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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

El nacimiento del Estado Plurinacional de Bolivia


Antropología y Asamblea Constituyente (fragmentos)
Por: Salvador Shavelzon
El 6 de agosto de 2006 se inauguraba la Asamblea Constituyente en Sucre, la “Ciudad Blanca”, capital formal de Bolivia y sede del poder judicial. Se cuenta que los empleados a cargo de la seguridad del acto pidieron a un grupo de cholitas, campesinas de pollera, manta y sombrero, que se levantaran del suelo donde esperaban porque por allí pasarían los constituyentes. Ellas se levantaron pero no para retirarse, sino para participar del desfile: eran las mujeres constituyentes. Se trataba de la llegada al estado de nuevos actores, indígenas, campesinos, inesperados para la mirada rápida de los empleados de seguridad, de acuerdo con cómo habían sido las cosas hasta entonces. Este sería gran meta-tema de la Asamblea: la mayoría del pueblo, ahora en el Estado y con la mayoría en la Asamblea.
El 18 de diciembre de 2005, Evo Morales accede a la presidencia de Bolivia con el 54% de los votos, el porcentaje más alto desde la vuelta a la democracia en 1982 y también la primera vez desde entonces que un presidente asume el Gobierno sin recurrir a pactos parlamentarios. Lo hace con el partido MAS (Movimiento Al Socialismo), que no era un partido de tipo clásico sino la expresión partidaria del Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (ipsp) formado por el sindicalismo campesino del país, y que accede a esa sigla cedida por un partido político activo en décadas anteriores, como forma de sortear el requisito burocrático de la justicia electoral. Pero el MAS-IPSP cobraría vida propia, más allá de la sigla y también de los sindicatos del campo, sumando fuerza política a partir del impulso inicial de los productores de hoja de coca del trópico de Cochabamba, que comenzaron a disputar elecciones locales en 1997 y fueron sumando el apoyo de sectores de izquierda, indígenas y sociales, protagonistas de las movilizaciones en la política boliviana reciente, en calles y carreteras, en marchas, bloqueos, huelgas de hambre y enfrentamientos con el ejército; también con un progresivo apoyo del voto y apoyo de las ciudades.
Los campesinos sindicalizados que con sus aliados asumieron desde la década del ‘90 la discusión del Estado –con la creación del MAS como corolario– se constituyeron en sujeto político clave en un diálogo fluido de intenso contacto y mutuo contagio con un conjunto de organizaciones políticas, sociales y pueblos de distintas visiones, que incluso en algunos casos no tenían al Estado como horizonte o destino de los proyectos políticos. El encuentro de los indígenas con el Estado era así, al mismo tiempo, el encuentro de distintos indígenas; de indígenas y campesinos, de organizaciones, partidos, pueblos y movimientos; de sindicatos no indígenas, de dependencias públicas, viejos y nuevos militantes de izquierda, asesores y representantes políticos que a favor o en contra del espíritu liberal del derecho estatal, como proyecto de reforma o como canalización de una fuerza ancestral descolonizadora, daban lugar a las tensiones entre el Estado y formas indígenas no estatales, “salvajes” desde el punto de vista de la codificación burocrática, con un lugar para la Pachamama y relaciones comunitarias o indígenas amazónicas distintas al individualismo moderno, que entrarían en la Asamblea Constituyente, y que formaban parte de la composición de fuerzas de cambio que buscaban al mismo tiempo crear un nuevo tipo de Estado y fortalecer o poner en funcionamiento el existente.
El MAS-IPSP abría un escenario constituyente que para nada se reducía a los intereses de cocaleros y nuevas autoridades estatales. Se abrían las puertas, más bien, para que caminos políticos de distintas procedencias, tendencias y destinos se expresaran, incluso algunos con signo opositor al Gobierno. Así debemos entender la fuerza de demandas y organizaciones indígenas que, con la alianza y complicidad del MAS, ocuparían un importante espacio. Su lugar en el proceso constituyente remitía a las marchas indígenas de las tierras bajas del Oriente iniciadas en 1990, que los relatos de antecedentes de la Asamblea Constituyente siempre reconocían. Estas marchas marcarían una nueva fase política en la que lo indígena ya no saldría del primer plano de la política nacional, junto con la exigencia de sus derechos territoriales y políticos. Los pueblos indígenas minoritarios desde ese entonces buscarían la convocatoria a una Asamblea Constituyente que después sería una consigna también defendida por las organizaciones sociales de las tierras altas, a las que los pueblos de Oriente se irían acercando y finalmente también del MAS, con Evo Morales asumiendo el carácter de primer presidente indígena y sumándose a la propuesta de Asamblea Constituyente, que al mismo tiempo la fuerza de su partido posibilitaba.
Después de las marchas de 1990 (“por el Territorio y la Dignidad”), 1996 (“por el Territorio, el Desarrollo y la Participación Política de los Pueblos Indígenas”) y 2000 (“por Tierra, Territorio y Recursos Naturales”), en la marcha de 2002 (“por la Soberanía Popular, el Territorio y los Recursos Naturales”) fue cuando muchos sitúan el encuentro de los pueblos indígenas de tierras bajas con los pueblos indígenas de tierras altas. En esa oportunidad se expresó la solidaridad aymara plurinacional cuando conamaq (Confederación Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu) fue al encuentro de los pueblos organizados en la cidob (primero llamada Central Indígena del Oriente Boliviano, luego Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia, al incluir también otros pueblos), que una vez más marchaban desde las tierras bajas. Hubo encuentros anteriores entre los distintos pueblos indígenas y campesinos de Bolivia, como el de 1992, por la preparación de actividades por el quinto centenario del inicio de la conquista europea de América, pero 2002 fue un marco.
Del encuentro de las organizaciones matrices indígenas de tierras altas y bajas, con las organizaciones sindicales de campesinos y colonizadores que habían formado el MAS-IPSP, surgiría el Pacto de Unidad, formado entre la salida de Sánchez de Lozada y la llegada de Evo Morales a la presidencia. Sería desde este espacio desde donde se elaboraría la propuesta de Constitución que fue asumida como base para el trabajo por los constituyentes del MAS en varias comisiones. En esta propuesta (Pacto de Unidad [2006], con nueva versión de 2007) se traducía la llamada “agenda de octubre”, surgida en las jornadas conocidas como “Guerra del Gas”, concluidas con la huída a Estados Unidos del presidente Gonzalo (“Goni”) Sánchez de Lozada, con muertes de manifestantes luego del intento de venta de gas a Estados Unidos por puertos de Chile.
Octubre de 2003 quedaría marcado como el punto más intenso del avance de los movimientos sociales y quiebre de la hegemonía neoliberal sustentada por los partidos políticos que el triunfo del MAS-IPSPsepultaba. Esta agenda comenzaba a ser cumplida por Evo Morales al iniciar su Gobierno con la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, aprobada en el mes de marzo, y con la nacionalización de los hidrocarburos, del 1 de mayo de 2006. El Pacto de Unidad desarrollaba más esta agenda, en su propuesta de Constitución, proponiendo el control de los recursos naturales para el pueblo, y temas venidos de lo indígena comunitario como la autonomía indígena y campesina, la eliminación del latifundio, derechos colectivos para los pueblos indígenas y control de sus territorios, representación directa en el parlamento y pluralismo jurídico.
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