Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
CELAG
Los hallazgos del estudio del
CEPR sobre las elecciones en Bolivia análisis nos permiten afirmar que el
informe preliminar de la OEA no aporta prueba alguna que pudiera resultar
definitiva para demostrar el supuesto “fraude”.
Comparte:
CELAG ha realizado un estudio
detallado del informe de la OEA “Análisis de Integridad Electoral Elecciones
Generales en el Estado Plurinacional de Bolivia 20 de octubre de 2019 –
Hallazgos preliminares. Informe a la Secretaría General”[1] a partir de
análisis propios y retomando los aportes del documento “¿Qué sucedió en el
recuento de votos de las elecciones de Bolivia de 2019? El papel de la Misión
de Observación Electoral de la OEA”[2], elaborado por el Center For Economic
And Policy Research (CEPR).
Los hallazgos del análisis nos
permiten afirmar que el informe preliminar de la OEA no aporta prueba alguna
que pudiera resultar definitiva para demostrar el supuesto “fraude” al que
aludió el secretario general, Luis Almagro, en la sesión del Consejo Permanente
celebrada el 12 de noviembre[3]. Por el contrario, en lugar de atenerse a
realizar una auditoría electoral técnicamente fundamentada, la OEA elaboró un
informe cuestionable para inducir en la opinión pública una deducción falsa:
que el incremento de la brecha a favor de Evo Morales en el tramo final del
conteo fuera ampliándose por causas fraudulentas y no por las características
sociopolíticas y las dinámicas de comportamiento electoral que se dan entre el
mundo rural y el urbano en Bolivia.
Un antecedente a considerar es
que el día 23 de octubre, previo al inicio de la auditoría solicitada por el
Gobierno boliviano y con el cómputo oficial en curso, la Misión Electoral de la
OEA emitió un informe preliminar en el que “recomendó”, sin ningún tipo de
fundamento técnico, la realización de una segunda vuelta electoral como la
“mejor opción”[4].
A continuación, las principales
conclusiones:
Sobre el análisis de la
interrupción del TREP (Transmisión de Resultados Electorales Preliminares). El
informe la OEA omite decir que, como señala el informe del CEPR, la práctica
habitual, anunciada y acordada entre las partes con anterioridad al proceso electoral,
incluía el compromiso de parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de publicar
datos preliminares obtenidos a partir del sistema de transmisión rápida TREP
con una cantidad de actas verificadas del 80% del total. A las 19:40 horas del
20 de octubre, momento en que se detuvo la publicación de resultados, la carga
de datos había alcanzado el 83,85% de las actas verificadas. Tal como señala el
mismo informe, este desempeño del TREP fue similar en los anteriores procesos
electorales bolivianos[5].
Los gráficos del informe de la
OEA sobre el sistema TREP no revelan nada excepto lo que ya sabíamos, esto es,
que se interrumpió la carga de actas en el sistema con el 83,85% de las actas
verificadas, y que luego se retomó. Mientras tanto, los gráficos sobre la ratio
a favor/en contra de Morales sólo apuntalan una conclusión evidente: que, en
las zonas cargadas a última hora de la noche -las zonas rurales- los apoyos de
Morales son muy superiores a los recibidos en las zonas cargadas a primera hora
de la noche.
El informe de la OEA también
introduce afirmaciones arbitrarias, sin fundamento técnico, al usar el término
“inusual” para caracterizar el comportamiento de las tendencias en la carga de
datos: “En el último 5% del cómputo, 290.402 votos fueron contabilizados. De
estos, Morales ganó 175.670, es decir un 60,5% de los votos, mientras Mesa
obtuvo solamente 69.199 votos, es decir, un 23,8%. En otras palabras, en el
último 5% de votación, Morales incrementa el promedio de votación en un 15%
comparado con el 95% anterior”. No es “inusual” que Morales hubiera obtenido
porcentajes de apoyo en torno al 60%, e incluso superiores, en algunas zonas
del país, y principalmente en las zonas rurales de los dos departamentos que se
cargaron últimos: Cochabamba y Oruro. Véase al respecto los resultados de las
elecciones de 2014, en las que en las localidades rurales el MAS obtuvo una
media de 84% de los votos, o las elecciones de 2016 en las que el 71% votó por
el Sí en el Referéndum.
A partir de un ejercicio
matemático riguroso resulta plenamente posible que la proyección de los
resultados del TREP al 100% hubiera resultado en una diferencia a favor de
Morales superior al 10%, lo cual se deriva del hecho de que las zonas de mayor
peso electoral del MAS eran las que estaban menos avanzadas en el cómputo.
Suponiendo que del 16,15% de las actas que faltaban cargar al momento de
detenerse el TREP, un tercio hubieran correspondido a áreas urbanas, tal como
sostuvo el candidato Carlos Mesa, y dos tercios hubieran correspondido a voto
rural, y con la hipótesis conservadora de que Morales hubiera obtenido un apoyo
del 60% en estas zonas, el resultado final hubiera sido 47,3% vs. 36,4%, es
decir, una diferencia de 10,9 puntos. Este resultado es consistente con el que
finalmente se obtuvo del cómputo oficial.
Tal y como constataron las
proyecciones realizadas por el CEPR:
“El recuento de votos oficiales
legalmente vinculantes no se detuvo durante ningún período significativo, y la
tendencia en los resultados en el recuento oficial es muy similar a la
tendencia en los resultados de la transmisión rápida”.
“Los resultados del TREP no
resultan difíciles de justificar ni ‘inusuales’”, como señala la OEA, sino que
“la brecha entre Morales y Mesa se amplió constantemente a medida que avanzaba
el proceso de conteo”.
“Los resultados parciales de la
transmisión rápida hasta el momento de su interrupción predicen un resultado
que es extremadamente cercano a los resultados finales”.
Cabe aclarar que, a pesar de que
la OEA centra principalmente su auditoría en el sistema TREP, el único
resultado vinculante según la legislación boliviana es el que emana del cómputo
oficial de los votos. El sistema TREP, implementado por el país a partir del
año 2016 por recomendación de la propia OEA, tiene un carácter preliminar y no
brinda resultados oficiales. Resulta muy llamativo que el informe haga escasas
y escuetas alusiones al cómputo oficial sin ningún tipo de sustento técnico que
avale las afirmaciones que realiza.
A su vez, de manera poco
rigurosa, la OEA señala en su informe que: “Es previsible suponer que de contar
con más tiempo para procesar mayor documentación se hallaría un número aún
mayor de irregularidades”, lo cual no puede constituir de manera alguna una
demostración fehaciente de la existencia de dichas irregularidades.
Sobre el análisis de una supuesta
falsificación de firmas en las actas del cómputo oficial. Los pocos párrafos en
que el informe de la OEA dedica a analizar este punto se basan en una muestra
no representativa del total de las actas. Se observan única y exclusivamente
333 de las actas (de 34.555), de las cuales 78 (un 0,22% del total) tendría
irregularidades, las cuales no son una muestra aleatoria del total sino todo lo
contrario: constituyen una muestra sesgada por su selección. Tal como señala el
informe: “Para conformar esta muestra, se seleccionaron mesas en las que el MAS
obtuvo el 99% de los votos y las mesas consecutivas, es decir, las del mismo
centro de votación.” Cualquier auditoría rigurosa habría realizado una muestra aleatoria
del conjunto de las actas para poder establecer una conclusión estadísticamente
relevante.
Por último, tal y como nos
recuerda el informe del CEPR, es necesario remarcar que existen en el sistema
electoral boliviano otros mecanismos plenamente vigentes que actuaron durante
todo el proceso para garantizar la transparencia de las elecciones:
207.322 ciudadanos bolivianos
participaron como jurados de votación en esta elección, a razón de seis por
cada mesa electoral. Todos los jurados de votación deben firmar las actas de
escrutinio al finalizar el mismo.
Los delegados de los partidos
políticos participan del escrutinio y avalan el cómputo realizado en cada una
de las 34.555 mesas electorales.
Finalmente: las imágenes de las
actas de conteo están disponibles en línea para cualquier persona que desee
confirmar que la información en las hojas de conteo físico coincide con la
información ingresada en el sistema del cómputo oficial.
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