Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Omar Rilver Velasco Portillo
Haciendo un paréntesis a los temas económicos cotidianos, me tomo la licencia de comentar sobre los recientes anuncios entorno a la demanda marítima interpuesta por Bolivia contra Chile como un ciudadano más, expectante del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que será difundido el 1 de octubre. Ese día pasará a la historia nacional como una fecha inolvidable, después de una larga espera de cinco años, tres meses y 19 días.
A partir de ahora comienzan a barajarse distintos escenarios. En el supuesto de que la CIJ le dé la razón a Chile, el Gobierno trasandino dará por cerrado el asunto. En el otro extremo, Chile se prepara para lo que podría ser el mayor fracaso de su política exterior de los últimos tiempos, puesto que un fallo favorable para el país implicaría el reconocimiento internacional, total o parcial, de un asunto pendiente con Bolivia.
Los comentarios y anuncios del presidente chileno, Sebastián Piñera, y de su canciller, Roberto Ampuero, revelan las probables acciones que el Gobierno de Chile podría asumir en los próximos meses. Si Santiago se niega a acatar un fallo que establezca que Chile tiene la obligación de negociar una salida soberana al mar para Bolivia, quedará en evidencia que no cumple los dictámenes de tribunales internacionales. Inmediatamente después habría que preguntarse ¿por qué entonces presentar otra demanda en la misma CIJ por las aguas del Silala? Sus gobernantes insisten en que Chile sí respeta los acuerdos internacionales, y exigen más bien a Bolivia cumplir con el Tratado de 1904.
Si para Chile acatar el fallo de la CIJ conllevaría ceder territorio nacional, cosa que según el Mandatario chileno no es posible porque la Constitución Política de su país no lo permite, ¿por qué entonces el propio Piñera aceptó en 2014 ceder 50.000 km2 de soberanía marítima en favor de Perú, superficie similar al territorio continental de Costa Rica, en concordancia con lo establecido por otro fallo de la CIJ? ¿No es acaso otra contracción?
Otra inquietud y contracción evidente es ¿cómo evitar que la unidad se resquebraje en Chile luego del fallo? Aparentemente una sentencia negativa para la nación vecina generaría intranquilidad en las filas del Gobierno, y por eso han llamado a la calma en espera del fallo. Voces disonantes al gobierno de Piñera han mostrado su simpatía por el lema “Mar para Bolivia” y podrían rebrotar con mayor intensidad en segmentos menos conservadores de la sociedad, dejando aislada a la oligarquía. Pero la preocupación mayor pasa por explicar a la población chilena que Bolivia no ganó la demanda que interpuso en la CIJ. Algo así como no nos ganaron, nosotros perdimos.
El fracaso de la diplomacia chilena comenzó desde el momento en que impugnó, sin éxito, la competencia del Tribunal de La Haya. Otro fracaso radica en su obstinada estrategia de aferrarse al cumplimiento del Tratado de 1904, en lugar de defender sus actos diplomáticos, que por más de un siglo evidenciaban que Chile tenía compromisos pendientes con Bolivia. La improvisación de esa defensa se vio reflejada en el cambio frecuente de sus cancilleres, agentes ante la CIJ y de su estrategia a lo largo del proceso.
En cuanto a Bolivia, tampoco conocemos cuál será la estrategia de la diplomacia nacional, pero sea cual fuese, debemos continuar la exitosa campaña realizada en busca de apoyo internacional. A la fecha más de 48 jefes de Estado y 19 personalidades mundiales se han pronunciado en favor de la causa boliviana, y se debe continuar esta tarea hasta lograr que la presión internacional obligue a Chile a cumplir sus compromisos asumidos.
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