Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Manuel Canelas
En
la parte final de la entrevista que María Galindo le hizo a la diputada del
partido demócrata por Cochabamba Claudia Mallón se responde a esta pregunta.
Interrogada sobre el proyecto demócrata para Cochabamba responde que no existe,
que no hay debate interno, que esa organización no tiene ideología y que,
además, a pesar de haber ganado las elecciones municipales en la capital
valluna nunca hubo interés en construir un proyecto.
Pero
Claudia Mallón no es una anécdota. Otros altos dirigentes del partido verde
cruceño como Sergio Coca o José M. Padilla, íntimos amigos y colaboradores del
exalcalde José María Leyes, han dicho cosas parecidas. Han denunciado la pésima
gestión de su, a estas alturas, exíntimo amigo Leyes y la injerencia desde la
cúpula demócrata de Santa Cruz sobre la Alcaldía y sobre el inexistente partido
en Cochabamba. Hace muy pocos días, de hecho, desapareció el Ejecutivo
Departamental y sus miembros fueron presionados para renunciar o los
renunciaron sin haber tenido previa notificación. Hay una gestora temporal, de
menos de 10 miembros: leales todos a Rubén Costas, acusados de malos manejos y
destituidos de la Alcaldía de Cochabamba bajo mando de la demócrata Karen
Suárez.
En
diciembre del año pasado Rubén Costas presentó 11 tesis que, según él, eran el
esqueleto de su visión de país. Incorporaba, con la debilidad intelectual que
caracteriza a esta organización, cierta idea republicana prestada de su amigo
Mauricio Macri…, que no vive su mejor momento. El esqueleto resultó bastante
precario ya que a partir de entonces nadie más ha tenido noticia de esta
propuesta. No es difícil ver que lo que es una anécdota en el partido demócrata
es Bolivia y que una de las ficciones que la desastrosa gestión en Cochabamba
derrumba es que el partido de Rubén Costas es un partido nacional, nunca lo ha
sido y, probablemente, nunca ha querido serlo.
Gobernar
la tercera capital del eje central era una oportunidad inmejorable para
extender y fortalecer el proyecto, ampliar sus apoyos, demostrar que fuera de Santa
Cruz había algo que decirle al país. Rubén Costas sabe que, a pesar de estar en
política más de 20 años y casi 15 como Gobernador del departamento más grande
del país y puntero del crecimiento económico, nadie en este país lo ve como un
líder nacional. Ni siquiera en su feudo le gana a Evo Morales cuando las
encuestas preguntan quién puede conducir mejor Bolivia; fuera de Santa Cruz los
porcentajes de apoyo superan con dificultad el 5%. Esos números ya mostraban de
manera constante la falsedad de la hipótesis nacional de Demócratas y el
aquelarre de corrupción de la Alcaldía de Cochabamba le pone un epitafio.
¿Qué
hacer? Rubén Costas y su núcleo de poder cruceño se estarán preguntando lo
mismo que Lenin. Tienen una emergencia nueva, por primera vez su proyecto tiene
problemas en el único territorio que les importa, Santa Cruz. No tienen
concejales ni figuras fuertes en la capital, Costas no va a repetir como
candidato a la Gobernación y no asoma sucesor potable, Percy amenaza con
apostar al departamento y se va conformando una fuerte crítica promovida por
figuras como Branko Marinkovic con buen predicamento en la juventud,
asediándolos desde esa orilla. ¿Qué hacer ante ese escenario? ¿Apostar por una
candidatura propia nacional y terminar de mostrarle a los bolivianos que no
tienen nada que decirle al país? O bien, algo mucho más astuto y que les
permite esconder los cimientos frágiles en los que se asienta su organización,
¿encontrar, de nuevo, un candidato paceño al que venderle el humo de que son el
único partido opositor nacional para asegurar así el control político de las
listas parlamentarias y de la alianza?
El
partido demócrata de Santa Cruz cada elección nacional espera a Godot. Siempre
llega alguien, pero no a quien esperan en vista de los resultados obtenidos.
Sin embargo, de todas esas alianzas siempre es el otro quien sale perdedor y
son ellos los que mantienen su ficción nacional viva. Eso no habla bien de la
inteligencia política del liderazgo paceño en la oposición. Creen que saltar a
lo nacional sin la red demócrata es temerario, luego saltan y la red se retira
oportunamente; que se lo pregunten a Samuel Doria Medina.
Esta
elección no es distinta en cuanto a la espera, pero sí lo es por la urgencia
antes mencionada: el horizonte de poder en Santa Cruz peligra si no se logra
antes un éxito nacional a través de algún liderazgo externo del que ellos
manifiestamente carecen. Sin embargo, parece que en esta ocasión ocurre algo
distinto, se asoma Godot por una esquina de la representación teatral de la
oposición nacional. Habrá que ver si el esperado protagonista se cree el cuento
nacional de Rubén Costas, y termina siendo rehén de esa trama Frankenstein que
se está urdiendo, o bien le es fiel al texto de Samuel Beckett y simplemente se
hace esperar.
Viceministro de Planificación
Viceministro de Planificación
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