latinoamericanos desde la fines de la década de
1990 hacia políticas públicas y sociales más progresistas.
La
marea rosa
La
investigadora estadounidense, Catherine Reyes-Housholder, autora de
“Presidentas, Power and Pro-Women Change” (Presidentas, Poder y cambio
pro-mujer) sostiene que la relación entre la llegada de mujeres a la
Presidencia y la emergencia del progresismo latinoamericano se encuentran
relacionados. También considera que los
presidentes de izquierda que apoyaban a esas mujeres candidatas, valorizaban el
tema de género.
Parte
del legado y la ideología de esos presidentes varones es haber sido sucedidos
por las primeras mujeres presidentas elegidas democráticamente. Asimismo,
reconoce el caso inverso, la ideología de la derecha tiende a desvalorizar las
igualdades sociales, económicas, políticas, y lo mismo ocurre con la igualdad
de género. Por último, encuentra una correlación ante el hecho de que las
mujeres políticas tienden a proliferar más en los partidos de la izquierda o
centro izquierda. Un giro a la derecha implica revertir esta Marea Rosa que
implicó una mayor presencia femenina en el Poder Ejecutivo[2]. Y eso fue lo que
aconteció en 2018, o al menos en parte.
Las
mujeres en 2018
La
asunción de nuevos gobiernos de derecha no sólo ha mermado la participación
femenina en cargos ejecutivos, también han presentado variables interesantes.
El 2018 ha batido un nuevo récord: el mayor número de mujeres vicepresidentas.
Con la elección de Marta Lucía Ramírez (Partido Conservador) en Colombia y
Delcy Rodríguez (PSUV) en Venezuela se han superado este año la decena de
mujeres en dicho cargo, tanto por derecha como por izquierda. Esto se observa
en Panamá, Uruguay, Argentina, República Dominicana, Nicaragua, Perú, Costa
Rica, Venezuela, Colombia y,
fugazmente, en Ecuador y Paraguay.
En
los países andinos de Ecuador y Perú las vicepresidentas asumieron tras
escándalos relacionados con la consultora brasileña Odebrecht. En el primer
caso, María Alejandra Vicuña accedió a ese cargo en enero, luego de que el
presidente Moreno cesara al exvicepresidente electo en la fórmula presidencial,
Jorge Glas. Vicuña obtuvo el apoyo parlamentario del bloque de Alianza PAIS
pero también de los demás grupos políticos. Las únicas dos bancadas que no
apoyaron su nombramiento fueron el Partido Social Cristiano y su aliado el
Movimiento Social Conservador del Carchi. Sin embargo, renunció a su cargo luego
de que Moreno la liberara de sus funciones, recreando la fórmula de acusaciones
judiciales que utilizaría contra el vicepresidente electo. En Perú, Mercedes
Aráoz quedó como la única vicepresidenta, tras la renuncia de Pedro Kuczynski y
la asunción del entonces primer vicepresidente, Martín Vizcarra.
La
exmagistrada paraguaya, Alicia Pucheta, se convirtió en mayo de este año en la
primera mujer en ocupar la Vicepresidencia, al ser designada tras la renuncia
de Juan Afara. Ocupó su cargo poco más de tres meses pero estuvo cerca de
convertirse en la primera presidenta paraguaya cuando Horacio Cartes intentó
sin éxito renunciar a la Presidencia para presentarse como candidato a senador.
En
República Dominicana Margarita Cedeño asumió a finales de 2012 el cargo de
vicepresidenta luego de ser la Primera Dama en el Gobierno de Leonel Fernández
durante ocho años. Algo similar sucede en el caso de Uruguay, donde Lucía
Topolansky fue la primera dama en el mandato de José Mujica (2010-2015) y
asumió a la vicepresidencia en septiembre de 2017. En Nicaragua, Rosario
Murillo, la esposa del presidente Daniel Ortega se convirtió en vicepresidenta
luego de los comicios de 2016.
Isabel
De Saint Malo, funge como vicepresidenta y canciller de Panamá desde mediados
de 2014, en el Gobierno de Juan Carlos Varela. En Costa Rica ocurrió algo
similar, Epsy Campbell se convirtió en mayo en la primera mujer
afrodescendiente que llegó a la Vicepresidencia de un país de América
continental y en dirigir las relaciones exteriores de su país.
Gabriela
Michetti llegó a la Vicepresidencia argentina en diciembre de 2015 de la mano
de Mauricio Macri, y desde entonces también preside el Senado. Su gobierno
realizó la inclusión estratégica de mujeres en el gabinete, a la vez que cuenta
con el liderazgo de María Eugenia Vidal como la primera gobernadora de la
provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más importante del país.
Marta
Lucía Ramírez se ha convertido en la primera vicepresidenta colombiana, tras
una amplia trayectoria en la derecha colombiana. Fungió como la primera
ministra de Defensa (2002-2003) en la historia de su país bajo el primer
gobierno de Álvaro Uribe y la segunda en toda América Latina. En un espejo
invertido, la venezolana Delcy Rodríguez fue la segunda vicepresidenta
venezolana, luego de haberse desempeñado como ministra de Información,
canciller y presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente.
En
la actualidad un rostro femenino lanzando ideas reaccionarias permite
¨suavizarlas¨ y en definitiva lograr que esas ideas parezcan menos rancias.
Habitualmente, los crímenes contra las mujeres más emblemáticos adquieren
notoriedad pública y estimulan emociones en la ciudadanía, originando
respuestas por parte de la clase política en la búsqueda de congraciarse con el
ciudadano medio y potencial votante. Una de las propuestas usuales es el
aumento de castigos, penas más severas, encierros indefinidos, etc. Sin
embargo, el correlato del ensañamiento simbólico con los victimarios es la
desatención de las demandas que originan dicho reclamo.
Mujeres
y punitivismo
En
el Perú, Keiko Fujimori llegó a proponer la pena de muerte a los violadores de
menores. Posteriormente, la derecha aprobó el recrudecimiento de penas contra
los violadores, incluyendo la cadena perpetua y el no acceso a beneficios
penitenciarios. De esta forma Keiko buscó recrear la lógica de su padre para
ganar legitimidad en el antagonismo con un enemigo. En un país cuya población
campesina fue víctima de esterilizaciones forzadas, distintas bancadas de
derecha han apoyado la castración química, medida que fue finalmente desechada.
Algo
similar ocurre en Brasil donde la castración química a violadores engrosa la
lista de propuestas esbozadas por Jair Bolsonaro. La misma ha sido promocionada
por voceras de su campaña como Sara Winter, co-fundadora de Femen en Brasil,
convertida en militante antiabortista y a favor de los valores de la familia
tradicional. Winter considera que el el punitivismo del líder de extrema
derecha acarrea un supuesto “beneficio” hacia las mujeres:
“Bolsonaro es mucho más eficiente para la
seguridad de las mujeres que el movimiento feminista. En su programa pide la
reducción de la edad penal para los violadores. También tiene un proyecto de
ley para el aumento de la pena y otro que prevé la castración química de los
violadores, lo que me parece sensacional”[3].
Paradójicamente,
los impulsores de estas medidas en supuesta “defensa” de las mujeres se oponen
a la educación sexual. Ésta permite desnaturalizar abusos, hablar sobre el
consentimiento y métodos anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados
así como enfermedades de transmisión sexual. Del mismo modo, consideran el
matrimonio y la adopción privilegios reservados a parejas cis heterosexuales.
Mujeres
y fuerzas de seguridad
Una
mención aparte merecen las mujeres que encarnan el punitivismo como forma de
aglutinar consensos. En Argentina la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich,
ha llevado a cabo un recrudecimiento en el accionar de las fuerzas de
seguridad. Recientemente presentó un nuevo protocolo de acción de las fuerzas
de seguridad federal. El mismo permite usar armas letales frente al delito, sin
necesidad de dar la voz de alto y sin agresión directa previa[4]. Asimismo,
Marta Lucía Ramírez dio su gran salto en la arena política como ministra de
Defensa y redactó la política de Seguridad Democrática de Álvaro Uribe. Sus
medidas facilitaron el espionaje parainstitucional y mermaron los derechos
civiles[5].
Neoliberalismo
progresista
Nancy
Fraser define como ¨neoliberalismo progresista” a la instrumentalización de
reclamos legítimos de sectores marginados de la sociedad hacia una suerte de
“molde corporativista”. Sus investigaciones se basan en la crítica al modelo
multiculturalista norteamericano que, pasando de Bill Clinton y Barack Obama
hasta la candidatura de Hillary Clinton, ha generado un agotamiento de la
alianza entre emancipación y financiarización[6].
El
feminismo liberal -hegemónico en las últimas décadas- se centró principalmente
en la igualdad formal. Una forma de alcanzar la eliminación de la desigualdad
de género, pero a través de medios que sólo son accesibles a las mujeres de
elite[7]. El desvío no es exclusivo del feminismo sino que también alcanzó a
los movimientos antirracistas, el movimiento ecologista que promueve el
capitalismo verde o los movimientos LGTTBI.
La
diferencia entre el proyecto liberal con respecto a la llamada marea rosa
radica, en primer lugar, en el modelo económico. Los gobiernos progresistas de
la región se caracterizaron por sus políticas a contrapelo del Consenso de
Washington. Además, los neoliberalismos progresistas apelaron sistemáticamente
a individuos y grupos específicos sin un sustento comunitario o una ampliación
de derechos de la ciudadanía en su conjunto. Por último, los feminismos
liberales se enfocan en grupos específicos sin tener en cuenta el giro
interseccional[8]. Éste se basa en el entrecruzamiento de diferentes
modalidades de dominación basadas en la pertenencia a múltiples categorías
sociales herederas del sistema colonial. La opresión responde fundamentalmente
a motivos de “raza”, sexo y clase, entre otros.
¿Si
llega una, llegamos todas?
La
derecha ha capitalizado la presencia de mujeres profesionales como un aporte a
cierta renovación y frescura de sus proyectos políticos. El hecho de aceptar a
algunas mujeres en posiciones de poder, pero dejar a las grandes mayorías
atrás, forma parte de la estrategia de acercamiento a los y las votantes.
Resulta plausible que las candidatas sean percibidas como más moderadas,
exaltando el costado maternal que las convierte en un señuelo a la hora de atraer
a un mayor número de electores.
A
modo de ejemplo, en Argentina el tratamiento de la mayoría parlamentaria
oficialista con respecto al aborto mostró cómo obtener rédito político al
plantear un debate emergente en la sociedad y al mismo tiempo evitar que se
convierta en Ley[9]. Asimismo, la propuesta de Agenda Mujer de su homónimo,
Sebastián Piñera, ha intentado capitalizar la lucha contra la violencia de
género. De esta forma, la derecha ha sabido aprovechar la emancipación femenina
y adecuarla a sus objetivos para pocos y pocas.
Las
mujeres latinoamericanas han ocupado liderazgos ejecutivos tanto en proyectos
conservadores como en proyectos en pos del mayor bienestar para la mayor
cantidad de ciudadanas y ciudadanos. A esta altura del recorrido, podemos
afirmar que la llegada de las mujeres a instancias de poder no garantiza una
perspectiva de género.
Hacia
un feminismo del 99%
La
emergencia de mujeres en política, especialmente en los más altos cargos tiene
también una fuerte carga simbólica. El hecho que una mujer llegue a la
Presidencia amplia el horizonte de lo posible para las ciudadanas. Este hecho
se corresponde con la emergencia de potentes colectivos de mujeres que se han
manifestado políticamente con especial relevancia en Argentina, Chile, Brasil y
Costa Rica, donde la avanzada conservadora ha tenido una resistencia femenina
desde las bases.
El
movimiento Ni Una Menos que ha confrontado con la política de M. Macri, el
movimiento Elle Ñao contra la candidatura de la extrema derecha bajo el liderazgo
de J. Bolsonaro en Brasil, el movimiento feminista en Chile y las marchas
contra el pastor evangélico Fabricio Alvarado ilustran esta resistencia desde
las calles. Comienza a evidenciarse el surgimiento de un feminismo plural e
inclusivo, un feminismo del 99%[10].
[1]
http://nuso.org/articulo/la-actualidad-de-las-mujeres-en-la-politica-latinoamericana/
[2]
https://www.pagina12.com.ar/124006-al-llegar-una-mujer-a-la-presidencia-puede-cambiar-el-sentid
[3]
https://www.elconfidencial.com/mundo/2018-04-18/brasil-jovenes-conservadores-bolsonaro-temer_1550960/
[4]
https://www.lanacion.com.ar/2203908-campana-bolsonaro
[5]
https://www.elespectador.com/noticias/cultura/marta-lucia-ramirez-fe-y-politica-articulo-794807
[6]
http://www.sinpermiso.info/textos/el-final-del-neoliberalismo-progresista
[7]
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245756
[8]
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0188947816300603
[9]
https://www.celag.org/aborto-legal-derrota-senado-victoria-calles/
[10]
http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/08/20/cinzia-arruzza-el-feminismo-del-99-es-la-alternativa-anticapi
Publicado
en la página del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica
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