Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Xavier Corrales
Tras
dejar atrás los fuertes y diarios enfrentamientos de manifestantes con
carabineros en Santiago de Chile y Valparaíso, y las manifestaciones y
concentraciones pacíficas en La Serena, Iquique y Arica, llegué a La Paz,
Bolivia.
Frío por
los 3.800 metros y mal de altura, pero carencia de disturbios y ni siquiera el
rastro de las pintadas en las paredes y monumentos saturados de color e
imaginación en Chile (muchas iglesias con eslóganes contra la pederastia). Los
embotellamientos de micros y coches particulares son constantes en la capital,
pero destaca la espectacular arquitectura de Mi Teleférico que une el
socavón de La Paz, con los 4.100 metros de El Alto, la pujante segunda ciudad
del país con una población rondado el millón de habitantes. Con sus ya
terminadas diez líneas en funcionamiento, es la red de teleféricos de
transporte humano más larga del mundo, con una frecuencia entre cabinas de unos
segundos, silenciosa, segura, y con un diseño de estaciones funcional y
vanguardista. Para el turista es un lujo contemplar desde lo alto y sobre las
azoteas de cinco pisos la panorámica de dos enormes ciudades con el imponente
Illimani (6.460 metros) de nieves perpetuas, a tiro de foto sin zoom, por unos
céntimos de euro.
Mi
Teleférico es una de las tantas cosas por las que Evo Morales ya merece
pasar a la historia de este país históricamente empobrecido desde la Colonia
pese, o precisamente, por sus inmensas riquezas minerales. Bolivia ha sido un
país marcado desde la Conquista por la minería, y si hay un Departamento que
representa esto como ningún otro, este es el de Potosí. Eduardo Galeano
escribió: «esta ciudad condenada a la nostalgia, atormentada por la miseria y
el frío, es todavía una herida abierta del sistema colonial en América: una
acusación. El mundo tendría que empezar por pedirle disculpas». La decisión del
indígena-presidente de que el sector minero contribuyera para financiar sus
políticas sociales, ha sido clave para que la pobreza se contrajera del 60,6 al
34,6% durante su mandato, con una reducción en la pobreza extrema del 38,2 al
15,2%. El propio Financial Times reconoció que la política del
gobierno de Morales había llevado al país a triplica la economía boliviana al
tiempo que se había logrado un récord en reservas de divisas.
Bolivia
es la principal proveedora de tungsteno, hierro y antimonio a Estados Unidos, y
una de las más importantes de cobre, plata, oro y zinc. Sin embargo, las
relaciones comerciales entre ambos países se han visto notablemente afectadas
por el creciente papel de China en la región: el 21% de las importaciones del
país provienen del gigante asiático (que es hoy además su principal acreedor),
mientras solo el 7,5% lo hacen de Estados Unidos. Pero lo más determinante es
el litio. El pintoresco y turístico Salar de Uyuni contiene 21 millones de
toneladas de litio, el 70% de las reservas mundiales. La demanda de este
mineral se duplicará para 2025. Ese año aparecía en la agenda del gobierno
boliviano, coincidiendo con el 200 aniversario de la independencia del país, el
completar un primer proceso de industrialización, con el litio como parte
sustancial, pero su extracción requiere de nuevas técnicas para adaptarse a la
altura y humedad que obstaculizan los sistemas de evaporación. China tenía
posiciones mineras en las salinas de litio y ofrecía mejor tecnología y más
ingresos para el país que otras empresas occidentales. El lunes 11 de
noviembre, mientras el presidente Evo Morales partía para México tras la
amenaza golpista del ejército, las acciones de Tesla (coches con baterías de
litio) se disparaban un 2,36%. Hay pruebas de que los Estados Unidos y otras
potencias estaban detrás del golpe de estado, junto a sectores de la oligarquía
boliviana.
También
la jerarquía católica puso su granito de arena. Tras mandar a las catacumbas
del cardenal indígena, Toribio Ticona, la rancia jerarquía blanca, señorial y
pro Comité Civico, tachaba a los gobiernos «populistas» como de amenaza a la
paz hemisférica. Los sermones de Gualberti, obispo de Santa Cruz, alentaron
junto a la radio Erbol a los portavoces de la campaña golpista. La semana de la
presentación de candidaturas para las elecciones del próximo 3 de Mayo, la
homilía de Gualberti estuvo dirigida a implorar a los partidos de la derecha a
unirse en un frente común: «tiene que primar, incluso por encima de las justas
aspiraciones, la salvaguarda de la democracia y de la unidad alrededor de
programas comunes, evitando la dispersión y el peligro de recaer en sistemas
autoritarios» -proclamó desde el púlpito refiriéndose al MAS de Morales. La
Iglesia no se conmueve por las numerosas muertes de pobres indígenas a balazos,
pero tiembla ante la posible derrota de una parte de su linaje privilegiado y
racista durante siglos.
Los medios
suelen ocultar que la presidenta interina Jeanine Áñez es una ferviente
militante de una iglesia evangélica, religión que cuenta con un 18 % de fieles
en el país bien organizados y que presentaron a un candidato a las elecciones
presidenciales, emulador del brasileño Bolsonaro, que obtuvo un 8% de los
votos.
Divididos
en cinco coaliciones electorales de derecha y una de centro, todos estarían en
contra del MAS, más que probable triunfador en la primera vuelta en Mayo, de
cara a una segunda si éste no obtiene más de un 40% de votos y le sacan más del
10% a la segunda candidatura.
Mientras
tanto, la presidenta ya ha expulsado a los 725 médicos cubanos que atendían en
las zonas más desprotegidas donde sus colegas bolivianos se niegan a
instalarse, a lo que el canciller cubano replicó que Añez debería «explicar al
pueblo que tras retorno de los brigadistas se han dejado de realizar más de
454.440 atenciones médicas en dos meses, casi 1.000 mujeres no han contado con
asistencia especializada en sus partos y 5.000 intervenciones quirúrgicas y más
de 2.700 cirugías oftalmológicas no se han realizado. No son sólo cifras, son
seres humanos».
Por otro
lado, continúa a diario la persecución política y el encarcelamiento de ex
ministros, dirigentes y posibles candidatos del MAS, mientras los paramilitares
del ultracatólico Camacho, el Macho, el de la biblia y la cruz en el
palacio presidencial, inmunes tras sus actos vandálicos y acosos en Santa Cruz,
aguardan en sus cuarteles de invierno a la espera de que se les vuelva a
convocar como anuncian si la candidatura de Evo como senador es aceptada por el
Tribunal Electoral.
La
sacrosanta OEA, brazo político de los Estados Unidos en América Latina, detectó
irregularidades en 226 mesas electorales, mucho menos del 1% de las 36.000 del
país, y toda la derecha y casi toda la socialdemocracia mundial coreó que hubo
fraude. Incluso si todos esos votos se hubieran contado para la oposición,
igual hubiera ganado el MAS en primera vuelta. Sin embargo estos días, Diego
García-Sayán, el relator enviado por las Naciones Unidas, expresó que «le
preocupa el uso de las instituciones judiciales y fiscales en Bolivia con fines
de persecución política», pero los medios no lo citan y los gobiernos europeos
callan. García-Sayán publicó que «podría haber sido ésta una transición
democrática, pero no, hay persecución política usando a la justicia»,
criticando a su vez «la imprevista postulación de Jeanine Áñez para la
presidencia en los próximos comicios que «golpeó en la médula de una transición
en la que el gobierno habría tenido que ser 100% neutral». En este contexto
delicado, hay razones para concluir que la independencia judicial está bajo
ataque y que el ejercicio libre de la abogacía se encuentra seriamente
afectado», sostuvo en un periódico local.
Morales,
desde su refugio actual en Argentina, coordina la campaña del Movimiento al
Socialismo ante las elecciones presidenciales del 3 de Mayo, cuya propuesta
terminó siendo Luis Arce y David Choquehuanca, los anteriores ministros de
Economía y de Exteriores como presidente y vice presidente, y se ha postulado
como senador por Cochabamba, la región productora de la hoja de coca que se
vende por kilos en cualquier mercado o en bolsitas de mate para curar el mal de
altura de los turistas. Evo ha sido reelegido como presidente de las Seis
Federaciones del Trópico de Cochabamba, la organización que le catapultó a la
política en la década de 1990. Morales ha declarado: «Creo que el pedido de
renuncia que ellos hicieron hacia mí fue por una cuestión de miedo. Yo mismo no
podía entender cómo la COB podía pedir mi renuncia para dar oportunidad a la
derecha. Ese fue un error político de la COB, pero no por las reivindicaciones
sectoriales de las que hablé antes, porque ellos mismos me han propuesto que
sea candidato a presidente, defendieron mi candidatura y se movilizaron por
ella. Hubo un momento en que los tomó el temor y se lanzaron a pedir mi
renuncia. Eso lo van a llevar como un error histórico».
Cincuenta
metros más arriba de desnivel escalonado en la misma calle Pisagua, se
encuentra la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (FENCOMIN). Cuando
llegué había mucha agitación en pasillos y despachos. Un dirigente zanjó las discusiones
e informó que había que desplazarse con rapidez hasta un salón cedido por la
Cámara de Comercio, pues iba haber una rueda de prensa a las 11 de la mañana.
El inicio de la rueda se demoró hasta las 12, pero mientras tanto se
repartieron banderas de la Federación y del Partido Acción Nacional Boliviano,
PAN-BOL, se encasquetaron cascos mineros y varias decenas de trabajadores
posaron para las fotos mientras acudían reporteros y fotógrafos.
La
FENCOMIN había protagonizado huelgas, bloqueos de carreteras y enfrentamientos
con el gobierno en el 2016 en las minas de Oruro. A través de la movilización
pretendían imponer la consolidación de contratos suscritos con empresas
transnacionales modificando el régimen legal en materia de minería y restituir
el proceso de privatizaciones de las áreas mineralógicas. Como en los westerns norteamericanos,
quien encuentra un filón mineral es dueño de él, y así muchos pobres se
hicieron ricos y contrataron a gente humilde a quienes no se les pagaba ningún
tipo de beneficio social, jubilación o seguro de trabajo, gente humilde que
trabajaba en negro y en situación precaria en beneficio de los empresarios
cooperativistas en sociedad con las transnacionales que se llevaban los grandes
beneficios. Tampoco se pagaban impuestos y el gobierno de Morales quiso poner
coto a esto. Resultado de las revueltas: mineros enfrentados, cuatro de ellos
muertos por disparos de la policía y Rodolfo Illanes, viceministro del Interior,
secuestrado, torturado durante horas y asesinado cuando intentaba mediar.
Ahora, en
esa rueda de prensa, se presentaba a Feliciano Mamani, dirigente de los
cooperativistas para la vicepresidencia de la nación, acompañando a Ruth Nina,
que se había postulado para presidenta en las anteriores elecciones por el
partido de derechas obteniendo el 0’65 % de los votos y cero diputados.
Acudieron casi más periodistas que militantes en un acto que me pareció
falsamente obrerista, de propaganda de cara a los medios de comunicación,
prácticamente todos a favor del usurpador gobierno de Jeanine Áñez, que pese a
su promesa al asumir el cargo, también se presenta para seguir presidiendo el
país después del 3 de Mayo.
También
asistí a otro acto pre-electoral, ya que algunos participantes del mismo se
alojaban en mi hotel y me invitaron. Tal como me indicaron, acudí en un micro
hasta El Alto que me dejó a la puerta de la FEJUVE, la Federación de Juntas
Vecinales. Menos de 50 personas y una mesa presidida por el coordinador de la
Federación de El Alto acompañado de representantes de Santa Cruz, Cochabamba y
otras poblaciones. En un ambiente mitinero, retransmitido por una radio de la
ciudad, se proclamaba que los municipios que ellos representaban eran los que
aportaban más riqueza al país y reclamaban, como emprendedores, menos impuestos
para que El Alto se convirtiese en una gran maquila industrial y en
el puerto seco de Bolivia, que perdió su salida al mar en la guerra
contra Chile tras el tratado de paz de 1884. Algunos de los representantes
manifestaron su desacuerdo y hablaron de unidad. Se notaba que eran partidarios
del Evo.
Esa noche
me topé cerca de la plaza Murillo, sede gubernamental, al representante del
acto por Santa Cruz. Tenía pinta de cowboy, botas altas, sombrero alón de
cuero y mascaba coca todo el tiempo. Resultó un arquitecto «hecho a sí mismo
desde la extrema pobreza» que se representaba sólo a sí mismo.
Viajé a
los Yungas y a Cochabamba, donde se advertía poco movimiento político y sí
muchas pintadas en las rocas de las carreteras del tipo EVO SIEMPRE y EVO
CUMPLE. Crucé parte del cocalero Chapare y dejé Santa Cruz, camino de Argentina
en medio de una epidemia de dengue, con decenas de muertos y casi 3.000
infectados.
Siguen
las impugnaciones a la gestión de todos los ministros y altos cargos del
gobierno anterior, en muchos casos con cárcel provisional o arresto
domiciliario, se suspende el programa de desarrollo de la energía nuclear con
fines médicos emprendido con Rusia y Argentina y los gestores del llamado
«golpe del litio», siguen nerviosos porque las encuestas siguen dando como
favoritos a los candidatos del primer presidente indígena del estado
plurinacional de Bolivia, el más pobre del continente americano, pese a su
espectacular crecimiento de los últimos años.
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