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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

La desigualdad de género empieza en casa



Por: Claire Caín Miller

Es un hecho que a las mujeres se les paga menos que a los hombres en el trabajo y que hacen más quehaceres en casa. Resulta que esos patrones comienzan incluso desde la niñez. Aunque existen señales de que esta brecha se está cerrando, diversos datos muestran que las niñas todavía pasan más tiempo en los quehaceres domésticos que los niños. Además, se les paga menos que a los niños por esas tareas y reciben menos dinero para sus gastos.

Por ejemplo, un análisis reciente descubrió que los chicos de entre 15 y 19 años invierten media hora al día en los quehaceres; las chicas, en cambio, pasan 45 minutos en esa activEe

idad. Aunque ellas invierten mucho menos tiempo en los quehaceres que hace una década, el tiempo que ellos le dedican al trabajo doméstico no ha cambiado considerablemente. Los investigadores sostienen que una de las grandes razones por las que a las mujeres se les paga menos es porque sobre sus hombros recaen más responsabilidades del hogar y se retrasan en sus carreras en comparación con los hombres. Lograr la igualdad, argumentan, requerirá no solo de preparar a las niñas para el trabajo remunerado, sino también enseñarles a los niños a hacer trabajos no remunerados.

 “La mayoría de los niños y las niñas aprende esas habilidades cuando desde pequeños se les inculca la participación en las tareas domésticas”, comentó Sandra Hofferth, socióloga de la Universidad de Maryland, coautora de una investigación reciente y que ha dedicado gran parte de su carrera estudiando cómo pasan su tiempo los niños. “Los progresistas creían que estaban capacitando a sus hijos para que se involucren mucho más en el hogar. Sin embargo, no vemos ninguna evidencia de que la brecha en los quehaceres domésticos haya disminuido”, asegura.

Su investigación se basó en los diarios de la Encuesta del Uso del Tiempo en Estados Unidos de 2003 a 2014 entre 6358 estudiantes de secundaria de 15 a 19 años. Las tareas domésticas incluían cocinar, limpiar, cuidar de las mascotas, hacerse cargo del mantenimiento del jardín, la casa y el automóvil.

Se encontraron diferencias basadas en la educación de los padres. Los hijos de padres con estudios universitarios en general dedican menos tiempo a las tareas domésticas, pero la diferencia casi siempre radica entre las niñas. Las hijas de padres con estudios universitarios pasan un 25% menos tiempo haciendo quehaceres que las hijas de padres que solo estudiaron hasta la secundaria. A pesar de ello, invierten 11 minutos más en esas tareas que los hijos. Los padres con estudios parecen haber cambiado sus expectativas en el caso de sus hijas, pero no de sus hijos, explica Hofferth.

Además, a los niños también se les da más dinero que a las niñas por hacer quehaceres, según un análisis reciente de 10.000 familias que usan BusyKid, una aplicación de tareas domésticas. Los niños que usan la aplicación ganaron el doble que las niñas por hacer tareas domésticas: un promedio de 13,80 dólares a la semana, en comparación con las niñas, cuyo pago fue de 6,71 dólares.
Los niños son más propensos a que se les pague por hacerse cargo de su propia higiene personal como lavarse los dientes o bañarse, según un estudio de la aplicación BusyKid. A las niñas suele pagárseles por limpiar con mayor frecuencia. La brecha de género en los quehaceres de los niños se da en todo el mundo. Una investigación reciente entre niños de 12 años en 16 países de todo el espectro económico, que no incluyó a Estados Unidos, descubrió que en todos los países las niñas pasaron más tiempo en las tareas del hogar que los niños.

Los quehaceres de los hombres y las mujeres tienden a dividirse entre lo que se hace al aire libre y en interiores. Las mujeres hacen la mayoría del trabajo dentro de casa (como cocinar, limpiar y lavar la ropa), mientras que los hombres se dedican más al trabajo en el exterior, como cortar el césped o sacar la basura. Investigaciones anteriores han descubierto que la misma división ocurre con las tareas de los niños. “Los quehaceres en realidad son una práctica para la vida adulta, así que el problema es que solo se perpetúan de una generación a otra”, asevera Christia Spears Brown, profesora de psicología en la Universidad de Kentucky que estudia la niñez y el género.

Pero hay signos de que la brecha de género en las tareas domésticas está comenzando a disminuir, al igual que sucede entre los adultos. En un área en particular (cuidar de otros miembros de la familia, como hermanos o parientes mayores) los niños hacen tanto como las niñas. Los investigadores dicen que esto podría influir en las futuras generaciones, ya que los niños que crecen en familias donde cuidan a otros miembros estarían preparados para ser padres más involucrados con sus hijos.

Los niños y las niñas pasan casi la misma cantidad de tiempo cuidando de miembros de la familia todos los días, según el análisis de Hofferth. Se trata de una brecha que ha disminuido a lo largo de poco más de una década, cuando los niños pasaban casi la mitad del tiempo que las niñas como cuidadores. Los niños están dedicándose más a esta actividad en todo el mundo. En el estudio internacional hubo muy poca diferencia de género en la cantidad de tiempo que los niños pasaron cuidando a otros miembros de la familia, y en un país, Noruega, los niños pasaron más tiempo haciéndolo que las niñas.

En otro estudio de tareas domésticas, con un conjunto más pequeño de datos, hubo pruebas de que la brecha de género en los quehaceres también estaba disminuyendo. Los chicos de 13 a 18 años pasaron poco menos de media hora haciendo quehaceres, mientras que en el caso de las chicas el tiempo fue de poco más de media hora. El cambio se dio entre los varones, que aumentaron el tiempo que dedican a las tareas del hogar un 29% entre 2002 y 2014, mientras que las chicas disminuyeron ese tiempo un 27%, según el Estudio de Pánel de la Dinámica de Ingresos de la Universidad de Michigan, que ha dado seguimiento a un conjunto de familias desde 1968.

Esto refleja el cambio entre los adultos. Los hombres casados ahora invierten 1,1 horas al día haciendo labores del hogar, según descubrió el pánel de Michigan, un pequeño aumento respecto a los 55 minutos que invertían en 1983. El tiempo que pasan las mujeres casadas en estas actividades ha disminuido, pero todavía es el doble que el de los hombres: 2,2 horas al día, menos que las 3,8 horas que invertían antes. Eso demuestra que la crianza de los niños moldea los roles que asumen en la adultez.

Otro estudio encontró que los hijos de madres que trabajan fuera de casa pasan más tiempo haciendo tareas domésticas y cuidando de los niños en la edad adulta. Otra investigación descubrió que la división parental del trabajo, en especial los padres que hacen tareas domésticas, predijo las actitudes de los adultos jóvenes al momento de dividir el trabajo doméstico.

Para las mujeres que son autosuficientes económicamente, los hombres que no comparten la carga de trabajo en el hogar podrían resultar menos atractivos como pareja, según Hofferth, no obstante a clara que sus casas podrían ser más desordenadas: “Las parejas jóvenes probablemente subcontratan el trabajo doméstico o viven con más caos y desorden que sus padres”.

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