Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por Rafael Puente
Gracias a las investigaciones de Alicia Tejada -investigaciones como ésta es lo que necesitamos, y menos discursos incendiarios- ahora sabemos que el Sr. Ostreicher, que entre tanto ha obtenido la libertad condicional, no sólo estuvo rodeado de extorsionadores perversos, hoy descubiertos y en el banquillo de los acusados, sino que tuvo también devotos colaboradores, hasta hoy discretamente olvidados y que merecen el mismo banquillo (¿o será que unos y otros estaban vinculados?).
Parece pues que Don Ostreicher sabía invertir sus millones en algo más que quintales de arroz, y que por ejemplo tenía -se supone que sigue teniendo- tres propiedades agrícolas situadas en el llamado Aserradero Barbery Hermanos, una concesión forestal ubicada en la TCO Gwarayu, que cuenta con un Plan de Ordenamiento Predial ¡y en cuyo interior se puede observar 3.000 hectáreas desmontadas!
Será la justicia la que diga su palabra -ojalá lo haga, y lo haga oportunamente- pero mientras tanto los ciudadanos de a pie tenemos el derecho de hacernos unas cuantas preguntas:
¿Quién y cuándo le vendió a Don Ostreicher esas tres propiedades -“San Bartolo 1”, “San Bartolo 2” y “Los Cusis”- en plena TCO Gwarayu? ¿Y con qué autorización?
¿Quién emitió un Plan de Ordenamiento Predial en un área forestal y con qué intenciones?
¿Quién autorizó el desmonte ilegal de 3.000 hectáreas en plena concesión forestal, o al menos hizo la vista gorda ante tamaña irregularidad?
¿Quién se benefició con todas estas irregularidades?
Y las preguntas que todavía tendremos que plantearnos si Alicia Tejada sigue investigando, que ojalá lo haga. De momento lo que queda claro es que el banquillo de los acusados está poco poblado. Para empezar hay que investigar más profundamente a Don Ostreicher, al que no por haber sido víctima de extorsionadores se lo tiene que considerar automáticamente inocente. Pero además faltan en el banquillo todos los “buenos” que favorecieron a dicho señor -que parecía saber a qué país venía-, como siguen faltando también muchos de los “malos” que se antojaron sus millones -y con cuya existencia sí parece que no contaba el inocente norteamericano-, ya que como bien dijo la presidenta de Diputados sólo se está acusando a mandos intermedios.
Y a propósito de este comentario recordemos las palabras del imputado Boris Villegas: “Que pregunten a mis superiores, mi viceministro y mi ministro, ya que yo siempre me limité a cumplir órdenes”. Por supuesto hay que recordarle al imputado que obedecer órdenes criminales es también un crimen. Pero por otra parte es verdad que tenemos el derecho y la obligación de saber de dónde venían las órdenes que él obedecía. Lo que pasa es que en el caso del Sr. Villegas las órdenes puede que vinieran de un personaje al que expresamente no se quiere investigar, probablemente porque nos está representando nada menos que ante las Naciones Unidas'
Es mucho lo que queda por esclarecer. No basta con que desde el campo gubernamental expresemos la decisión de llegar hasta el final, caiga quien caiga, que no es poco, pero no es suficiente. Efectivamente hay que seguir preguntando a los mandos superiores de esos mandos medios, y además tenemos que aprovechar la ocasión para limpiar departamentos enteros del edificio estatal -¿o es que recién nos estamos enterando de que Dircabi siempre fue una olla de corrupción?- y hacerlo desde la coordinación ente ministerios y la coordinación entre los diferentes órganos del Estado, y aceptando la colaboración de gente de fuera del Estado. Porque está en juego el proceso de cambio como tal, y la sociedad civil, que es también parte de él, no puede quedarse mirando. Aprendamos de Alicia Tejada.
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.
lo felicito me gusto..! especialmente que como le gusta a la prensa derechista solo se habla contra el gobierno y se olvida de los otros artífices de esta novela..! que ahora están muy calladitos..!
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