El 17 de julio de 1980 Bolivia
vivió una de las acciones más sanguinarias e irresponsables de parte de quienes
pensaron que podían gobernar el país por la fuerza y callar con las armas la
voz de un pueblo que lucha por democracia, un pueblo formado por trabajadores
del campo y las ciudades, pueblos y naciones indígenas, estudiantes y sectores
populares comprometidos con la lucha contra las élites e intereses
empresariales que financiaron el golpe aquella época y lo hicieron nuevamente
en noviembre de 2019.
Ese día hace 40 años, el general
Luis García Meza ordenó el ataque contra las oficinas de la Central Obrera
Boliviana que junto a los sectores populares lideraba la lucha en defensa de la
democracia, en muchos casos la historia se repite, ahora la COB y el Pacto de
Unidad (que articula a las organizaciones indígenas originario campesinas del
país) encabezan la lucha por la recuperación de la democracia.
En el ataque de 1980 secuestraron
y torturaron a los líderes sindicales que asistieron a la reunión para definir
las movilizaciones contra el posible golpe militar que lamentablemente se
concretó, uno de los compañeros que fue secuestrado y asesinado fue Marcelo
Quiroga Santa Cruz.
Ese momento se perdió el mando
civil constitucional sobre las Fuerzas Armadas, quienes dieron el golpe a
pedido del dictador Hugo Banzer para frenar el juicio de responsabilidades que
seguía Marcelo Quiroga y como último intento para evitar que la izquierda
asumiera el poder con las elecciones que ganó Hernán Siles el 29 de junio de
1980.
Nuevamente se perdió el mando
civil constitucional sobre el ejército, este 15 de julio se concretó por
decreto un ascenso militar saltando la Constitución Política del Estado, ahora
el ejército está al mando de quienes están dispuestos a pasar sobre la
democracia como lo hicieron hace unas semanas ingresando con uniforme militar a
la Asamblea Legislativa Plurinacional para intimidar a los Asambleístas buscando
que por la presión ratifiquen ese ascenso inconstitucional que debió ser
aprobado por ley.
El país se encuentra en un
momento crítico, estos meses el gobierno de facto destinó grandes recursos en
plena pandemia para equipar al ejército y a la policía, la amenaza la dio el
Ministro de Gobierno Arturo Murillo quien señaló en el programa de Carlos
Valverde que por la fuerza no dejarán que el MAS vuelva al poder en un escenario
electoral que pende de un hilo.
Luego de la mala gestión de la
pandemia, la descarada corrupción del gobierno de Añez y la vergonzosa entrega
de recursos a la banca privada y a los grandes empresarios cruceños, el país
está sumido en una crisis económica que perfila al MAS como posible ganador de
las elecciones que quiere suspender el gobierno golpista.
El 14 de julio fue la primera
movilización nacional luego de las masacres de Sacaba y Senkata, en todo el
país se movilizaron los trabajadores del campo y las ciudades, nuevamente los
pueblos indígenas junto a los obreros y sectores populares del país se están
reorganizando y movilizando para defender las elecciones del 6 de septiembre y
la recuperación de la democracia
Sería un error frustrar el camino
del retorno a la democracia, los golpistas no tienen ningún respaldo popular
luego de la descarada corrupción y nepotismo, un auto golpe militar en este
momento significaría la pérdida de muchas vidas y solo retrasaría el retorno de
la democracia que ya se aproxima con la movilización popular.
Ningún promotor de ese autogolpe
recibiría apoyo internacional y sería considerado responsable de delitos de
lesa humanidad, por eso García Meza terminó en la cárcel al igual que Arce
Gomez.
El camino que queda es el de la
movilización y organización para recuperar la democracia preparados para lo
peor esperando siempre lo mejor.
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