Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Héctor Bernardo
Al igual que sucedió con Manuel Zelaya, tras el golpe contra
Evo Morales el reciente anuncio de su proscripción es parte de un libreto que
no fue escrito ni en Honduras ni en Bolivia, sino en Washington. Un texto que
es seguido al pie de la letra por el TSE, la USAID y la OEA en un burdo intento
de que las elecciones del 3 de mayo se transformen en una mascarada democrática
que lave la imagen y dé continuidad al gobierno golpista.
El camino que la derecha antidemocrática ha decidido recorrer
en Bolivia replica los pasos recientemente transitados en Honduras: golpe,
proscripción y fraude.
Como si fuera una nueva versión de una vieja película,
cambian los protagonistas, pero no el libreto. No es casualidad. El burdo texto
no fue escrito ni en Honduras ni en Bolivia, sino en Washington. Una historia
que tiene de trasfondo la Doctrina Monroe, la política neocolonial del imperio
y la participación estelar de la Organización de Estados Americanos (OEA),
encabezada por su secretario general, Luis Almagro. Todos, componentes de una
parodia de democracia que no engaña ni a los sectores más reaccionarios que
buscan con desespero una mentira que les permita justificar su odio a los
procesos populares.
El pasado jueves 20 de febrero, el Tribunal Supremo Electoral
(TSE) de Bolivia anunció la inhabilitación de la candidatura a senadores del
expresidente Evo Morales y del excanciller Diego Pary. El anuncio solo fue un
nuevo paso más en la continuidad del golpe del 10 de noviembre de 2019.
El presidente del TSE, Salvador Romero, argumentó en el
anuncio de la proscripción que se debía a que Morales no reside en el país,
desconociendo de manera grotesca y burda que debió abandonar Bolivia tras el
golpe en su contra porque estaba en riesgo su vida y, como bien señaló uno de
sus abogados, Eugenio Raúl Zaffaroni, si hubiera permanecido en su país lo
hubieran asesinado.
En referencia al anuncio hecho por Romero, Zaffaroni remarcó:
«Ha comenzado el fraude electoral por una vía aviesa». Luego agregó: «Hay una
cuestión de sentido común que no le puede pasar por alto a nadie: Evo Morales
no está fuera de Bolivia por voluntad propia, sino porque se creó una situación
de necesidad, se creó una situación de fuerza mayor, si se quedaba en Bolivia lo
mataban».
Todo indica que la «depuración del Padrón Electoral» que
realiza el TSE es otro de los elementos del burdo fraude.
Cuando se supo de la designación de Salvador Romero al frente
del TSE, Contexto denunció que las nuevas autoridades, presentadas por la
prensa de derecha como garantía de transparencia, no eran otra cosa que la
garantía del fraude articulado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA)
norteamericana.
Salvador Romero, designado por el gobierno de la
autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, aparece en varios cables revelados por
WikiLeaks en los que queda expuesto su estrecho vínculo con el Departamento de
Estado norteamericano y con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (conocida por sus siglas en inglés como USAID).
Es conocido el rol de la USAID (al igual que el de la
Fundación Nacional para la Democracia – NED) como un organismo a través del
cual los servicios de inteligencia norteamericanos (especialmente la CIA)
canalizan fondos o ejecutan operaciones para desestabilizar los procesos
populares o apoyar a sus títeres en el extranjero.
Los cables expuestos por WikiLeaks muestran cómo –al menos
desde 2008– Salvador Romero tenía un estrecho vínculo con funcionarios de la
Embajada norteamericana, cómo era promocionado en charlas contra el gobierno de
Evo Morales auspiciadas por la USAID, y cómo había iniciado una campaña contra
el Movimiento al Socialismo (MAS) para tratar de influir en los siguientes
referendums y en las elecciones presidenciales.
Romero fue caracterizado como un ferviente militante contra
la nueva Constitución de Bolivia que impulsó Morales y fue el propio presidente
boliviano quien por aquella época señaló que la entonces Corte Nacional
Electoral (CNE) era un órgano subordinado a la Embajada de Estados Unidos
–Romero había sido nombrado al frente de ese organismo en 2003 por el entonces
presidente Carlos Mesa, otra de las figuras responsables del golpe del 10 de
noviembre de 2019–.
Bolivia comenzó a recorrer el camino de Honduras, que en 2009
sufrió el golpe de Estado contra Manuel Zelaya, la imposición del gobierno de
facto de Roberto Micheletti, la proscripción de Zelaya y los sucesivos fraudes
(2014 y 2018) respaldados por la OEA que pusieron al frente del gobierno a un
títere de la Casa Blanca: Juan Orlando Hernández.
El 3 de mayo se realizarán las elecciones presidenciales en
Bolivia. Todo indica que el país andino se encamina hacia un nuevo acto de
parodia. Un nuevo paso para darle una mascarada democrática a lo que claramente
es un gobierno golpista, servil a los intereses de Estados Unidos, claramente
racista y profundamente popular.
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