Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Puente
Resulta sorprendente el último conflicto —tan mediático él— entre el padre Mateo y el ministro Juan Ramón, en torno a las cifras del porcentaje que ocupa la salud pública en el Presupuesto General del Estado. Más allá de lo desproporcionado de la polémica —Juan Ramón Quintana parecía haber perdido su tradicional sentido del humor, y el padre Mateo amenaza con una denuncia ante el Vaticano, ¡qué miedo!—, creo que lo importante es poner las cosas en su lugar y aclararnos entre todos, en lugar de perder los estribos.
Personalmente en estos casos siempre acudo al economista Gustavo Rodríguez (Cáceres) que se dedica a estudiar las cosas a fondo y no se conforma con tal o cual discurso. Pues bien, de sus análisis se desprende que, en primer lugar, lo que vale es el presupuesto ejecutado y no el meramente teórico y, en segundo lugar, que el ítem salud está junto con el ítem deportes (que tiene relación con la salud pero no es lo mismo). A partir de ahí, Gustavo nos aclara que en 2014 el presupuesto ejecutado de salud (más deportes) alcanzó sólo al 5,74%; de momento eso es lo que cuenta, lo demás son promesas, discursos y papeles.
Peor, además nos aclara que en el Presupuesto General de 2015 el ítem salud (más deportes) en realidad sólo alcanza al 7%. ¿De dónde sale entonces el 11,5% que esgrimen los compañeros del Gobierno? Por lo visto sale de un artificio aritmético del ministro Arce Catacora, que consiste en restar del monto total del PGE el monto presupuestado para empresas estatales, de manera que el cálculo del presupuesto de salud no se hace sobre el total del Presupuesto (221.181 millones de bolivianos), sino sólo sobre 130.374 millones, y, claro, así se obtiene la cifra favorable del 11,5% (en lugar del 6,99%, que sería el real).
Pero lo que todo el mundo tiene claro, más allá de este enredo de cifras —discutibles y manipulables, además de no necesariamente ejecutadas— es que en nuestro país sigue habiendo tremenda cantidad de gente que no recibe la atención de salud que necesita.
Se siguen muriendo ancianos/as y niños/as por falta de atención médica. Sigue ocurriendo que mucha gente (incluyendo víctimas de accidentes de tráfico y otros) no es atendida en una clínica privada porque no puede pagar los costos de la clínica. ¿Que se ha incrementado notablemente la infraestructura de salud? Cierto. ¿Pero sirve esa infraestructura para la atención de la población? Falso. Porque falta equipamiento, falta personal y faltan medicinas; y la infraestructura sin estos otros elementos es muy poco útil.
Un ejemplo: esta semana en el Hospital de Tiquipaya una señora se queja de graves dolores y pide atención. Un funcionario le explica: "Señora, tiene que ir al Viedma, porque esto no es un hospital, sólo es un centro de salud”. Y la señora: "En el Viedma hace cinco días que no me pueden atender porque no hay campo”. Y el funcionario: "Sí, pero esto es sólo un centro de salud”… ¿A dónde se pudo ir la sufrida paciente? No sabemos. Pero sabemos que son decenas de miles las víctimas de situaciones parecidas.
La pregunta central es ésta: ¿se justifica que el Estado boliviano gaste millones y millones en un satélite, en financiar el G-77, en construir un nuevo palacio de gobierno, en construir una espléndida infraestructura deportiva para los juegos Odesur, en montar una fábrica de cartón, en un fondo para las cooperativas mineras, en comprar caballos árabes para el Ejército, ¡en publicidad reiterativa!; mientras la población de ese Estado no puede recibir los servicios de salud declarados por la Constitución como fundamentales?
Y no es que los gastos mencionados no tengan sentido —con excepción de la compra de caballos árabes—, sino que nuestra preocupación fundamental debiera ser la de atender primero las necesidades básicas, y la primera de ellas la salud universal y gratuita. Sea cual fuere el porcentaje presupuestario que para eso se necesita.
Ojalá se la escuche a nuestra nueva ministra de Salud, que al haberse profesionalizado en Cuba puede tener criterios realmente revolucionarios sobre lo que debe ser un sistema de Salud…
El autor es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba
Otra vez Rafo nos hace reflexionar con criterios de gran madurez y capacidad propositiva
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