Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Freddy Morales
Con entusiasmo, la oposición política y mediática boliviana corea las consignas internacionales contra el Gobierno de Venezuela. La principal es que se trata de una dictadura. De pronto les quita el sueño la democracia ajena y apoyan a un diputado que se autoproclamó presidente de ese país.
Nada más que sobre la presunta dictadura: El 20 de mayo de 2018 se realizaron elecciones presidenciales en Venezuela. Participaron 16 partidos políticos que apoyaban a seis candidatos. Tres partidos de la oposición decidieron no participar. Nicolás Maduro obtuvo 6.248.864 votos, el 67.84%. El segundo candidato más votado fue Henri Falcón con 1.927.958 votos (20.93%). Maduro ganó con el 31.7% del Padrón Electoral, lo que ahora se critica y se intenta atribuir falta de legitimidad. Pero en Argentina Mauricio Macri ganó con el 26,5% del padrón de su país, Donald Trump con el 27,3% y Sebastián Piñera de Chile con el 26,5%, y a ellos no los cuestionan.
En Venezuela, en mayo de 2018 participaron del proceso electoral 14 comisiones electorales de 8 países y dos misiones técnicas electorales, entre ellos el exmandatario español Rodríguez Zapatero, el expresidente del senado francés Jean-Pierre Bel y el excomisario europeo Markos Kyprianou. Todos consideraron impecables las elecciones. Se realizaron 18 auditorías al sistema automatizado. Los representantes de los candidatos opositores participaron en todas. No se presentó ninguna denuncia concreta de fraude.
Esas elecciones se realizaron con el mismo sistema electoral de las elecciones parlamentarias de 2015, cuando ganó la oposición venezolana (donde resultó electo Juan Guaidó, autoproclamado presidente de Venezuela el 23 de enero y aplaudido por la oposición política y mediática boliviana).
Las elecciones presidenciales de mayo de 2018 fueron precedidas por un largo proceso de negociación entre gobierno y oposición, entre ellos Julio Borges, Timoteo Zambrano y Manuel Rosales de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), realizado en República Dominicana, donde se llegó a un acuerdo de seis puntos sobre las condiciones para la elección presidencial. Al momento de firmar el acuerdo, la oposición rechazó el documento oficial y presentó otro, lo que llevó a la ruptura anunciada por el presidente dominicano, Danilo Medina, el 8 de febrero de 2018. En esas negociaciones participaron seis países como garantes mediante sus cancilleres, entre ellos, Chile y Bolivia.
La oposición política y mediática boliviana por supuesto no menciona estos hechos. A lo máximo que llegó, en la etapa previa de las recientes elecciones primarias, fue a anunciar que no cometería el error de la oposición venezolana, que se retiró de las elecciones y dejó expedito el camino a la reelección de Nicolás Maduro, lo que, sin embargo, ya constituye un reconocimiento de que Maduro ganó esas elecciones.
A la oposición política y mediática nacional no le interesa la carestía, las penurias, ni la democracia en Venezuela. Le interesa apoyar el golpe de Estado allá, para tener alguna opción aquí. Aplaudieron o callaron ante los golpes de Estado en Paraguay, Guatemala y Brasil a gobiernos progresistas. Y confían que Estados Unidos les resolverá, también, jugando sucio, lo que ellos no pueden hacer: jugar limpio a la democracia.
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios