Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Parte
I
Por:
Max Blumenthal (Traducción de Rebeca González)
![]() |
Max Blumenthal |
El líder golpista boliviano Luis
Fernando Camacho es un multimillonario de extrema derecha que surgió de los
movimientos fascistas en la región de Santa Cruz, donde Estados Unidos ha
alentado el separatismo. Ha solicitado el apoyo de Colombia, Brasil y la
oposición venezolana.
Cuando Luis Fernando Camacho irrumpió en el palacio presidencial
abandonado de Bolivia en las horas posteriores a la repentina renuncia del
presidente Evo Morales el 10 de
noviembre, reveló al mundo una facción del país en desacuerdo con el espíritu
plurinacional que su depuesto líder socialista e indígena había presentado. Con
una Biblia en una mano y una bandera nacional en la otra, Camacho inclinó su cabeza en oración sobre el sello presidencial,
cumpliendo su voto de purgar la herencia nativa de su país del gobierno y
“devolver a Dios al Palacio Quemado”.
“La
Pachamama nunca volverá al Palacio”, dijo refiriéndose al espíritu andino de la
Madre Tierra. “Bolivia es de Cristo”.
La oposición de extrema derecha
de Bolivia derrocó al presidente izquierdista Evo Morales ese día, después de
las demandas de renuncia del liderazgo militar del país.
Prácticamente desconocido fuera
de su país, donde nunca había ganado una elección democrática, Camacho entró en el vacío presidencial.
Es un poderoso multimillonario nombrado
en los Papeles de Panamá y un fundamentalista cristiano ultraconservador
preparado por un paramilitar fascista conocido por su violencia racista, con
una base en la rica región separatista
de Santa Cruz de Bolivia.
Camacho proviene
de una familia de élites corporativas que durante mucho tiempo se han
beneficiado de las abundantes reservas de gas natural de Bolivia. Su familia
perdió parte de su riqueza cuando Morales
nacionalizó los recursos del país para financiar sus vastos programas sociales,
que redujeron la pobreza en un 42% y la pobreza extrema en un 60%.
En el período previo al golpe, Camacho se reunió con líderes de
gobiernos de derecha en la región para discutir sus planes para desestabilizar
a Morales. Dos meses antes del golpe, tuiteó: “¡Gracias,
Colombia! ¡Gracias, Venezuela! ”,
inclinándose ante la operación golpista de Juan Guaidó. También reconoció al
gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro, declarando: “¡Gracias Brasil!”
Camacho había
pasado años liderando una organización separatista abiertamente fascista
llamada Unión Juvenil Cruceñista. Grayzone (el sitio web de periodismo de
investigación del que traducimos este artículo) editó los siguientes clips de
un documental histórico promocional que el grupo publicó en sus propias cuentas
de redes sociales:
Mientras Camacho y sus fuerzas de extrema derecha sirvieron como la fuerza
detrás del golpe, sus aliados políticos esperaron para cosechar los beneficios.
El candidato presidencial que la oposición de Bolivia había presentado en las
elecciones de octubre, Carlos Mesa,
es un privatizador “pro-empresarial” con amplios vínculos con Washington. Los
documentos del gobierno de EE.UU. publicados por WikiLeaks revelan que mantuvo correspondencia regular con
funcionarios estadounidenses en sus esfuerzos por desestabilizar a Morales.
Actualmente, Mesa figura como
experto en el Diálogo Interamericano,
un grupo de expertos con sede en Washington D.C. financiado por USAID, el brazo
de poder blando del gobierno de EE.UU., varios gigantes petroleros y una gran
cantidad de corporaciones multinacionales activas en América Latina.
Evo
Morales, ex-agricultor que saltó a la fama en los movimientos
sociales antes de convertirse en el líder del poderoso partido político de base
Movimiento al Socialismo (MAS), fue
el primer líder indígena de Bolivia. Muy popular en las importantes comunidades
indígenas y campesinas del país, ganó numerosas elecciones y referendos
democráticos durante un período de 13 años, a menudo con éxitos arrolladores.
El
20 de octubre, Morales ganó la reelección por más de 600,000 votos, lo que le
dio un poco más del margen del 10% necesario para derrotar al candidato
presidencial opositor Mesa en la primera vuelta.
Los
expertos que hicieron un análisis estadístico de los datos de votación
públicamente disponibles no encontraron evidencia de irregularidades o fraude, pero la
oposición afirmó lo contrario y salió a las calles en semanas de protestas y
disturbios.
Los acontecimientos que
precipitaron la renuncia de Morales
fueron indiscutiblemente violentos. Las pandillas opositoras de derecha
atacaron a numerosos políticos electos del partido gobernante izquierdista MAS. Después saquearon la casa del
presidente Morales mientras incendiaron las casas de varios otros altos
funcionarios. Los familiares de algunos
políticos fueron secuestrados y retenidos como rehenes hasta que renunciaron y
una mujer alcalde socialista fue torturada públicamente por una mafia.
Tras la partida forzada de Morales, los golpistas arrestaron al
presidente y al vicepresidente del cuerpo electoral del gobierno y obligaron a
los otros funcionarios de la organización a renunciar. Los seguidores de Camacho procedieron a quemar banderas de Wiphala, que simbolizan la
población indígena del país y la visión plurinacional de Morales.
La
Organización de Estados Americanos (OEA), una organización
pro-estadounidense fundada por Washington durante la Guerra Fría como una
alianza de países anticomunistas de derecha en América Latina, ayudó a sellar
el golpe de estado boliviano. Pidió nuevas elecciones, alegando que hubo
numerosas irregularidades en la votación del 20 de octubre, sin citar ninguna
evidencia. Después, la OEA
permaneció en silencio cuando Morales
fue derrocado por su ejército y los funcionarios de su partido fueron atacados
y obligados violentamente a renunciar.
“La OEA
permaneció en silencio cuando Morales fue derrocado por su ejército y los
funcionarios de su partido fueron atacados y obligados violentamente a
renunciar.”
Al día siguiente, la Casa Blanca
de Donald Trump alabó con entusiasmo
el golpe y lo proclamó como un “momento significativo para la democracia” y una
“señal fuerte para los regímenes ilegítimos en Venezuela y Nicaragua“.
Parte II
Parte III
Parte IV
Parte V
Parte II
Parte III
Parte IV
Parte V
Síguenos en Facebook: La Escuela Socialista Comunitaria
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios