Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Marco Teruggi
Esta vez fueron campesinos con ponchos rojos, hombres y
mujeres con sombreros, venidos de lejos, de arriba en los altiplanos. Luego se
sumaron de la ciudad del Alto, los que pudieron llegar, otros fueron retenido
al intentar llegar hasta el centro. La Paz ha pasado a ser el escenario de
movilizaciones masivas diarias, cabildos, represiones, un río revuelto contra
un golpe de Estado.
La jornada esta vez terminó sin gases lacrimógenos, ni motos y
los policías y militares se mantuvieron en el habitual cerco a la Plaza
Murillo, centro del poder político nacional, donde se encuentra la sede de
gobierno, el poder legislativo, la vicepresidencia, entre otras
instituciones.
En esas cuadras tuvieron lugar hechos centrales del jueves.
Por un lado, el Senado eligió a una nueva presidenta: Eva Copa, oriunda de la
ciudad de El Alto, al igual que el presidente de la cámara de Diputados elegido
la noche anterior, Sergio Choque. Con la juramentación de ambas nuevas
presidencias, pertenecientes al partido del Movimiento Al Socialismo (MAS),
quien detenta los dos tercios, quedó así redefinida la directiva del poder
legislativo.
En simultáneo, la autoproclamada presidenta Jeanine Añez,
posesionó a cinco ministros más en su gabinete. Dos de ellos, nombrados el día
de ayer, tuvieron declaraciones que alertaron sobre las políticas que llevará
adelante el gobierno nombrado fuera de la Constitución en un intento de
construir una imagen institucional.
El primero fue el ministro de Gobierno transitorio, Arturo
Murillo, quien anunció que emprenderá una “cacería” contra tres ex funcionarios
del gobierno derrocado, Raúl García Linera, Juan Ramón Quintana, Hugo Moldiz,
por “sediciosos”.
La segunda fue la ministra de Comunicación, Roxana Lizarraga,
quien amenazó a los “periodistas o pseudoperiodistas”, tanto nacionales como
internacionales, que hagan “sedición”.
Los pocos anuncios que ha dado el gobierno transitorio, donde
también fueron electos altos mandos de la Fuerza Armada Bolivia y de la Policía
Nacional Boliviana, han sido entonces un redoble de amenazas dentro de un
cuadro general de noticias de represiones, muertos, heridos, enfrentamientos,
militares desplegados en las calles y carreteras.
La estrategia golpista enfrenta una contradicción inevitable.
En efecto, se trata de un golpe de Estado que niega serlo, busca construirse
una institucionalidad fuera de la ley para sostener esa narrativa, pero en los
actos de autoproclamación y anuncios de cacerías a dirigente y periodistas deja
ver su carácter antidemocrático.
Eso ha quedado claro para quienes se movilizan día tras día y
tienen entre sus demandas principales la renuncia de Añez, a quien acusan de golpista
y de racista. Esas razones, junto con el reclamo del retorno de Evo -que no es
homogéneo en las movilizaciones- han puesto en marcha un levantamiento en
diferentes puntos del país en un proceso de confluencia hacia La Paz.
Se espera así que entre el viernes y el sábado lleguen quienes
se movilizan desde zonas rurales del interior del país, como los cocaleros del
Trópico, que este jueves estuvieron en protesta en la ciudad de Cochabamba.
El cuadro se configura así de manera incierta para el golpe de
Estado. Por un lado, debe enfrentar un proceso creciente de movilización
nacional atravesado cada vez más por el clivaje racial: quienes se movilizan
reconocen en la autoproclamada Añez, Fernando Camacho, o Carlos Mesa,
dirigentes contrarios a las naciones indígenas, por su historia larga, reciente
y el atropello a la bandera whipala.
Por otro lado, quienes encabezan el golpe deben resolver la
promesa anunciada: la celebración de elecciones presidenciales en un plazo no
mayor a los noventa días. Ese pazo forma parte de la arquitectura que cuenta
con cuatro pasos centrales: el derrocamiento, la conformación de un nuevo
gobierno transicional, el llamado a elecciones y la celebración de las mismas.
El proceso se encuentra actualmente en el momento de conformación
del gobierno, y se enfrenta a una dificultad: debe nombrar nuevas autoridades
del Tribunal Supremo Electoral, algo que debe proceder a través del poder
legislativo, donde el MAS tiene presidencias y mayorías. ¿Buscará un acuerdo
con quien persigue o avanzará contra el poder legislativo evidenciando aún más
su carácter golpista? ¿El MAS aceptará un acuerdo con el objetivo de lograr un
cauce electoral?
Se espera que las movilizaciones aumenten en los próximos días
con la llegada de quienes vienen de diferentes departamentos del país y la
presencia masiva de El Alto, donde esta noche de jueves se velan los muertos.
Ya se habla de más de diez en el país, y más de doscientos detenidos, una cifra
provisoria y aproximativa en un marco de ruptura del Estado de derecho y
persecución a los periodistas que no cumplen con la orden golpista.
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