Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Un informe de la ONU revela que en Ruanda no hubo solamente un
genocidio, sino dos. La lucha por los recursos del este del Congo produjo una
rivalidad entre Francia y Estados Unidos, que llevó a ambos a financiar
guerrillas que cometieron los genocidios de las comunidades tutsis y hutus
sobre la base de la rivalidad étnica y con la complicidad de Ruanda y Uganda.
La única responsabilidad que Estados Unidos reconoce en la masacre de
miembros de la etnia tutsi, ocurrida en Ruanda en 1994 y que dejó 800.000
muertos en tres meses, está relacionada solamente con la inacción, ya que
Washington lamenta no haber llegado a tiempo para detener lo que las Naciones
Unidas (ONU) denominó "el genocidio del pueblo tutsi".
Sin embargo, archivos desclasificados fechados cuatro meses antes de la
masacre, demuestran que la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA) había
informado al Departamento de Estado de que civiles de la etnia hutu se estaban
armando para cometer una masacre en todo el territorio de Ruanda, la cual
comenzó cuando un misil derribó el avión en el que viajaba el presidente
ruandés Juvenal Habyarimana.
En solo tres meses unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron
asesinados a machetazos y martillazos por varones del pueblo hutu. El Tribunal
Internacional de La Haya investigó este genocidio y descubrió que Francia lo
había promovido bajo el nombre de Operación Turquesa.
Sin embargo, el Tribunal de La Haya no prosiguió con el juicio y le puso
punto final al acusar a los hutus de asesinar tutsis. De esta manera, solamente
Francia apareció como la única potencia responsable, salvando la imagen de
Estados Unidos y del actual presidente ruandés, Paul Kagame, que se presenta a
sí mismo como el pacificador de Ruanda, cuando en realidad es una de las partes
fundamentales del origen de las masacres.
Pero a fines de la semana pasada, hubo una vuelta de tuerca que cambió
la visión de los macabros hechos sucedidos desde 1990 hasta el presente en la
región de los grandes lagos africanos.
Doble genocidio
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay,
publicó un informe —en 2010— en el que se acusa a las fuerzas militares del
presidente de Ruanda Paul Kagame, de cometer "ataques sistemáticos y
generalizados que podrían constituir crímenes de genocidio" contra la
población hutu en el este de la República Democrática del Congo, entre 1993 y
2003.
De esta manera, la ONU está
reconociendo la posibilidad de un segundo genocidio, ocultado hasta ahora por
el organismo, pero denunciado por decenas de organizaciones no gubernamentales
(ONG) que operan en el Congo.
La ONU dejó abierta la posibilidad de que un tribunal internacional juzgue si el término correcto de la masacre de los hutus es genocidio, pero el documento es inflexible al señalar la participación de Kagame, cuya guerrilla estaba financiada por Estados Unidos.
El informe no acusa directamente a Washington, pero numerosas denuncias
de ONG, archivos desclasificados y varios indicios llevan a la conclusión de
que Kagame seguía manteniendo el apoyo de Estados Unidos a pesar de las
masacres y de las constantes invasiones al Congo.
Hasta la publicación del informe, Kagame no solo fue el defensor de los
intereses norteamericanos en la región, sino que junto con el expresidente
español José Luis Rodríguez Zapatero fue designado por el Secretario General de
la ONU Ban Ki Moon, presidente del grupo internacional que impulsará el
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
La reacción de Kagame al informe de la Alta Comisionada fue de tenor
amenazante. Alertó que si la ONU no rectificaba el documento, Ruanda retiraría
las tropas que mantiene en Sudán y en cinco países africanos más.
Inmediatamente, Ban Ki Moon se desplazó hasta Ruanda para convencer a
Kagame de que desista de concretar su amenaza, lo cual pondría en peligro las
misiones de la ONU en países que se encuentran bajo conflictos bélicos.
Pero Kagame ya había sido procesado por genocidio y terrorismo por
tribunales de Francia y España. Además, la exembajadora de Suiza en Argentina,
Carla del Ponte, denunció en su libro 'La caza' que fue desplazada del Tribunal
de La Haya cuando tomó la decisión de procesar a Kagame por crímenes de lesa
humanidad. El Tribunal investigó hasta la masacre de los tutsis, pero no siguió
con la de los hutus, cometida pocos meses después.
Persistiendo en el mismo método de la Escuela de las Américas, con la
que las fuerzas militares norteamericanas formaron dictadores, golpistas y
contrainsurgentes a partir de los años 70 en América Latina, el presidente
ruandés fue entrenado en la década del 80 en la Escuela de Comandantes en
Kansas.
Luego, en 1990, viajó a Uganda para dirigir la guerrilla Frente
Patriótico Ruandés, que pretendía derrocar al entonces presidente de Ruanda,
Juvenal Habyarimana. En esos momentos, Estados Unidos era el principal
proveedor de armas de Uganda.
En tanto, en 1994, recrudecieron los combates entre el Ejército de
Ruanda, dirigido por la mayoritaria etnia hutu y apoyado por Francia, y la
guerrilla de Kagame, financiada por Washington.
Francia había puesto en marcha la Operación Turquesa en respuesta al
ataque de la guerrilla de Kagame desde Uganda. Una vez derribado el avión del
presidente Habyarimana con un misil presuntamente dirigido por Kagame, se llevó
a cabo el genocidio tutsi del cual, de acuerdo con los archivos
desclasificados, tanto Washington como el hombre fuerte ruandés estaban al
corriente.
Entonces, se gestó la reacción, que consistió en dejar actuar a los
hutus, para luego provocar una invasión desde Uganda y expulsarlos hacia el
este del Congo, en la provincia de Kivu. Allí es donde el reciente informe
sitúa el segundo genocidio, en el que murieron entre 200 y 300.000 hutus.
…
EE.UU. vs. Francia
La lucha por el control de la región y de los yacimientos de oro,
diamantes y coltán entre Washington y París fue disfrazada como una inédita
guerra étnica que nunca antes había cobrado mayor relevancia.
Algunos analistas señalan que el Gobierno de Bill Clinton decidió
ocultar la alerta dada por la CIA para poder producir el cambio de régimen en
Ruanda y que pasara definitivamente al área de influencia norteamericana.
De esta manera, los destinos de Ruanda y del este del Congo comenzaron a
ser mayormente determinados por Estados Unidos y sus compañías multinacionales,
que utilizan el coltán para la fabricación de teléfonos celulares, computadoras
y también para la industria espacial.
Varias ONG estiman que además de los hutus asesinados, la guerra entre
tropas ruandesas, congoleñas y las guerrillas produjeron entre 4 y 5 millones de
muertos desde 1996 hasta la fecha.
La rivalidad entre París y Washington por el control de la región llegó
hasta 2009, cuando el expresidente francés Nicolás Sarkozy hizo un gesto a sus
aliados norteamericanos al sugerir que el Congo podría compartir sus riquezas
con Ruanda. Quizás por su política exterior pronorteamericana o por el avance
de un tercer competidor –China–, Sarkozy distendió la lucha entre empresas y
Ejércitos al servicio de Francia, con los Estados Unidos.
La reacción de Uganda al informe de la ONU fue similar a la de Kagame,
ya que amenazó con retirar sus tropas de Somalia, las cuales son vitales para
Occidente, que busca evitar la consolidación de un Gobierno islámico vinculado
con Al Qaeda.
Sin embargo, a pesar del avance de la Alta Comisionada en publicar el
hasta ahora velado segundo genocidio, todavía falta que un tribunal juzgue el
grado de responsabilidad de los militares norteamericanos que financiaron la
guerrilla de Kagame y, además, las crueldades y las violaciones masivas cometidas
por los Cascos Azules de la ONU y por las guerrillas dirigidas por Ruanda y el
Ejército del Congo.
Aunque las secuelas de tanta atrocidad sean irreversibles, un esbozo de
justicia y pacificación les darían un poco más de credibilidad a las fallidas
misiones de la ONU y llevarían aunque sea algo de paz al alma de tan
desdichadas poblaciones, que son víctimas de la guerra por la disputa de sus
recursos entre las compañías multinacionales y las potencias.
artículo completo en: http://actualidad.rt.com/expertos/osuna/view/124604-anos-genocidio-ruanda-responsabilidades-francia-eeuu
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