Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: W. Abraham Pérez Alandia (*)
Uno de los resultados de la
cumbre de movimientos sociales realizada entre diciembre del 2011 y enero del
2012 es que develó criterios conservadores y ortodoxos de algunos funcionarios
del gobierno, sobre todo en el área económica. El entusiasmo de hacer el pacto
entre gobierno y empresarios privados con la instalación de la “Comisión
Económica y Social” (CES) ha logrado que los empresarios obtengan del gobierno
ventajas importantes, aspectos que tienen que ver, por ejemplo, con la
aceptación de utilizar en la producción de los alimentos, semillas
genéticamente modificadas (es decir producción de transgénicos) y que esta CES
amplíe o se olvide de la verificación de la Función Económica Social en el uso
de la tierra.
Lo más preocupante es que,
producto de este encandilamiento que han logrado los empresarios en los
auditorios de la cumbre, funcionarios claves del gobierno hayan revisado sus
manuales de economía ortodoxa que sirvieron para su formación como economistas
y repitan mecánicamente el lenguaje de los asesores e intelectuales
neoliberales del empresariado boliviano. Esta observación se verifica cuando
los empresarios plantean que para el incremento salarial del 2012 se tome en
cuenta la productividad del trabajo, planteamiento que será repetido, mecánicamente,
por funcionarios claves del área económica del gabinete gubernamental.
El matutino
“Cambio” del viernes 13 de enero del presente año, publicó un titular que dice: “ARCE: Alza salarial tomará en cuenta la
productividad”, en cuyo desarrollo se resalta la siguiente argumentación
del ministro de economía: “Sin duda, la
inflación seguirá siendo uno de los parámetros, pero también se ha incorporado
el tema de la productividad, que, dependiendo de cada sector, podrá ser
positiva o tal vez negativa, porque no solamente se tiene que ver la reposición
salarial, sino también la productividad”. Al respecto, las palabras
alentadoras del representante de los empresarios privados, fueron las
siguientes: “Quien más se beneficia con
esa forma de negociación es el trabajador, porque existen empresas que están en
la posibilidad de hacer incrementos superiores al índice que marca el Estado”,
sostuvo Gabriel Dabdoub. Gran consuelo para los trabajadores que aún no se
pronuncian al respecto.
Pero, ¿Qué es la productividad y
como se la explica desde las fuentes de la economía ortodoxa y neoliberal?
La teoría de la productividad
marginal pretende contribuir a la falacia de la asignación automática de los
recursos y es parte de la concepción abstracta de la teoría de la distribución
del ingreso entre los agentes económicos de la sociedad. En su exposición más
sencilla esta teoría marginal de los salarios imagina que los vendedores
(trabajadores) y compradores (empresarios) de fuerza de trabajo, ambos
“racionales”, se reúnen en un mercado “competitivo” (es decir irreal) en el que
sus decisiones conjuntas generan el salario de equilibrio y un nivel de empleo
de equilibrio. Un mundo teóricamente hermoso no podría ser mejor que este, en
él las clases no luchan, se armonizan en función de la misma “racionalidad”.
Ambos agentes económicos, empresarios y trabajadores, logran maximizar sus
intereses y se ponen de acuerdo en un salario de equilibrio y quedan
satisfechos, religiosamente hermanados, como los monjes de un monasterio budista,
sin contradicción alguna, porque ambos profesan la misma religión ideológica y
sus maestros son los mismos que fueron maestros de los economistas del
criollismo neoliberal.
La interpretación ortodoxa del
mercado de trabajo es objeto de debate, hace tiempo, al interior mismo de la
teoría económica oficial; controversias y debates que no han llegado a
humanizar las concepciones de los teóricos del capitalismo depredador de la
vida.
¿Qué es la productividad del
trabajo desde la Economía Política Crítica?
Para reorientar la lectura
superficial del aporte de Marx, que alguna vez hicieron algunos funcionarios de
gobierno, vale recordar que este personaje lúcido y crítico a las concepciones
de los economistas e ideólogos de la burguesía de su tiempo, explicó con mucha
claridad que era eso que ahora se conoce como productividad del trabajo.
Desde el punto de vista de Marx lo que explica que el trabajador rinda más de lo que rinde normalmente, lo que el capital hace, es la intensificación de la explotación del trabajo al máximo. Esta explotación mayor se hace por dos vías:
1) Incrementa las horas de la jornada laboral (plusvalía absoluta), para que el trabajador tenga menos horas de vida humana entre sus familiares y amigos. Esto sucede por ejemplo con las confeccionistas de la ciudad de El Alto que trabajan para las empresas exportadoras de prendas de vestir; al extremo que si estas trabajadoras tienen sus hijos en tiempo de lactancia, bañan a sus criaturas con agua caliente para que duerman y permitan cumplir sus cupos de tiempos prolongados de trabajo, que llegan a 14 o más horas por jornada.
2) Incrementar la intensidad de trabajo, haciendo que el trabajador no se distraiga ni mueva una pestaña durante la jornada laboral y produzca cada vez más cantidad de mercancías. Esta posibilidad también se logra con la implementación de tecnologías de avanzada o con la calificación sofisticada de la fuerza de trabajo. Sin embargo, estos aspectos no forman parte de la cultura capitalista de los empresarios bolivianos, que aún están caracterizados como burguesía enana.
En resumen, en los hechos la productividad es una categoría de la teoría económica ortodoxa que oculta en sus elucubraciones la realidad de la explotación del capital al trabajo
Los actores o “agentes económicos privados” son personificaciones que encarnan el capitalismo dependiente y atrasado de nuestra economía, su defensa teórica e ideológica es la economía ortodoxa que ha permitido el florecimiento y la crisis del capitalismo a nivel planetario. Independientemente de lo joviales y bonachones que puedan ser sus representantes, jamás lograrán el desarrollo capitalista. ¡Almas en pena, ya es tarde para la resurrección!, el juicio final para el capitalismo ya llegó.
Podrían tener actos humanitarios, bondadosos y amablemente diplomáticos los señores Sánchez y Dabdoub, ambos representantes de los empresarios privados de Bolivia, pero lo que representan y personifican, en las relaciones sociales de producción, es al capital y sus objetivos de acumulación mediante la explotación del trabajo. Las organizaciones empresariales tuvieron muchos defensores en los gobiernos neoliberales, dictatoriales y nacionalistas, formaron parte de estos gobiernos y aplaudieron al Decreto Supremo 21060 y sus políticas complementarias. Lo inconcebible es pensar que tengan defensores en un gobierno que se postuló como defensor de las mayorías excluidas y explotadas en cuyo seno también están los trabajadores y que el Ministro Luis Arce, tenga amplia coincidencia ideológica y teórica con estas fuerzas conservadoras y defensoras de una teoría económica que, en estos momentos, está haciendo aguas en todo el mundo.
A los funcionarios de gobierno recomendamos tener una lectura más profunda y consciente de lo que ellos llaman “el viejo Marx”, que lean las fuentes originales y no las interpretaciones superficiales. Solo así comprenderán que lo que hay que cambiar son las relaciones sociales capitalistas y no dejarse llevar por los conservadores y reaccionarios al proceso anticapitalista y antiimperialista.
Desde el punto de vista de Marx lo que explica que el trabajador rinda más de lo que rinde normalmente, lo que el capital hace, es la intensificación de la explotación del trabajo al máximo. Esta explotación mayor se hace por dos vías:
1) Incrementa las horas de la jornada laboral (plusvalía absoluta), para que el trabajador tenga menos horas de vida humana entre sus familiares y amigos. Esto sucede por ejemplo con las confeccionistas de la ciudad de El Alto que trabajan para las empresas exportadoras de prendas de vestir; al extremo que si estas trabajadoras tienen sus hijos en tiempo de lactancia, bañan a sus criaturas con agua caliente para que duerman y permitan cumplir sus cupos de tiempos prolongados de trabajo, que llegan a 14 o más horas por jornada.
2) Incrementar la intensidad de trabajo, haciendo que el trabajador no se distraiga ni mueva una pestaña durante la jornada laboral y produzca cada vez más cantidad de mercancías. Esta posibilidad también se logra con la implementación de tecnologías de avanzada o con la calificación sofisticada de la fuerza de trabajo. Sin embargo, estos aspectos no forman parte de la cultura capitalista de los empresarios bolivianos, que aún están caracterizados como burguesía enana.
En resumen, en los hechos la productividad es una categoría de la teoría económica ortodoxa que oculta en sus elucubraciones la realidad de la explotación del capital al trabajo
Los actores o “agentes económicos privados” son personificaciones que encarnan el capitalismo dependiente y atrasado de nuestra economía, su defensa teórica e ideológica es la economía ortodoxa que ha permitido el florecimiento y la crisis del capitalismo a nivel planetario. Independientemente de lo joviales y bonachones que puedan ser sus representantes, jamás lograrán el desarrollo capitalista. ¡Almas en pena, ya es tarde para la resurrección!, el juicio final para el capitalismo ya llegó.
Podrían tener actos humanitarios, bondadosos y amablemente diplomáticos los señores Sánchez y Dabdoub, ambos representantes de los empresarios privados de Bolivia, pero lo que representan y personifican, en las relaciones sociales de producción, es al capital y sus objetivos de acumulación mediante la explotación del trabajo. Las organizaciones empresariales tuvieron muchos defensores en los gobiernos neoliberales, dictatoriales y nacionalistas, formaron parte de estos gobiernos y aplaudieron al Decreto Supremo 21060 y sus políticas complementarias. Lo inconcebible es pensar que tengan defensores en un gobierno que se postuló como defensor de las mayorías excluidas y explotadas en cuyo seno también están los trabajadores y que el Ministro Luis Arce, tenga amplia coincidencia ideológica y teórica con estas fuerzas conservadoras y defensoras de una teoría económica que, en estos momentos, está haciendo aguas en todo el mundo.
A los funcionarios de gobierno recomendamos tener una lectura más profunda y consciente de lo que ellos llaman “el viejo Marx”, que lean las fuentes originales y no las interpretaciones superficiales. Solo así comprenderán que lo que hay que cambiar son las relaciones sociales capitalistas y no dejarse llevar por los conservadores y reaccionarios al proceso anticapitalista y antiimperialista.
(*) Economista crítico,
Docente Investigador Titular de la UMSA
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